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Frost/Nixon - La entrevista del escándalo

Drama Adaptación de la obra teatral de Peter Morgan sobre la entrevista del periodista David Frost al presidente Nixon. Durante los tres años que siguieron a su salida de la Casa Blanca, Richard Nixon permaneció en silencio. Sin embargo, cuando en el verano de 1977 concedió una entrevista para hablar de su mandato y del caso Watergate, sorprendió a todos al escoger a David Frost. Incluso el equipo del periodista no estaba muy seguro del éxito ... [+]
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Críticas 110
Críticas ordenadas por utilidad
18 de diciembre de 2008
28 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera película de Ron Howard tras "El código Da Vinci" es un film concebido a todas luces para tener su hueco en los Oscars para lo cual se ha estrenado en los Estados Unidos pertinentemente un tiempo razonable antes de las candidaturas a los Globos de Oro. De éstos ya tiene 5 nominaciones. La más cacareada probablemente sea la de Frank Langella, una interpretación loable muy del gusto de los académicos. Howard en cambio sigue siendo un director que se esfuerza mucho por no tener una personalidad muy definida en sus películas, casi no me imagino un estudio o libro sobre su obra porque su visión siempre ha sido la de una, entendible por otra parte, sumisión al poder de la taquilla (allí lo tienen ya metido en "Ángeles y demonios" para que no se olvide la gente de él, toda la gente que no irá a ver una cinta política como ésta por lo menos). Se me ocurre que Howard casi podría ser un Spielberg de segunda o tercera fila.
Dicho lo cual, la película que nos ocupa es "Frost contra Nixon" una adaptación de una obra de teatro a su vez basada en hechos reales como seguramente ya saben. Representada con solvencia y frialdad a partes iguales, la película se ve con interés histórico, casi de analista político, más como documento que como obra de arte. Esto porque escasamente hay huecos para la emoción mientras asistimos al empeño de un presentador de televisión británico por entrevistar al expresidente más polémico de los USA y la posterior entrevista representada en todo momento como una analogía de un combate de boxeo en 4 rounds. Howard y Peter Morgan están más interesados en simplificar su mensaje, el de un presidente que abusa de su poder y de la confianza del pueblo americano y acaba por derrumbarse, en este hecho en sí, que en perderse en profundidades más abismales en torno a las complejas circunstancias que se llevaron a cabo en los últimos años del gobierno Nixon o en el papel de los medios de comunicación antes y después de ello. Tampoco cala o no hay mucho interés en resaltar el poder de la prensa llevando a Nixon a ser entrevistado. Es comprensible y apreciable que así sea pero les sale el tiro por la culata en tanto y cuanto su representación es demasiado obvia, gris, neutra y uno no acaba de entrar nunca en las razones por las cuales Frost se interesa tanto en lograr entrevistar a Nixon, el personaje de Frost es una caricatura al lado del monstruo Nixon, Langella se come a Sheen que parece haberse escapado de "Austin Powers". Descompensada aunque soportable "Frost contra Nixon" es desesperadamente oscarizable.
Vargtimmen
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25 de enero de 2009
20 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
La controvertida figura de Nixon, al igual que el Andreotti de Il divo, constituye un curioso fenómeno de atracción repulsión tanto para directores como para el espectador. Por más despiadado, oscuro o siniestro que le quiera retratar hay algo tremendamente trágico en su figura, algo indefinible que consigue, a menudo muy a nuestro pesar, si no posicionarnos a su favor, sí sentir una cierta empatía hacia una suerte de mezquindad muy humana y, por tanto, reconocible.

No escapa de este fenómeno Ron Howard, elección más que dudosa para dirigir un film cuya temática no parece la más adecuada para la blandura formal y argumental del director. Sin embargo no deja de ser sorprendente el inusual arranque que el cineasta nos ofrece.

Con un formato que se mueve entre el falso documental y el reportaje de investigación, Frost/Nixon arranca con un vigor y un sentido del ritmo cuyo único objetivo es atraer y situar al espectador de forma sencilla e impactante. Una forma concisa, verosímil y directa de introducir un tema que en otro formato podría resultar farragoso.

Pero tal y como la barra del título indica, el desdoblamiento en los retratos de los protagonistas se configura de forma desigual, casi contrapuesta. Mientras Nixon recibe todo el cariño del director, abundando en primeros planos que marcan su personalidad mediante sus expresiones, Frost siempre es filmado desde la distancia, como una no persona más interesada en su relevancia pública que en su propio yo, y de la que sólo atisbamos sus rasgos mediante la descripción que de ella nos hace su entorno.

Es precisamente el punto de convergencia del film, donde debería librarse un pulso de igual a igual, cuando definitivamente se produce un decaimiento formal pasando a ser un mero ejercicio rutinario, un toma y daca que lejos de la tensión que se le debería suponer cae en el habitual recursos de un soso plano contraplano sin ninguna dimensión emocional apreciable, por más que el director intente enfatizarlo mediante las reacciones exteriores al desarrollo de la entrevista.

Es en estos momentos cuando Howard no puede evitar su habitual gusto por la concesión buenista innecesaria tan del gusto hollywoodiense y cae en ese intento de conservar su imagen de director para toda la familia que es incapaz de mostrarse especialmente duro con sus personajes (ni tan siquiera realista), como si tuviera miedo a que su audiencia potencial le girase la espalda en la taquilla. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
LennyNero
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28 de enero de 2009
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué tiene este film Sr. Howard que me ha hecho olvidar su insulsa trayectoria como director? Tal vez es por la presencia de un tour de force interpretativo de lujo o más bien porque el interés del espectador no decae en momento alguno a pesar de conocer el desenlace.
El desafío se me antoja como el mejor trabajo de Ron Howard hasta la fecha, no es díficil alzarse con ese título pero en Frost contra Nixon la labor del director es impecable. Mención especial para el reparto desde un Frank Langella tremendo dando vida a uno de los políticos más odiados de todos los tiempos hasta un Michael Sheen más que correcto poniendose en la piel del británico periodista David Frost.

