Memorias de una geisha

Yo no me he leido el libro, por lo que mi puntuación no está condicionada por la comparación entre el el libro y su adaptación. Esta película me ha parecido excelente por varios motivos:

- La ambientación, el decorado, el paisaje, el vestuario, la puesta en escena... belleza en cada secuencia de la película. Es un disfrute para la vista la belleza de las tomas. A destacar la escena final, la escena del baile de Sayuri y la escena de Sayuri y el Presidente debajo del árbol.

- Las interpretaciones, tanto de los protagonistas como de la mala (Gong Li).

- La trama, adaptación previa del libro, desarrollada con equilibrio sin llegar a decaer en ningún momento a pesar de ser una película que cuenta prácticamente un vida entera y teniendo en cuenta la duración de la película.

- Esa magnífica voz en off, cálida, sabia, cercana. Cualquier frase de la voz en off es buenísima.

- La magnífica banda sonora de Williams, que habla cuando no lo hacen los personajes.

- El tema que aborda, casi un tabú, rodeado de misterio y la forma en que éste se expone.

Por mi parte, una película de muchísima calidad muy recomendable.

Pues que voy a decir, me ha encantado. Me parece una grandísima película con una historia absolutamente fascinante y de ella se sacan varias conclusiones:
-John Williams es el mejor compositor de bandas sonoras de la historia. Su música para esta película es una maravilla.
-Rob Marshall es un director con talento, pero necesitaba una buena historia y un buen guión para demostrarlo.
-La elección de actrices chinas para interpretar a geishas japonesas ha sido todo un acierto. Zhang Ziyi está muy en su papel, Michelle Yeoh desprende elegancia y experiencia y Gong Li... ¿Cómo es pesible que no fuese nominada al Oscar como mejor actriz secundaria? Tampoco nominaron al magnífico Ken Watanabe. No me extraña que Sayuri se enamore de su personaje, porque él lo hace adorable . En el libro también es así.
-El mundo de las geishas es ciertamente interesante, muy parecido al de las hetairas griegas.
Le doy un 9.

Lo mejor: Gong Li, Ken Watanabe, la banda sonora y la diercción artística.
Lo peor: Su tercio final, que al igual que en el libro, se hace muy pesado.

Gong Li, Michelle Yeoh, Ken Watanabe, Zhang Ziyi, es decir lo que podría ser el mejor reparto asiático desde 2046, la oscarizada fotografía de Dion Beebe, unos decorados, un vestuario y una dirección de producción de esas que quitan el hipo, el gran John Williams orquestando la melodía, y Rob Marshall no es capaz ni de mantener en pie la función, ya no cabe pedir una obra maestra, sencillamente que componga un filme decente con semejantes mimbres. Pero es que parece que a este animal de Broadway no se le da muy bien lo de hacer cestos.

En su segunda película tras las cámaras, Marshall demuestra que detrás de tanto ruido mediático hay muy pocas (pero que muy pocas) nueces, Chicago era un musical entretenido, teatral hasta la saciedad, brillante por momentos, irregular casi siempre, pero funcionaba, a pesar de todos sus defectos la nave iba, sin embargo todo el sentido del espectáculo y la acidez se han ido por el coladero, Memorias de una geisha es un mamotreto infumable.

A lo largo de 2 horas largas, Marshall no cuenta nada. Absolutamente nada. Pero eso es lo de menos, lo realmente grave es lo impresionantemente aburrida que resulta la función. Para ver un desfile de moda te tragas la alfombra roja de los oscars, para disfrutar de fotografías coloristas vas a una exposición de Ouka Lele, y para ver chinos (perdón, chinos y japoneses) te levantas de madrugada para ver los Juegos Olímpicos de Pekín, pero lo que sin duda NUNCA deberías hacer es ver este producto (en el sentido más capitalista que se le pueda endosar), hecho para y por los premios de la Academia, como si Rob Marshall no aprendiera la lección y no se diera cuenta de que una vez cuela, pero dos no, y si no que se lo pregunte a su compañero Ron Howard, otro especialista en envasados al vacío, al más puro estilo años 90.

Normalmente todas las industrias buscan una fecha apropiada para poner a la venta sus productos. Igual que Hollywood. Las películas comerciales para el verano y navidad y las buenas ( y seguramente ganadoras de premios) para las fechas precedentes a la Gala de los Oscars.
Ahí entra en juego Memorias de una Geisha. Un film hecho para ganar varios Oscars, pero como apuntaba uno en una crítica anterior, no creo que gane ninguno, a excepción de la música del siempre genial John Williams.
Sin embargo, en esta ocasión el largometraje parece hecho para tal. Basado en el popular best-seller, el film cuenta con un completo reparto oriental, con un trío de protagonistas femeninas que seguramente son las más famosas en el mundo. Sus actuaciones son excepentes.
De igual modo que la dirección de Marshall, el guión, el diseño de vestuario, la fotografía...y la música ( Impecable, aunque hay momentos en los que recuerda a film s precedentes de cual música también fuera compuesta por Williams). Todo.
Sin duda una de las mejores películas del año, aunque tal vez ha entrado en uno malo, debido a que está compitiendo con verdaderos peliculones de la talla de "Crash" o "Brokeback Mountain".
Super recomendable.

Sin duda estamos ante una película preciosa, visualmente muy rica y cuidada, con algunas secuencias tremendamente bellas, casi al nivel de Hero. Las protagonistas son guapísimas, especialmente Gong Li y Zhang Ziyi. La fotografía, excelente, al igual que el maquillaje... técnicamente la verdad es que es sublime. La música de John Williams está incluso mejor, con temas que refuerzan las escenas.

Desgraciadamente, pese a que estamos ante una cinta con historia, creo que no han sabido enfocarla correctamente. Son dos horas y varios minutos de película, y todo está tremendamente descompensado. Hay momentos de la vida de la protagonista que se narran pausadamente, y otros excesivamente rápido. Por ejemplo la irrupción de los Estados Unidos en Osaka sucede demasiado "por que sí". Salvando ésto, y algún otro pequeño agujero en el guión -que no está demasiado pulido-, es una película más que recomendable.

Eso sí, es lenta, por lo cual no está hecha para todos. El final edulcorado y previsible no la condena al olvido, ni mucho menos. Y de nuevo, reforzar la actuación de Zhang Ziyi, que ya me había gustado en Hero y aquí está que se sale.