El Continental: Del mundo de John Wick (Miniserie de TV)

La asociación fue instantánea en mi cabeza, y de aquí no me bajo ni a tiros: Una suerte de 'Gangs of London' ambientado en el mundo de John Wick. Al igual que sucedía con al menos la primera temporada de aquella, lo que de primeras nos atrae de 'The Continental: Del universo de John Wick' son los tiros y las hostias, si bien a la hora de la verdad ni son el único recurso ni tampoco la serie se abandona a ellos... por más que cuando la violencia en cualquiera de sus formas y expresiones hace acto de presencia, lo haga como es debido: De manera contundente.

Puede que a menudo de manera demasiado breve y concisa, pero siempre de manera contundente y respetable.

Sirva que no llevamos ni cinco minutos y ya nos ha quedado claro el parentesco con el primo de Zumosol. Cinco minutos y ya estamos dentro, aunque no vaya a ser todo el rato así de intenso. Ojalá, pero no todo puede ser tiquitaca, y sus responsables se toman la molestia de dotar de sentido y sensibilidad a sus tres episodios de noventa minutos con una historia que no inventa la pólvora, pero que ayuda a que sus protagonistas la usen cuando la ocasión lo requiere; especialmente, durante los últimos sesenta minutos de su tercer y no necesariamente último episodio.

Y es que al fin y al cabo, hasta los acontecimientos del primer 'John Wick' aún queda un largo trecho de posibilidades.

Es uno de sus peros, como el de muchas de las precuelas: Aunque sus protagonistas puedan no saberlo, nosotros como espectadores sí sabemos de antemano hacia donde conduce todo. Aunque no es tanto saberlo, como que la producción de turno no se las ingenie para jugar con ello. 'The Continental' no sólo no lo hace, sino que además su trazado argumental tampoco sorprende al no romper una inercia que se desarrolla más o menos sobre lo previsto y esperable. Esto es, todo lo que no sea Winston (y Mel Gibson con su presencia) es tan relevante como prescindible.

Y allí donde unos pueden ver una historia que contar, otros pueden ver sólo metraje que con algo hay que rellenar.

Ni si, ni no: Ni la saga destaca por su historia, ni tampoco hacían falta cuatro películas que hemos disfrutado enormemente para contar, ¿el qué? Vaya por delante: Aunque menos 'The Continental' también se disfruta, por más que podrían haber sido tres episodios de sesenta minutos y no presente ningún nuevo personaje relevante. No que al menos sobreviva al final. Un final que podría serlo como podría no serlo, el eterno debate de cuando nos da por ponernos exquisitos y buscarle las cosquillas a aquello que satisface nuestras fantasías más criminales.

Vamos, hablar por hablar. Palabrería barata que nos aleja de lo verdaderamente importante: Guns, lots of guns.

Y a esto venimos, y esto es lo que queremos. Y 'The Continental' cumple, tanto por sí misma como una elegante, sumamente respetable y a ratos contundente serie de acción como a su vez un derivado menor, que nadie había pedido y que no aporta gran cosa a la franquicia pero que ni molesta, ni tampoco está de más. Que nos quiten lo bailado. O las balas disparadas, siendo que al igual que sucedía con al menos la primera temporada de la algo superior 'Gangs of London', todo se reduce a lo mismo: Para qué hablarlo si podemos resolverlo a hostias. Y de eso va servida.

Desde la tercera parte de la saga de John Wick titulada 'John Wick: Capítulo 3 - Parabellum' ya se vio una tendencia de explorar más allá de la historia de Jonathan, así le llama Winston, cada vez que se encuentran, y su venganza personal y sus encuentros con asesinos a sueldo de todo pelaje con el funcionamiento del sistema que envuelve todo aquella red de asesinos a sueldo clandestinos que se cuentan por miles. Y con 'The Continental: Del universo de John Wick' se adentrará de nuevo más allá del personaje de Keanu Reeves para centrarse en una de las personas que más confiaba como es el director del Continental de Nueva York, Winston Scott.

Winston, como todo el mundo, tiene un principio y lo sabremos durante esta miniserie de tres capítulos de hora y media de promedio en cada uno de ellos. Desde su niñez en los años 50 (que tendrá mucho que ver en su trama de la era de esta miniserie) hasta la entrada en el mundo adulto empezando por un asunto que implica a su hermano Frankie (Ben Robson) y que le hará implicarse a él también con la figura de fondo de Cormac O'Connor (Mel Gibson), director del Continental en el momento que empieza esta historia.