A pesar de no ser el único film que se alimenta de un controvertido escándalo político como el Watergate alcanza su mayor logro en un trabajo de investigación tan minucioso como interesante.

Lo mejor: Frank Langella
Lo peor: que no se utilicen testimonios reales.
Ulher
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22 de diciembre de 2008
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al visionar un film político como este, cualquier espectador se pregunta si estamos ante otra “Good Night and Good Luck” debido a la seriedad del tema, pero es extraña y agradable (pero no tanto) la ausencia de este tipo de atmosfera en el metraje, Frost/Nixon es luctuosamente entretenida, y aunque su estilo documental se presta para algo mas serio y formal, esta jamás consigue el nivel moral y reflectivo de otras películas que trabajan esta clase de temas (Milk, The Queen, Michael Clayton). Peter Morgan nos pasea por la historia política y hechos polémicos, reconstruyendo los últimos días de Nixon en el poder y las disputas verbales intelectuales y morales que suscitaron días después de que estallar el escándalo. Morgan quien en esta ocasión no lo vemos tan potente como en “The Queen”, es la máxima virtud de Frost/Nixon, sus diálogos son impresionantes, su ritmo es tenaz, un guión muy consistente y bien construido, entretiene y seduce en partes iguales, incluso te saca una que otra risa con sus momentos sarcásticos.


Estamos ante el mejor elenco del año, todas absolutamente todas las actuaciones son excelentes, no me puedo imaginar otro actor en el papel de Frank Langella (Richard Nixon), su trabajo es admirable, encarna a la perfección este personaje, incluso recomiendo a los espectadores chuequear varios videos del original Richard Nixon y tratar de hacer comparaciones con la actuación de Frank Langella, sin duda alguna serán pocas. Michael Sheen otra de las virtudes del film, muy pintoresca e interesante su actuación, en el gracias al guión recaen los momentos graciosos de la trama, excelente de igual forma Sam Rockwell, Oliver Platt y una glamorosa y exactísima Rebecca Hall.


Técnicamente muy cuidado, la fotografía es admirable posee una definición sorprendente, la edición era de esperar, uno de las mejores en lo que va de año, sobre la partitura ya hemos hablado mucho, y con las imágenes su nivel aumenta, son muchos los factores que indican que estamos ante una gran película y una de las mejores del año, pero hay una sola cosa que la aleja del lugar en donde se quiere situar, y esta cosa es roja: Ron Howard.


Howard como es habitual cae en lo simplista, se escabulle entre el guión y las fuertes actuaciones para dirigir de forma aburrida y tediosa, es imposible que este señor no mejore o trate de corregir sus errores pasados, es indignante que por su culpa se pierda uno de los mejores guiones del año, sin lugar a dudas este no es su año y la idea que hasta hace días habitaba en mi cabeza sobre su nominación al oscar ha desaparecido tras visionar su ultima producción. A mi un film político de esta magnitud me gusta digerirlo de otra manera, no me agrada la idea de que sea tan agradable y entretenido, me inclino por algo menos solvente, más intenso y reflectivo, como académico no lo tomaría en cuenta dentro de la próxima entrega del oscar
JoseBarriga
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28 de marzo de 2009
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El principal legado de "El Padrino" al mundo del cine es que a la hora de retratar a un personaje controvertido y poderoso hay que hacerlo introduciéndose en su visión del mundo y sus valores, y a partir de ahí configurar la narración de la manera más realista posible. Esto puede significar glorificar a un personaje oscuro, o incluso que se sienta lástima por él, como nos habrá pasado a muchos al final de la trilogía, cuando Michael Corleone pierde a un ser querido.

Sin embargo, no hay otro camino si se quiere realizar una gran película, y esta lo es porque Richard Nixon aparece como un ser humano, no como un simple criminal. Lo bonito es que el ex-presidente acaba completamente desprestigiado (aunque no en la cárcel, como debería haber ocurrido) y David Frost consigue convertirse en un paladín del periodismo más valioso, aquel que hurga hasta lo más profundo de los hechos para encontrar la verdad.

A la extraordinaria interpretación de Frank Langella, para la que sencillamente no encuentro calificativos, se añade un contrapunto tan interesante como el de Michael Sheen. Aquí repite el esquema de su papel en "The Queen", el de un hombre optimista y tenaz que siente una empatía que excede el mero respeto hacia su oponente, una persona de enorme relevancia institucional que se sitúa en una posición ideológica mucho más conservadora que la suya.

Ron Howard se destapa con una dirección extremadamente inteligente que añade capas y más capas de matices tanto a los personajes como al complejo mundo lleno de entresijos de la política y los medios de comunicación.

Es capaz además, de trascender el planteamiento teatral del original y se atreve con una escena, no sé si añadida por él o no, en la que al más puro estilo Coppola, se identifica con su pareja protagonista. Es aquella en la que los dos adversarios comparten una charla telefónica en la que Nixon desprecia a todos los que le miraron por encima del hombro durante su carrera. Algo de lo que Howard sabe mucho, y con cierto merecimiento, porque es capaz de combinar películas como esta con despropósitos como "El código Da Vinci".

Uno no puede evitar sentir una simpatía especial por estos personajes eternamente vapuleados que acaban demostrando su valía. Como cuando Aragonés ganó la Eurocopa y todos los que habían pedido su cabeza desaparecieron misteriosamente.
Felipe Larrea
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