Nos habíamos amado tanto

Es una película super simple que trata sobre la amistad y como cambian las visiones de acuerdo como pasan los años. El tema no es tan importante como el tratamiento que le dá Scola a la dinámica de la película, la música, el cambio maravilloso (sobre todo en esa época) de monocolor a multicolor, con un simple cruce de una plaza. Los tiempos, los silencios, tada la técnica narrativa de Scola está francamente en un nivel no visto antes ni después. No hay efectos especiales ni efectos visuales. Como en todas las películas de Ettore las personas y sus almas son todos los efectos que se necesitan. Hay que verla en silencio y con calma. Cuando termine pueden secar sus lágrimas que no serán de pena sino de emoción.

TESIS: Este film nos habla de la perdida de los ideales a partir del acomodamiento burgués durante los años de la reconstrucción económica, social y política de la Italia post régimen fascista, y como este alejamiento del idealismo repercute en las relaciones afectivas que giran alrededor de estas personas.
Para explicar esto me centrare en el personaje de Gianni, interpretado por Vittorio Gassman, que representa al ferviente idealista de izquierda que lucha por lo que el cree necesario para la evolución de su país y termina preso del poder y la avaricia, convirtiéndose sin buscarlo, en un persona de ultraderecha confinado en su chacra, solo y lleno de remordimientos.

La primera escena de la cinta nos lleva al campo de batalla durante la segunda guerra mundial, donde los partisanos buscan liberar la Italia ocupada por los nazis. Dentro de ese grupo de personas se encuentran: Antonio, un camillero algo ingenuo, humilde y generoso que vive en Roma, Nicola un intelectual, cinéfilo y con valores ideológicos muy fuertes, y el propio Gianni, un estudiante de derecho que se maneja a partir de lo que considera justo y correcto. Precisamente este último es quien toma el valor de salir de su escondite en las montañas para colocar una bomba en el camino donde segundos después pasaría un grupo de soldados alemanes. Gianni sabe lo que quiere, lucha por eso y arriesga su vida por lo que considera un futuro mejor, pero no solo para el, sino para todo el pueblo italiano. Él participa activamente de esa busca del cambio y lo hace a través de sus convicciones e ideales.
Una vez finalizada la guerra, Gianni, al igual que el Antonio y Nicola, vuelve a su ciudad a terminar sus estudios de abogacía. Años mas tarde se rencuentra con Antonio en Roma y se enamora perdidamente de su novia Luciana. Gianni se vuelve vulnerable, no puede controlar lo que siente por esa mujer. Se siente culpable pero no arrepentido.
La relación con Antonio termina mal y él se aleja junto a Luciana de Roma dejando atrás a su amigo y compañero de batalla con el que compartió no solo su amistad sino también sus ideales.
Los valores de Gianni se van transformando progresivamente desde que se dispone a defender a Don Romolo, un alto empresario burgués acusado de varios delitos. Gianni inconscientemente va siendo atrapado por los placeres de ese mundo totalmente diferente al que se imaginaba y luchaba en sus años de juventud. La transformación es imperceptible pero real. El cree seguir siendo el mismo pero la sensación de culpa sigue presente en él. Gianni abandona a Luciana y se casa con Elide, hija de Don Romolo. Sacrifica el amor y la pasión que lo unía a Luciana para acercarse al poder y el dinero de la mano de Elide.
Luego de varios años, Gianni ya era miembro y dictatorial cabeza de la familia de Don Romolo. Pero quería más, Gianni se encontraba dentro de un círculo vicioso y nada parecía satisfacerlo por completo. En su último rencuentro con Antonio, Nicola y Luciana, Gianni le expresa su amor a Luciana, pero ella le confiesa que ya no siente nada por el y que está felizmente casada con Antonio. Gianni se sorprende al recibir esta noticia, se había olvidado que el dinero no lo compra todo y que la felicidad transita por otro camino diferente al del dinero y el poder como único sentido de la vida. Invadido por la culpa y el remordimiento jamás tuvo el coraje de contarles a sus amigos acerca de su nueva vida, no por miedo a recibir criticas y enojos por parte de ellos, sino por sentirse traicionado a sí mismo. Por todo esto, Gianni se convirtió en la representación misma del mecanismo de poder y del arrollador capitalismo de la nueva Italia naciente.