Golpe al corazón

La ví porque era de Francis ford Coppola, pero la verdad es que cuesta trabajo creer cómo el director de esta pastelada cursi y ñoña es el mismo que dirigió obras maestras como la trilogía de El Padrino, Apocalypse Now o La conversación. Está claro que Coppola perdió la cabeza al encapricharse en dirigir esta carísima bobada que fracasó estrepitosamente en taquilla arruinando a la productora del propio Francis. El diseño de producción y decorados están muy logrados y fueron los que se llevaron gran parte del presupuesto, pero tanto el guión como los actores principales flojean demasiado. Frederic Forrest estuvo perfecto en Apcalypse Now pero aquí desentona al igual que la anodina Teri Garr, que está bien para papeles secundarios como El jovencito Frankenstein o Afterhours, pero no para asumir el papel principal.

Parece que Coppola, que había competido en las ediciones de los Oscars de 1972, 1974 y 1979 con Bob Fosse y sus musicales, llevándose el gato al agua el italoamericano con los dos primeros padrinos, quiso probar fortuna con esta descafeinada comedia musical que abortó una brillante carrera cinematográfica y que desde entonces Coppola no ha coseguido recuperarse.

El gran fracaso de Coppola estaba condenado a ello irremediablemente, un proyecto arriesgado, que difícilmente justifica la fuerte inversión económica encaminada a la construcción de enormes decorados para realizar un musical sentimental.

Con música de Tom Waits, las canciones son siempre tristes y verbalizan los pensamientos de los personajes, cuando suenan sacan afuera sus miedos, frustraciones y turbaciones, porque es una obra sensible, intimista y minuciosamente realizada, con una fotografía de Storaro que juega continuamente con los colores de las luces artificiales de la ciudad para lograr matizar los aspectos humanos.

Es un trabajo de contenido realista que habla de la vida de gentes sencillas, aunque ésta sea en la ciudad del juego y la diversión, con ello parece decirnos que la dificultad de amar, la soledad, son las mismas en todas partes, es por todo esto que resulta contradictorio haberla abordado desde premisas tan pretenciosas y costosas. Coppola emulaba un cine ya en desuso, el de los grandes maestros hecho en el estudio, lo hacía con pasión pero también sin mesura.

Coppola llevaba años con este proyecto en mente y el resultado no cuajó al público. Su fracaso comercial se debió a que tanta ambición y dinero invertido acabó en el desengaño de tenerse que costear los gastos y pagar posteriormente las deudas que por poco le llevan a su productora American Zoetrope a la bancarrota. En “Apocalypse Now” (1979) le llegó a suceder lo mismo pero por otras razones; un rodaje caro, eterno y no desprovisto de accidentes y ni la gran afluencia de público consiguió que sus pesadillas en Filipinas se desvaneciesen.

“One From the Heart” tenía que representar un plácido trabajo y en el que el director de “El Padrino” y “La Ley de la Calle” podía trabajar con total libertad, como premio a su atareada faceta de realizador; rodar un melodrama con música, baile alrededor del distanciamento de una pareja compuesta por Frannie (Teri Garr), soñadora empedernida que trabaja en una agencia de viajes y el costumbrista Hank (Frederic Forrest) resolviendo sus discrepancias con las rotas canciones de fondo de Tom Waits resonando en un improvisado y enorme plató que representa la ciudad de las Vegas y sus afueras. La pareja se separa y ambos encuentran consuelo con los ilusionistas Ray (Raul Julia), un camarero y pianista en sus ratos libres y la pícara y mágica Leila (Nastassja Kinski), trapecista de circo, que enloquecerá de lleno al aburrido mecánico de Hank. La aventura nocturna en la ciudad del juego replanteará a la pareja extinguida su nueva situación sentimental.

“Corazonada” fue concebida como un colosal proyecto y que marcaría la decadencia de Francis Ford Coppola como director. El paso del tiempo la ha dejado en buena posición gracias en parte al tema que trata (la crisis de pareja) amenizado con las excelentes canciones del músico californiano Tom Waits.

Recién vista, creo que lo único que merece la pena decir de ella es que llenar un saco de mierda puede ser (si el saco es de buen género y el estiércol de calidad) mejor "ejercicio de estilo" que esto. Aun así y para mi acojone, he podido leer críticas bastante favorables, por lo que habré de justificarme.

Solo puedo pensar que el mentiroso aroma a cine clásico que pretende la película (sólo apoyado por la cuidada fotografía) ha logrado engatusar a más de uno, o al menos a Boyero. Pero es que incluso siendo la fotografía (neón azul y luz tenue amarilla) la gran, y casi única, baza de la cinta, sufre de un nefasto experimento, cambiando totalmente durante las escenas finales en la habitación para (se supone) liberar la tensión precedente y arrancarnos el sentimiento. Lo que consigue es destrozar la continuidad y enfriar una escena (al parecer) cargada de emoción.

Por lo demás, la cinta resulta caótica desde el principio. Ni los personajes (Teri Garr, horrorosa), ni su relación, ni la discusión que da pie a toda la historia son en absoluto creíbles, y la resolución, plagada de situaciones de lo más vergonzante, aun peor, enterrando a cada escena toda la tensión que debe pedírsele a una historia tan pretendidamente humana. De hecho los personajes parecen sufrir graves deficiencias mentales, por lo que cualquier reflexión o moraleja que la cinta pretenda queda anulada.

Para colmo, casi a mitad de la película comienza un bombardeo de números musicales de más que dudoso nivel técnico y artístico, para poco después caer en el olvido y seguir con la (ya sin sentido) historia principal. Aun así, y ya que la historia a éstas alturas nos importa un pimiento, se agradece el número de la Kinski (hipnótica), que salva de la quema a un personaje tan irreal y estúpido como el resto.


Los títulos iniciales son realmente bonitos. Una vez disfrutados, puede procederse sin reparo alguno a extraer el dvd del reproductor, venderlo e invertir ese dinero en la desgarrada banda sonora que firman esos dos pesos pesados que son Waits y Gayle.

He tenido que esforzarme para terminar de ver esta aburrida cinta. Y esto
por ser de Coppola, pues si me la pasan anónimamente en la tele,
seguramente la hubiera ignorado por completo... salvo que un zapeo hubiera
tenido la suerte de coincidir con una guapísima y jovencísima Natassja Kinski.

La historia es casi inexistente, las interpretaciones rutinarias, los
números musicales sosos y el desarrollo tedioso. Todo ello aderezado con el
pretencioso tostón de Tom Waits como fondo.

Además, es que uno espera muchísimo más cuando se viene de rodar obras
míticas como son El Padrino y Apocalipse Now. Por tanto, no me extraña en
absoluto que fuera un total fracaso que llevó a Coppola a la ruina y liquidó los estudios Zoetrope.

En definitiva: roza el callo malayo, lo que viene a demostrar que cualquiera puede tomar un camino equivocado.