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Lazos perversos

Intriga. Thriller Cuando India Stoker (Mia Wasikowska), una adolescente, pierde a su padre (Dermot Mulroney) en un trágico accidente de coche el día en que cumple 18 años, su vida se hace añicos. Su impasible comportamiento oculta profundos sentimientos que sólo su padre comprendía. Su tío Charlie (Matthew Goode), cuya existencia desconocía, aparece por sorpresa en el funeral y decide quedarse una temporada en casa de India y de su inestable madre ... [+]
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Críticas 226
Críticas ordenadas por utilidad
16 de mayo de 2013
47 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es habitual ver en estos días una película que da exactamente lo que promete su trailer. "Stoker" lo hace. Park Chan-wook oferta un thriller de psicópatas con apuntes góticos y esto es lo que es su película. Sin mayores pretensiones y más afín a un capítulo de "Dexter" que a "Oldboy", su revulsiva y violentísima opera prima, "Stoker" es un intrincado ejercicio de estilo con un guion en el que la originalidad o la profundidad brillan por su ausencia.

Sin embargo, por encima de la zafia historia con reminiscencias a la hitchcockiana "La sombra de una duda" (¡hasta comparten al "tío Charlie"!) hay que quedarse con una atmósfera bien pergeñada donde se logra integrarnos en un pequeño mundo, el de la mansión Stoker, epicentro de un baile de afectos insanos, necesidades peligrosas y deseos latentes.

Pero a pesar de la innegable habilidad de Chan-wook para suscitar ambientes extraños y algunos buenos detalles visuales que enriquecen la simplonería de la historia, "Stoker" tiene un ineludible tufillo a filme de antena 3 que se convierte en auténtico pestazo al llegar al tramo final. Y aquí se despeña hasta el buen trabajo de Mia Wasikowska.

A la postre, lo más inquietante es la lucha interior de Nicole Kidman por encarnar a un personaje trágico, cuando sus labios choriceros y cara abotargada remiten más bien a la Lindsay Lohan de la última Scary Movie.
Neathara
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24 de junio de 2013
51 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posiblemente la película merezca algo más de nota, pero es necesario acribillar a este tipo de cine con la nota mínima para compensar los sobresalientes con los que algunos modernillos/as y/o niñatos/as la están puntuando.

He reconocer que la descripción inicial de la protagonista me resultó atrayente, una adolescente rarita, una especie de Amelie gótica y atormentada amante de los pequeños detalles, sean imágenes o sonidos. La escena con el ruido del huevo y el dibujo del jarrón hasta me gustan. Pero después de un poco todo resulta empalagoso, rebuscado y falso: las imágenes, los sonidos, la mansión victoriana, los diálogos “ingeniosos”, los encuentros “fortuitos”; el piano, el vino y el francés como inevitables aderezos de un snobismo tan típico y tópico como la “singularidad” de los personajes y sus relaciones.

Todo eso resultaría ya por sí insufrible, pero además se ve aderezado con una serie de ridículas escenas de instituto yanqui más propias de Scary Movie 5 que de una película pretendidamente sórdida.

De cualquier forma no hay nada por lo que sorprenderse, la película es un mero entretenimiento “erudito” para adolescentes, principalmente féminas, que se consideren especiales e incomprendidas (alrededor del 99% según las últimas estadísticas) o para pajilleros gafapastas que aún no hayan superado esa etapa.

Considerando como he dicho que la película no es más que una versión petulante y aburrida de Scary Movie, soy consciente de que no tiene sentido hacer mención a los numerosos y aberrantes fallos del guión, pero como hay algún crítico que ha iniciado la veda me voy a permitir comentar un par de cosas:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TucoBenedicto
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19 de mayo de 2013
36 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente largometraje que actualiza y renueva el tóxico mundo amoral de Hitchcock: la fascinación por el tío Charlie (ecos de ‘La sombra de una duda’), el fetichismo por las prendas de vestir (ecos de ‘Vértigo’), el artístico y malsano estrangulamiento de las víctimas (ecos de ‘Frenesí’), el sótano infausto, las bombillas ondulantes, la truculencia de una casa desasosegadora, la presencia de una ausencia obsesiva, los pájaros disecados (ecos de ‘Psicosis’), más pájaros y una cabina telefónica que es una trampa mortífera (ecos de ‘Los pájaros’), un protagonista elegante y turbio (ecos de ‘Extraños en un tren’)… Y podríamos seguir casi indefinidamente.

