Pequeña Miss Sunshine

Es una película que se podría definir de alocada, chispeante, chiflada, estimulante y disparatada.

Y es que es una película que destaca por su guión, que es muy original y novedoso a la vez, donde se mezcla el disparate con la sensatez, pero este llevado a su punto máximo de lógica y control, sin llegar a ser forzado, sino de lo más natural. Un bravo por el guionista.

Más que un drama, podría definirse como una comedia dramática, y es que es imposible no llegar a soltar carcajadas por ciertas situaciones o ciertos comentarios que hay durante la película.

Además su ritmo es rapidito, y se pasa rápido esa hora y media que dura, no dejando espacio al aburrimiento y en inútiles exhortaciones alejadas de la película, sino se centra en la película y sigue la línea sin llegar a salirse de ella.

Sobre los actores, poco que decir, porque están todos geniales y en su papel, y saben cual es, desde el más anciano hasta al más joven, y da ganas de seguir viéndoles.

Por ultimo alabar el buen trabajo de Jonathan Dayton, por hacer una gran película y no destrozarla como otros que pillan un guión bueno y se lo cargan por el afán personal.

Probablemente, Pequeña Miss Sunshine pase a la historia del cine como una comedia simpática, como una road movie amena, sin mayores pretensiones. Sin embargo, la singularidad de su factura radica en que la agilidad, la frescura y la sencillez que desprende se desenvuelve cómodamente entre las mesuradas dosis de crítica a determinadas conductas sociales ( competitividad, homofobia, culto al cuerpo,...) que nos rodean en nuestra cotidianeidad y que la película expone de forma llana y explícita, sin tapujos.
No es de extrañar que reconozcamos a alguno o a varios de los miembros de la familia Hoover en nuestro entorno más cercano. Sin duda esta proximidad es la que convierte el trabajo de Dayton y Faris en una pequeña joya cinematográfica.

Como orgulloso perdedor, deseo de todo corazón que ésta película no gane el oscar, será un honor para ella... porque es el mejor reflejo de lo grandiosa que es esta película, sin duda una de las mejores películas de esta nominación.

Demuestra lo falso de los ganadores, y lo importante que es saber perder para seguir levantándose.

Sinceramente, a mí me gustan los finales trágicos y crudos porque representan más fielmente la realidad, mal que nos pese, y las películas happies y desenfadas las suelo dejar de segundo plato, pero me he tenido que rendir ante la vitalidad y la simpatía de esta cinta. Además, a fin de cuentas es un Fuck You escrito con letras de niño y adornado con florecitas. Me parece bien.

El guión aunque se toma algunas licencias (como esa surrealista huida del hospital o lo rápido que se tramita un entierro) es bastante sólido y cada personaje está bien perfilado, de modo que empaticé con todos. El abuelo (Arkin) es un puntazo, el tío (Carrell) tiene la ironía del que ya no tiene nada que perder, la madre (Collette) es la que yo querría para mis hijos, el padre (Kinnear) es el fracasado que se autoengaña a sí mismo, la niña (Breslin) es la prima que no queremos que crezca y el hijo (Dano) un diamante por pulir. Todas las actuaciones son buenísimas pero en especial quiero destacar a Toni Collette que se nota que debe ser madre y a Abigail Breslin, creo que la suya es la mejor actuación infantil que he visto. Para actuar bien tan joven no sólo hace falta talento sino una inteligencia emocional increíble. Ya me dejó flipando en Señales la pitufa ésta. Por cierto, si, con mi edad, fuera actor hubiera matado por el papel del hijo mudo, me conmovió realmente.

Muy recomendable, un homenaje a la familia, una patada a la sociedad actual, acidez y dulzura bien mezcladas y una peli de las que dejan buen sabor de boca en medio de tanta tragedia. A mí me vino bien para dejarme de tanto final triste y acabar una peli con la sonrisa tonta que tanto gratifica.

Durante siglos ha sido la religión, pero ahora aquí han echado mano de los valores. No tengo éxito, pero tengo valores; no tengo dinero, pero tengo valores; no tengo una familia perfecta, pero dentro se encuentran almacenados unos grandes valores... sólo que hay que rascar un poco... o con pico y pala.

Pequeña Miss Sunshine es deliciosa: la orgía de defectos y la falta de poder personal de los personajes hace sentirse más tranquilo al espectador (siempre mantendré esa teoría), llegando a un cierto punto en el que los adoptamos cariñosamente como a mascotas. Todos nos encantan, todos encajan como un guante en la más disparatada y tierna travesía del desierto de Arizona que se haya hecho jamás.

Travesía y vehículo convertidos en medios de esfuerzo personal y búsqueda interior, hasta que la absurda subsociedad que habita la furgoneta se enfrenta al mundo exterior al llegar a su destino. El "choque de civilizaciones" que se produce es brutal, hilarante. Cruel, a la vez que tierno y graciosísimo.