Una historia de la que ya sabemos su final, es decir, Winston como director del hotel Continental. El como llega hasta ahí es lo que se irá desvelando durante sus tres episodios y si bien saber donde va a acabar le quita parte del efecto sorpresa, no es una miniserie desechable por eso. Descubriremos a un Winston Scott antes de ser el elegante director del hotel y la ironía es que el cabrón de joven seguía siendo elegante; pero sí le conoceremos más en profundidad, a él y a su hermano Frankie, a la novia de este, Yen, y a la pandilla que irá formando, destacando a los hermanos Miles (Hubert Point-Du Jour) y Lou (Jessica Allain) como aliados. También habrá sitio para personajes de fuera del círculo como la detective KD (Mishel Prada), su compañero Mayhew (Jeremy Bobb) o los gemelos asesinos (Marina Mazepa y Mark Musashi) con pinta de ser un dúo de música electrónica, aunque más mortales que tirarse un pedo en un ascensor.

Por supuesto, también veremos el principio de Charon (Ayomide Adegun), cuyo carácter no dista mucho del que conocimos bajo la presencia del recientemente fallecido Lance Reddick. El actor que lo interpreta le coge la personalidad sin problemas y hasta lo hace suyo sin tener que imitar solamente lo que hizo Reddick.

Pero sería un total delito olvidarse de O'Connor, un Mel Gibson al que pienso que no lo aprovechan lo suficiente en los dos primeros capítulos, a pesar de algún momento estelar como al final del segundo, y que se desata en el tercero mostrando que, aún estando en horas bajas a la hora de la actuación estando mayormente en productos de medio pelo, no pierde el talento que en su día le llevó a ser uno de los más solicitados de Hollywood. No recuerdo haberle visto mucho como villano (solamente en 'Los mercenarios 3') y clava totalmente su personaje siendo muy intimidante y poco amigo de que se le suban a las barbas. Si esta miniserie es una buena es por tener un villano tan bueno como él.

Del resto del reparto, creo que los protagonistas interpretan bastante bien a sus respectivos personajes (especialmente Colin Woodell, Hubert Point-Du Jour, Jessica Allain y Ayomide Adegun) y no hacen echar de menos el que no esté Keanu Reeves en una obra del universo que lleva su cara como principal reclamo.

Y, por supuesto, no podían faltar las coreografías y las balas corriendo aquí y allá con un tono más crudo que lo visto en las cintas donde ya a veces se podía pasar un poco de fantasioso. No sabría decir si las escenas de acción están a la altura de la saga de películas, pero desde luego que están a la altura de una marca como John Wick.

Es verdad que esta es una miniserie donde ya se sabe su destino y que no inventa nada nuevo. Pero lo que sabe hacer, lo hace bastante bien y sus tres episodios de hora y pico de duración se pasan rápido por su buen manejo del ritmo narrativo. Como expansión del universo de John Wick, merece la pena su visionado.

Vale que con el paso de las entregas John Wick ha podido perder un poco el norte en cuanto al argumento. Este producto ya no es que tenga gran cantidad de absurdos, es que ni siquiera respeta las señas de identidad de su saga madre.

-¿Acción desenfrenada? No solo son escenas mediocres que incluso sin ser un ojo de halcón canta mucho los dobles de acción. Es que 3/4 de sus más de 3 horas son gente hablando de sus sentimientos.
-¿Personajes carismáticos? Solo se salva el personaje de Mel Gibson y eso que nos presentan una docena de ellos.
-¿Brutalidad en zonas elegantes? Una de las cosas que hizo destacar a la franquicia es que llevó algo tan turbio como los sicarios a escenarios de alto nivel. Aquí todo es feo, gris y sucio.
-Incluso hay intentos de humor, especialmente en el último capítulo. Sin comentarios.

Pero como no podía ser de otra forma, los personajes que más reparten leña son mujeres. Y las tenemos en varios colores, la negra, la asiática y la latina. Una versión la de la lamentable "Birds of Prey" pero en este caso ni siquiera tiene la excusa de tener poderes (la negra sabe kárate, la asiática tienes que imaginarte tú que entrenó muy fuerte ya que es una víctima y la latina es una policía).

En fin, dejo abajo ciertas cosas que no tienen sentido o directamente son relleno absurdo. Se salva de la quema que está rodada de forma competente y que se gastaron el dinero en poner buenas canciones de la época.