Pero “Soker” es mucho más. El guión del hasta ahora actor televisivo Wentworth Miller (protagonista de Prison Break) es un prodigio de sabia mixtura de las inmensas referencias clásicas con una renovada toxicidad por completo contemporánea que ofrece una cinta policiaca de ambiente malsano y enfermizo. Además está la inmensa dirección del coreano Chan-wook Park que ofrece unas imágenes fascinantes, hipnóticas, de un sabio manejo de tiempos, espacios, ambientes y acechantes premoniciones, renovando un género siempre necesitado de sangre fresca…

Y además están los actores, todos ellos magníficos. Todos ellos parecen figuras de cera o infaustas marionetas presas de los arbitrarios hilos del destino más adverso, dóciles figuras de cera cortocircuitadas, como los pájaros disecados que sucumben durante el metraje a un aquelarre expiatorio que no hace sino cavar más hondo la fosa del infortunio vital. Merecen destacarse tanto los secundarios (Jacki Weaver, Phyllis Somerville o Dermot Mulroney) como los protagonistas, con especial mención para Nicole Kidman y un inconmensurable Matthew Goode… Todo funciona a la perfección.

Muy recomendable, muy tóxica y totalmente cautivadora. No deja títere con cabeza. Y la sabia y certera estructura circular asemeja a una pieza musical, como las que iluminan con sombría truculencia algunas de las mejores escenas de la cinta. Un prodigio de sugerencia y morbo, un acabado monumento a la más sibilina maldad inhumana. Soberbia.
antonalva
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1 de mayo de 2013
49 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de leer algunas críticas favorables, me dirigí a ver la película con bastantes expectativas, pues además las tres cintas que he visto de Park Chan-wook me gustaron bastante, sobre todo Oldboy. Al final la decepción fue grande.
Empiezo con lo bueno: la imagen y la música.
Desde los créditos empecé a confirmar uno de sus anunciados atributos: la parte visual. La relación de los textos con la imagen, los encuadres, los colores, entre otros; eran el abre bocas del buen manejo cinematográfico y de diseño que se desarrollan durante la cinta.
La suma de estos aspectos con su banda sonora, podrían generar un excelente vídeo musical, pero como se trata de cine, se queda muy corta.
La suma de clichés en la construcción de sus personajes y en el accionar de los mismos; la incongruencia y la cantidad de cabos sueltos;
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
macrocefalo
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10 de mayo de 2013
33 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hará ya unos cuarenta años, un mocoso llamado Park Chan-wook asistía cada domingo, acompañado por su familia, a la iglesia. Allí atendía al sermón sin armar alboroto, y cuando llegaba el momento, se quedaba atónito ante una escena a la que le daría vueltas durante mucho, mucho tiempo. Resulta que, justo antes de dejar que todo el mundo volviera a casa, el párroco llevaba a cabo un último ritual: beberse la sangre de Cristo. Problema. ¿Si el señor cura bebe sangre al menos una vez por semana, significa esto que el señor cura es un vampiro? La duda es tan razonable que asusta, y con la debida incubación acabó desembocando en una sorprendente película titulada 'Thirst', en la que, sorpresa, un sirviente del Señor mutaba en criatura nocturna que aplacaba su sed a base generosos chorros de sangre.

La anécdota, más que hablarnos sobre los sorprendentes orígenes de un filme, sirve para ilustrar la calma y sosiego con la que el maestro Park Chan-wook afronta sus trabajos. Si tiene que estar dándole vueltas a un concepto durante décadas, que así sea. Es por esto que no sorprende el que, durante la batería de preguntas a la que se le sometió justo después de la presentación oficial en Sundance de su nueva película -primera en territorio norteamericano-, el director aprovechara la primera ocasión que se le brindó (más bien la primera que se brindó él solito) para lamentar el poco tiempo (la mitad del que normalmente le conceden en su país natal, dice, tiempo que en términos absolutos sigue siendo un lujo nada despreciable) del que gozó para hacer lo que más le gusta. Esto es, poder meditar y planificar a fondo todas y cada una de sus decisiones. Habrá que creerle, pero a juzgar por el resultado final, nadie diría que sus quejas tienen fundamento.

