A la caza del culpable

Interesante película a medio camino entre el elegante thriller y el más absurdo remake de las películas de Sidney Lumet de los 70s, este “Duda Razonable” se deja ver más que bien a pesar de lo imposible (e ingenuo) de su protesta. A favor tiene una factura impecable, unos actores más que correctos y una historia que engancha pese a su obviedad. Que una película entretenida sea una mala película es posible pero es que además, este “Duda Razonable” es el mejor ejemplo de ello. La música es una agonía, los actores deambulan por escenas carentes de sentido y el thriller es tan falso que asusta. Y a pesar de todo esto, “Duda Razonable” funciona como un perfectamente engrasado reloj de bolsillo. Una película mala, como las de antes, pero entrañable a pesar de todos sus defectos y, sobre todo, entretenida. ¿Se puede pedir más? Por supuesto, se puede pedir menos manipulación, menos formalismo visual, un mejor guión y que no traten al espectador como un idiota de segunda división. Y a pesar de ello, “Duda razonable” sigue siendo algo moderadamente entretenido e incluso más que eso. Es la típica película de sábado por la tarde que consigue rescatarnos de la siesta gracias a una acumulación de trampas. No hay más.

Una buena película que, sin tener giros "sorprendentes", consigue mantenerte pegado a la pantalla captando tu atención en todo momento. Y es que, pese a que te esperas ciertos giros, o al menos los intuyes, consigue mantenerte en tensión. Será debido a la historia quizás, y sobretodo a un genial Samuel L. Jackson, y es que el jodío tiene una pose de malo en la peli magnífica. No es desde luego un thriller de escuela, pero al menos te hace pasar un buen rato.

Es una cinta que entretiene bastante. La intriga que presenta engancha bastante de principio a fin y destaca el buen hacer de algún buen y conocido actor. Pero la realización es bastante torpe, de aficionado, y le falta mucho para considerarse un buen thriller. No está mal para pàsar el rato.

Tenemos un abogado bueno padre de familia que comete un error e intenta arreglarlo y un psicópata con piel de cordero pero psicópata y serial killer al fin y al cabo.
El giro argumental casi se ve desde el principio y te lo ves venir con todo descaro.
Película que si no fuera por Samuel L. Jackson podría pasar por un telefilme de Antena 3.
Con todo, se deja ver.

Un 5.

Peter Howitt, que no ha tenido una carrera muy allá; algún título más o menos famoso, pero no mucho más y, a decir verdad, tampoco es que lo pareciese. Hay dos o tres comedias medio decentes y en esta ocasión dirige una trama a medio camino entre lo judicial y lo criminal. Otra vuelta de tuerca más al tópico del presunto culpable y al cine psicópatas pero la verdad, es que no aporta nada nuevo.
Quieres ser novedoso en un argumento con más giros que la subida a Sierra Nevada que quieren ser originales pero que de puro artificiosos pasan a ser inanes, repetitivos y aburridos. Llegan a ser arbitrarios. Las cosas pasan porque sí, porque le viene bien al guionista y santas pascuas.
Ante esto, al bueno del director no se le ocurre otra cosa que poner la música a toda pastilla durante todo el metraje y lo único que consigue es poner de los nervios al más pausado.
El trabajo de los actores es también irregular: tras unos buenos papeles, Dominic Cooper hace lo que puede con ese papel tan extravagante y estrafalario como poco creíble y artificioso; por su aprte Samuel L. Jackson debería plantearse ya el dejar de interpretarse a sí mismo.