El secreto de Madeleine Collins

El filme de Antoine Barraud nos plantea una trama compleja e interesante. Por una parte hay un puzle que personajes y situaciones que exigen plena atención de un espectador que debe ir encajando las piezas. Por otra nos plantea una situación que se sostiene desde lo insostenible que nos interpela sobre muchas problemáticas : el amor, la identidad, el engaño, el compromiso, la responsabilidad... Una extraordinaria interpretación de Virginia Efire hace que su personaje sea creíble, aunque quizás el personaje podía haber dado más juego si se hubiera entrado más en los matices y menos en salidas un poco forzadas.

Soberbia actuación de una Virgine Efira que ella sola mantiene el peso de la trama durante toda la película.

Cuenta la historia de Judit, una mujer que lleva una doble vida en 2 países diferentes, Francia y Suiza.

El ritmo de la película va de más a menos. Cuando empieza, te engancha y te lleva a pensar que estás ante una de esas historias que no puedes parar de ver hasta que termine, pero en ocasiones pasa por fases de confusión que llevan al espectador a perderse. Sin duda alguna, la primera parte del film, resulta mucho más interesante que la segunda. Aunque tendrás que esperar hasta el final para entender muchas de las cosas que suceden.

Me quedo con la interpretación de su protagonista, que es lo mejor de toda la película y con el doble juego de su vida y su perturbadora mente que hace que no pierdas de vista la pantalla para saber cuál será su siguiente movimiento.

Si quisiera resumirla rápidamente, diría que es una película de las que dan en A3 o TVE los fines de semana después de comer, pero ¡muy bien hecha!
Desde la primera secuencia se percibe la intención de "autor" del director. Todo está rodado con buen gusto y estilo. El guion consigue pasar de puntillas por los momentos más inverosímiles y no caer en los tópicos. Seguiré al dire y a la coguionista.

Tiene 15-20 minutos que te embelesa. No crees lo que estás viendo. Nivel Hitchckock. No por ritmo, contenido y cinematografía, pero si por emociones. Me ha impactado el personaje de Madeleine tremendamente.

Pasada media hora, empiezan a introducir elementos poco cohesionados, que empiezan a hacerte dudar de la historia y de la trama, hasta el punto de perderte y confundirte con lo que te está contando.

Muy bien interpretada, donde Quim Gutierrez lo hace muy bien, con un francés muy autóctono.

La historia claramente va de nivel muy alto a nivel bajísimo, casi sin darte cuenta, y esto la hace en general como una película mediocre.

Desde que leí no sé dónde, en referencia a este film, el término “hitchcockiano”,, me sentí interesado en verla, dada mi veneración al gran mago del suspense, como no podía ser de otra manera.
Naturalmente, resulta harto difícil alcanzar tal grado de brillantez, y cualquier comparación sería más odiosa que nunca, pero desde su comienzo, asisto con intriga a una serie de hechos de difícil comprensión o encaje, con una protagonista -Virginie Efira- superada por una doble vida.
No sabemos cómo ha llegado a ése punto en su vida, o mejor dicho, en sus dos vidas, pero asistimos con intriga al descubrimiento de las distintas capas que cubren su agitada existencia. Virginie, es acompañada en el reparto por nuestro Quim Gutiérrez, y la veterana Jacqueline Bisset, una Virginie que consigue transmitir la angustia del personaje, al cual interpreta con el realismo requerido.
Me mantiene expectante hacia dónde se dirige el film, y cómo se resolverá el mismo, pero el director, y también guionista, consigue hacerme creíble todo lo sucedido, y cerrar bien la historia. No juzguemos antes de tiempo…