El desembarco en tierras estadounidenses de Park Chan-wook, invitado de lujo y bien educado donde los haya, viene antecedido, tal como marcan los cánones de la buena conducta, por un ''Déjame entrar'' que denota cortesía y a la vez seguridad en él mismo. Después de la vampírica 'Thirst' (y después de haber experimentado, obteniendo sorprendentes resultados, con la tecnología iPhone), reaparece con el también vampiresco título 'Stoker', cinta que parte de la muerte del padre de una enigmática adolescente. El guión, firmado por la estrella televisiva Wentworth ''Scofield'' Miller, si bien sabe crear la atmósfera ideal para captar la atención e inquietar al espectador, fracasa a la hora de dar sentido científico a una historia con demasiadas lagunas y que quizás por ello coquetea peligrosamente con lo que irremediablemente solo puede acabar considerándose como absurdo. Pero como no hay mal que por bien no venga, dicho texto tiene la involuntaria -y afortunada- virtud de demostrar la importancia capital de la dirección en este loco arte que es el cine. Para mayor suerte de todos, ésta recae en un genio.

Recae en alguien que sabría sacar un sabor intensísimo incluso de la historia más insípida. Park Chan-wook hace acopio de su apabullante talento ante el público americano (y de todo el mundo, ahora que por fin tiene a sus órdenes a nombres conocidos más allá de los círculos del arthouse), mostrándose exactamente como lo que es: un arquitecto como la copa de un pino. Con 'Stoker', el director de la ya mítica 'Oldboy' se asocia con una estupenda dupla compuesta por Mia Wasikowska y Matthew Goode (en calidad éste último de sustituto de oro de Colin Firth), que eclipsa a Nicole Kidman, la teórica estrella principal del espectáculo, y filma un cuento enfermizo de terror de inspiración gótico-americana sobre el oscuro despertar de la edad adulta, sobre las -malas- influencias y sobre la resultante maldad, manifestada en su esencia más pura.

Todo ello empacado con un despliegue narrativo técnicamente deslumbrante (en el que todas las imágenes y situaciones están ligadas en una telaraña de la que es imposible escapar); por un catedralicio tratado trigonométrico dedicado al enfoque, al encuadre, a la profundidad de campo y a la infinidad de ángulos posibles en cada toma. El cineasta de Seúl lamentó en Sundance no haber dispuesto de más tiempo a la hora de rodar, y se pregunta uno cuál hubiera sido el resultado final de haber dispuesto éste de dos, tres, cuatro o doce -que era aproximadamente lo que pedía- semanas más. ¿Se podría haber pulido el guión? Desde luego, pero en todos los demás apartados la perfección parece tan cercana; está tan a tocar, que cuando salimos del Eccles y nos topamos, en el sitio más recóndito de Park City, con las oficinas de un despacho de arquitectos que llevaba por nombre ''Stoker'', algunos pensamos que incluso hasta ahí habían llegado los planes de Park Chan-wook.

Normal después de haber asistido a la constatación de que, lo que con cualquier otro director hubiera bien podido ser un thriller psicológico olvidable, en manos de este monstruo del séptimo arte se convierte en, y ahí está la grandeza, la cristalización de lo sublime de la matemática cinematográfica. Este autor capaz de desnudar a sus personajes usando solo su mirada (o lo que viene a ser lo mismo, pero más complicado: usando las miradas que se lanzan los unos a los otros) coge la escuadra y el cartabón y, con precisión milimétrica mimetiza las habilidades de la heroína (?) de su último trabajo: ve y siente cosas que nadie más es capaz de ver o sentir, y lo que es mejor, es capaz de transmitir todo esto al espectador. Es capaz de filmar las hipotenusas, las tangentes y todos los teoremas que haga falta. Aritmética en la que todo cuadra, pensada de forma fría y meditadísima pero ejecutada con la calidez de la magia fílmica.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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