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Los comediantes

Drama Un hombre totalmente ajeno a la política viaja a Haití, estado insular gobernado con mano de hierro por el dictador Papa Doc Duvalier, para reanudar su relación amorosa con la esposa de un embajador. Sin embargo, durante su estancia observa ciertos hechos que producen en él un cambio radical que lo lleva a alterar sus planes iniciales. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
8 de enero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una pena, porque "Los comediantes" pudo ser una gran película, pero se queda a medio camino. No me parece a mí tan mala como a otras personas, ni me parece una película aburrida pese a su duración exagerada, dos horas y media. Cuenta con un excelente reparto y, a priori, la cosa podía haber dado mucho juego, porque los personajes son muy complejos psicológicamente, pero se nos queda en un acercamiento superficial, no se profundiza lo suficiente, no se llega más allá (y no será por falta de tiempo). Y creo que le pasa exactamente lo mismo con respecto al entorno, no refleja con la suficiente intensidad lo que era el Haití de Papá Doc, ese dantesco sistema a caballo entre el paternalismo, el rito tribal y la dictadura más sangrienta y arbitraria. No digo que no lo refleje en absoluto, digo que no es suficiente, que no se entra a fondo en qué, quién y por qué eran las cosas así. Dicho todo esto, insisto: la película no está mal y a mí no se me ha hecho muy pesada (y yo me aburro rápido). Merece la pena echarle un vistazo.
Troglo
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9 de mayo de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene buena escritura, crepita, de tal palo tal astilla, del galgo, que no galo ni podenco, y la invencible casta, estupendos personajes, diálogos, situaciones, ideas y grandes momentos llenos de emoción, inteligencia, humanidad, hondura y escepticismo a la par que bastantes minutos sobrantes o torpes que aburren a muerte especialmente los referidos a los encuentros pasiones soporíferas de, amantes de Teruel, ella y él.
También falla en los villanos o malotes muy caricaturescos (el humor es propio de inútiles e incompetentes dice uno de ellos, el jefecito negro, como arma en defensa propia, lúcida y lucida, amargura, derrota, juego, clarividencia, diría el otro) y en el desarrollo de ciertos hechos contados sin ninguna gracia ni salero o solera, de cualquier manera, cumpliendo el expediente, sin chispa (ni de la vida ni de la muerte, ni coca ni cola ni nada) ninguna.
El personaje protagonista es harto conocido, arquetipo, el héroe cansado que nunca lo ha sido, sin fe (en la fe tampoco) ni esperanza, apátrida, extranjero, desolado, perdido, rendido, del cisne o el grajo el canto, atrapado entre el vacío puro y una mujer que no es suya ni lo será nunca, enamorado, celoso neurótico, otelo, solitario, sarcástico (el vitriolo como escudo y diagnóstico), ingenioso, como un hijo marchito del Humphrey Bogart ínclito o, ya puestos, del Jake LaMotta más suspicaz paranoico ido, con mucha imaginación y pocas fuerzas o ganas, el que no quiere tomar partido, apolítico, no cree en las grandes causas, el esquivo, el suicida pragmático que al final siempre se deja llevar por la corriente y por los buenos aunque mucho o nada quiera. No cree, pero sigue. Al que le gustan los comediantes, todos en mayor o menor medida fingen, se disfrazan, carnavalada, mienten a destajo, los pobres hombres, los saltimbanquis, los perdedores. Un hombre que no juzga, pero no porque le dé igual o piense que todo es indiferente, nada que ver, sino que porque sabe de primera mano de la debilidad de nuestra condición, de la suya por supuesto.
El otro es fabuloso, el mejor, el que hace Alec Guinness, está maravilloso, el gran farsante, el pícaro sin fuste, el hombre que pudo reinar, un héroe no tan discreto, el inventor de identidades imposibles intercambiables, oler agua, Jaques Audiard, no soy Stiller, el barón Munchausen, si esperas a que te asciendan, te hiernas, el guerrero sin guerra, de los tártaros el desierto, kim, zahorí, creo porque es absurdo, fantasmas y balas, chuletas con almendras.
Más la pareja cómico encantadora insufrible patética vegana entrañable siniestra (mosquitas muerta con alma de mantis religiosa, más peligro que un monzón), la petarda guapa de la muerte alemana, el pobre Peter de hispano convidado de piedra, palmero, sujetavelas, el pintor de batallas, el médico de entreguerras... Topaz.
Todos contra el fuego, contra el doc o galeno tenía que ser el jefe de todo esto, no había otro, qué miedo, el mal absoluto, también su símbolo, surgió de la medicina, del frío, del infierno, me sacas de una duda, no hay tu tía, siempre se repite la misma historia, si no, artista, montan tanto, manga por hombro, descalzaperros.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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3 de septiembre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está bien escrita pero recuerda demasiado a Casablanca. Su protagonista tiene un negocio, un hotel en este caso, en un país en conflicto trasunto de un mundo que se desmorona en Casablanca. Que el mundo es un teatro tampoco es que lo descubra Greene ni Glenville.

Destaca el casting que es extraordinario al completo con la sorpresa de Paul Ford, el político-empresario norteamericano, al que no conocía y que borda el papel. Acompañado de una Lillian Gish que siempre brillaba, era una verdadera estrella. Burton y Taylor están muy muy bien, en su mejor forma. Evidentemente y tratándose de Graham Greene, los personajes son todos muy interesantes y es lo mejor de la película con mucho. El cinismo (Rick-Bogart) de Burton esconde al enamorado y al héroe; a su partenaire Elisabeth Taylor le comen los conflictos, sentido y sensibilidad; el marido y tercero en discordia es otro gran personaje interpretado por el siempre, más que fiable, magnífico, Ustinov; de la pareja norteamericana y estupendos americanos, ya he hablado... y así hasta Guinness que es el verdadero comediante o el mayor timador o solo el que al final resulta más evidente.

¿Dónde flojea?. Más que en el ritmo, a mí no me aburrió en ningún momento aunque hay escenas repetitivas (en la relación Burton-Taylor), en la pobre puesta en escena, en la resolución de algunas escenas de acción y en la manera superficial con la que se tratan los acontecimientos políticos. Duvalier no recuerdo que salga, es sustituido por los Tontons-macoutes, unos matones criminales a su servicio a los que les da igual ocho que ochenta (asesinatos), ya puestos... El sentido de urgencia y de peligro está bien conseguido a costa del discurso político que no llega nunca quizás porque no es el propósito del director ni del escritor, pues recordemos que todos los personajes son unos comediantes, unos hipócritas, interpretan su papel y el contexto histórico y político ayuda a la "escenificación" pero no es la esencia de sus personalidades, de ninguna personalidad de nadie que esté en el mundo, en ese o en cualquier otro.

Se echa de menos algo más de acción en algún momento, algo más de sangre aunque la atmósfera de terror si esté bien conseguida. La novela de Greene es muy sanguinolenta, por lo visto, no puede ser de otra manera.

El último cuarto de la película es lo mejor: la confesión de Guinness y la trasformación en héroe de tragicomedia de Burton deja un regusto amargo de gran film y es ahí donde la película crece mucho tras un recorrido en el que han habido luces y sombras.

En resumen, actorazos haciendo lo que saben y muy bien en una película que merece la pena ver. Totalmente recomendable.
Bartleby
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