Precuela en formato miniserie de John Wick, centrada en el personaje de Winston, al que en las películas interpreta Ian McShane, para que nos centremos. Son 3 partes de 90 minutos cada una, lo suficiente como para valorarlas de forma independiente a la par que como un todo. Visto el conjunto, aviso, sobran 3 partes de 90 minutos.

1. Hermanos de armas

Vete olvidando de la acción disparatada de las películas, esto es un melodrama de un batiburrillo de personajes tópicos que se pasean por ahí haciendo tonterías. Algo de acción tiene, pero mal rodada y tirando a cutre. Noventa minutos de aburrimiento, con un clímax apresurado en el cual, sin entrar en detalles, uno de los personajes toma una decisión totalmente inverosímil. Lo poco salvable es la ambientación de la sucia Nueva York de los 70, y las breves apariciones de Mel Gibson.

2. Lealtad al amo

Ligera mejora con respecto al episodio de apertura. Capítulo calmado, de transición, pero un poco más interesante, o al menos así me lo ha parecido. De hecho, por mí la serie podía haber empezado aquí, con Winston manipulando gente a su alrededor para adherirla a su causa. La ambientación barriobajera del exterior contrasta con la elegancia del hotel. Mel Gibson sigue siendo el mejor, un perro viejo que con pocos minutos en pantalla se gana el protagonismo, empequeñeciendo a los demás miembros del reparto. Como indica el título del episodio, la lealtad es el hilo conductor de esta parte. El uso de la música me ha resultado horrible.

3. Teatro del dolor

Por fin tenemos acción y una cosa queda clara: todo lo anterior sobra. Si lo pensáis, la mierda que nos han contado hasta llegar a este punto era puro relleno, al final la idea es tan simple como un grupo de asesinos revolucionarios quitando el poder a otros, cuyo plan consiste en el básico “los matamos a todos y listo”. Ni venganzas, ni chorradas. Aún así el capítulo se hace largo, he perdido la cuenta de las veces que la persona A quiere matar a la persona B pero cuando A tiene la oportunidad decide ponerse a charlar lo suficiente como para que B dé la vuelta a la situación, normalmente porque una C aparece justo a tiempo. La acción está bien al menos, pero es bastante genérica, nada del espectáculo Wick.


Colin Woodell, por cierto, en ningún momento recuerda al Winston de las películas, en parte porque el papel no le pega y en parte porque el guion convierte en una especie de héroe a un personaje que debería ser un cabrón. Algo similar le pasa a Ayomide Adegun. Me convencen más los secundarios que no hace falta que imiten a nadie, desde los hermanos psicópatas al francotirador botánico.

Todo es muy bonito, planos realizados con el propósito de ser preciosos fondos de pantalla, pero hay que recordar que el hábito no hace al monje. Como precuela de John Wick es decepcionante, y como miniserie de mafiosos y asesinos es mediocre, una sucesión de clichés que se juntan formando una historia tan predecible como intrascendente.

No merece la pena.

Cuando supe que tenían intención de ampliar el universo de Jown Wick no me lo pensé ni un segundo en empezar a ver la serie y la verdad es que hay cosas buenas y cosas malas.

Dentro de lo bueno yo diría que el mundo que vimos en Jown Wick se percibe en parte pero ambientado en los años 70 en Nueva York yo diría que está bien representado. Los personajes de Winston, Charon y Comark están bien (aunque pienso que este último podría haber dado más de sí).
El detonante es bueno, la historia y motivación de fondo es sólido respecto de los personajes principales. Otra cuestión relacionada con la saga es la de los combates que funcionan bien, no a los niveles de las pelis de Jown Wick, pero funciona bien.

Elementos que no son tan buenos, es que hay demasiados personajes secundarios cuyas historias nos importan un carajo, lo que me lleva a otro problema y es su duración. Si bien la miniserie es corta en el número de capítulos y su duración total 1 hora y 30 minutos aproximadamente por capítulo, para contar esta historia en concreto yo pienso que con una película de unas dos horas sobra.

Respecto al Continental, yo diría que las instalaciones del famosa casa franca de las películas de Jown Wick está muy bien ambientada en esa época setentera. Si bien es verdad que me esperaba que tuviera más protagonismo o que la historia en un primer momento fuese en base a su fundación o algo parecido. Tengo la sensación de que se le podría sacar más jugo.

En conclusión, los personajes principales están muy bien, pero se hace demasiado larga vista en conjunto, se podría considerar si se quiere que estamos ante una especie de versión extendida que no era algo necesario en mi opinión.