Entre rosas

'Entre las rosas' es una hermosa película de superación y de dar una oportunidad a los demás. Una película elegante en la campiña francesa en la que una creadora de rosas, como la protagonista se define, se encuentra en dificultades para sacar adelante su negocio, frente a un gran competidor al que solo le interesa el dinero. Es una película en la que se contrapone el capitalismo frente a la belleza, la sensibilidad y la humanidad de dar oportunidades a otros. Incluso cuando los padres biológicos rechazan a uno de los empleados en libertad condicional que la protagonista acoge en su empresa, la vida le da una oportunidad.
Es una película entrañable y encantadora.

Película agradable de ver que cuenta las adversidades que debe afrontar Eve Vernet (Catherine Frot), una experta criadora y creadora de nuevas especies de rosas, que se encuentra al borde de la quiebra y a punto de ser absorbida por un poderoso y repelente competidor.

El mercantilismo, la sociedad volátil y líquida en la que estamos, ha decidido que está pasada de moda según los cánones dominantes, como si los delicados colores o las fragancias de las flores tuvieran que claudicar ante las despiadadas leyes de la moda y la avaricia del mercado.

Motivado por todo ello, Eve está más que afectada anímicamente, con una fuerte crisis nerviosa, viendo cómo su vida y su vocación se pueden venir abajo y su vida en caída libre.

Véra, su fiel secretaria, toma la decisión de contratar a tres empleados sin conocimientos de jardinería, una idea brillante a la vez que un tanto loca, que podría cambiar sus vidas y dar un vuelco a la situación. Son tres empleados en régimen de “integración penal”, pero sin ninguna preparación.

El filme trata sobre la búsqueda de la belleza, algo que en el caso de Eve justifica los años de dedicación que ha destinado al cuidado de sus plantaciones florales y el esmero exquisito a los nuevos híbridos de rosa en invernaderos.

En la dirección Pierre Pinaud acomete su segundo largometraje, lo cual que le salido una comedia ligera, pedagógica en el aspecto floral, con buena onda y un reparto pequeño pero equilibrado.

Bien por la música de Mathieu Lamboley y sus bonitas canciones que ni excluyen algo de rap. Estupenda fotografía de Guillaume Deffontaines y buena puesta en escena. Maravillosa propuesta, que vuelve a demostrar el poder del cine que sienta bien y alimenta el espíritu.

En cuanto al reparto, la película parece hecha a medida de la veterana y eficaz actriz Catherine Frot, una mujer de largo recorrido en el teatro y en la gran pantalla que derrocha encanto, con un personaje complejo cuya lealtad familiar por el cultivo de rosas esconde un trasfondo de soledad y melancolía.

También, la fábula de “Entre rosas” esconde aristas dramáticas, como el conflicto social derivado de la inmigración, el abandono de unos padres a su hijo y el hambre de afecto de sus empleados, todo ello tan pulido que apenas se nota. Claramente Pinaud no quiere incomodar a sus espectadores.

La película evoca el proverbio chino que dice: “Si quieres ser feliz una hora, emborráchate. Si quieres ser feliz un día, mata un cerdo. Si quieres ser feliz una semana, haz un viaje. Si quieres ser feliz un año, cásate. Si quieres ser feliz toda tu vida, métete a jardinero”.

En suma, una peli bonita, una comedia delicada, como sus sensibles protagonistas, que parecen pedir un lugar en este mundo, para dar lugar a la belleza, para la hermosura que no tiene que oler a dinero, sino conducirse igual que los delicados y pequeños brotes de las rosas.

En un mundo que parece elogiar lo grotesco o lo perverso, resulta maravilloso ver en la pantalla a gente dedicada a una profesión tan poética, sensorial y pegada a la tierra. Como se pregunta la protagonista, esta inventora de pétalos y aromas: “La vida sin belleza, ¿qué es?”.

El cine francés nos ha dejado numerosas comedias distinguidas, ambientadas en paisajes idílicos y Entre rosas es otra propuesta fresca y divertida que forma parte de ese grupo de películas. Aunque tanto la historia como el encuadre se han visto con anterioridad en la gran pantalla, el resultado es gratamente efectivo.

Catherine Frot protagoniza esta encantadora trama que nos introduce en el mundo de las flores, en concreto de las rosas. Igual que Emmanuelle Devos enseñó al público en Perfumes, a través de su rol, a elaborar una fragancia, Frot lo instruye acerca de cómo crear un híbrido en un invernadero. Así, poco a poco, el espectador se ve absorbido por el universo de los cultivos y va aprendiendo pequeños detalles sobre el oficio, hasta querer experimentarlo en la vida real.

La narrativa y los personajes son convencionales, sin embargo, no por ello deja de ser un título conmovedor. Transcurre ágil, con una buena fotografía y situaciones graciosas –con humor sutil– que aligeran el conflicto.

Sin duda, es un film ideal para pasar un rato distendido con un relato sencillo, amable y sin sobresaltos. No aporta nada nuevo, pero es del todo solvente y permitirá que la audiencia disfrute de una cinta elegante y se deleite Entre rosas.

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Aunque no nos refiramos en este caso a comidas sino a rosas... Claro que éstas, sus pétalos, también sirven para alimentación y/o para aderezar ensaladas, postres, etc. y hasta para preparar cócteles. Pero las que nos muestra la película son las auténticas, tal cual, y su esmerado cultivo detallando los pormenores desde su delicada siembra hasta la recolección descrito con sensibilidad por el mismo director que no en vano procede de una familia vinculada al sector.

Esto por un lado, por el otro la lucha de una valiente productora para mantenerse a flote y hacer frente a la competencia, honrando también al hacerlo la memoria de un padre cuyo legado heredó y que quiere preservar al tiempo que lo ennoblece con sus propias creaciones... La ayudan en el empeño un trío de ayudantes de distinta índole que ella tendrá que lidiar a tenor de sus posibilidades, que las tienen, especialmente el muchacho muy bien interpretado por Melan Omerta -a Catherine Frot ya le conocemos, y volvemos a disfrutar, su talento-.

Pero al margen de lo anterior, más pretendida introducción que no sinopsis porque hay otros vericuetos en la trama! tiene un alegato final que no voy a spoilear por supuesto, pero que me parece muy válido en cuanto a determinar los vínculos familiares y su funcionalidad, extrapolable a las rosas... Y hasta aquí puedo decir, mejor dicho escribir.

*Fallo tras fallo hasta la derrota final

Entre rosas cuenta la historia de la señora Vernet, una experta en la confección de rosas que está en horas bajas. Marcada por el legado de su padre en el negocio, pasa dificultades económicas mientras un poderoso empresario la presiona. No esperen un retrato agresivo y tirano del empresario. Es un hombre que quiere seguir contando con el talento de la señora Vernet y que ella lidere la parte creativa del negocio. Para resistir contará con la ayuda de tres miembros de un programa de reinserción.

Una chica tímida y asustadiza Nadege que comparada con ella, Tapón y su jugar contigo no divertido (Indiana Jones y el Templo maldito 1984) parecen el Ser o no ser de Shakespeare. Samir que queda relegado a frases simplonas sin ningún valor en la película y por último, el joven adolescente atormentado por el abandono de sus padres en el que la señora Vernet verá talento. Como podéis imaginar con estos mimbres, la emoción está asegurada.

*Sin objetivo claro

Esta historia con un guion coherente podría haber sido una buena película pero el guion no acompaña. El empeño del director por incluir tantas buenas obras lastran la historia. Entre rosas aglutina una cantidad de clichés y lugares comunes que es difícil creértela en algún momento. Abre tantas líneas argumentales que cuando las cierra quedan sin peso y con un recorrido escaso.

Un desarrollo más sencillo con menos frentes abiertos y un desarrollo más profundo y creíble hubiesen beneficiado a la cinta. Podría haber optado por realizarla como película de encargo, sin estridencias y sin arriesgar o bien llevarla a un punto mas intimista y personal arriesgando algo más y que ese riesgo lo amortigüe la parte más personal del director.

*La sencillez es un arte

Hay enormes películas sencillas que su estructura narrativa no es compleja y cuyo final ya es de sobra conocido. En este caso mencionaré dos películas Green Book (Peter Farrelly 2018) y Una razón brillante (Yvan Attal 2017). Películas que tienen claro lo que quieren contar, un camino recorrido entre uno o varios personajes cuyo objetivo es que entiendan al otro. Puede ser con un trasfondo racial como en la primera o de clase social como en la segunda. Hacer una película sencilla no es nada fácil, hacer que lo complejo no tenga esfuerzo a ojos del espectador tiene un grandísimo merito.

*En defensa del cine español

No es difícil de imaginar que si esta película en vez de haber sido de factura francesa hubiese sido española las criticas no habrían cesado. El listón con el cine español roza en mucha ocasiones el autocastigo más severo. Hay películas buenas y malas en todas las latitudes. Como dice en numerosas ocasiones gente del gremio, si la formula fuese tan sencilla lo harían los bancos.

*Un regalo y una verdad

El director Pierre Pinaud le dedica a su madre la película, si la quiere, bien podía haberle regalado un ramos de rosas. Sólo hay una verdad Entre rosas. La vida sin belleza, no es nada.

Escrito por Carlos Gómez Puebla