El gafe

Urrutia (José Luis Ozores), un empleado de banca a quien todos los compañeros temen y evitan debido a su bien ganada fama de gafe (del tipo pernicioso como el mismo se califica), decide que así no puede seguir y acompañado de su amigo taxista Paco, (Antonio Garisa) decide ir a un psiquiatra a ver si le puede anular los problemas que tal circunstancia le causan en su vida diaria y que él cree adquirió en el entierro de un amigo, el consagrado y mítico gafe Junqueiro, dándose la circunstancia de que el psiquiatra tras oírle, sufre un ataque de risa seguido de un amago de infarto ante el cual le echa de la consulta con cajas destempladas.
A partir de aquí y como consecuencia de la relación que establece con Julia (Teresa del Río), una muchacha que conoce en el cementerio cuando se encontraba visitando la tumba de Junqueiro para pedirle que si es posible le anule el gafe y se lo trasmita a otro, tenemos una divertida y entretenida comedia picaresca con un toque romántico, en base a el aprovechamiento ladino que hace su amigo Paco alquilando al mejor postor las habilidades de Urrutia (impagable la castiza comicidad que desprende la parte en la que ayuda a un equipo de futbol que a falta de tres jornadas está condenado a bajar a segunda división a no ser que gane los 3 partidos que le quedan contra Real Madrid, Athletic de Bilbao y Barcelona, en la que además podemos ver los vestuarios del Santiago Bernabéu tal como eran en 1959) y el sacrificio que está dispuesto a hacer abandonando a la mujer que ama, para no dañarla con el peso de su gafe (vamos, en plan Spiderman).
En cuanto a reparto y demás apartados, el malogrado José Luis Ozores inmenso como de costumbre, Antonio Garisa, aportando su innata comicidad y buen hacer en el papel de ese pícaro taxista, el resto del reparto (casi nada los secundarios de la época) poniendo la guinda a esta pequeña joyita, buena fotografía en los exteriores del Madrid de la época, un guion resultón y una sobria y acertada dirección por parte del ecléctico artesano Pedro Luis Ramírez.

Resulta siempre frustrante pensar en la gran cantidad de espléndidos cómicos y humoristas españoles a los que quizás su época les condicionó hasta el exceso para su producción. En el caso de José Luis Ozores, hay que sumar su prematura muerte, cuando nada en su carrera indicaba que hubiera llegado a su tope.

Actor peculiar, muy natural, expresivo, con sus propios clichés, Ozores se muestra muy cómodo en esta figura incierta del gafe, un pobre diablo en el Madrid de la época que intenta sacudirse de las cenizas de un legado que le está haciendo verdaderamente la Pascua. Todo ello aderezado con una trama amorosa (con el personaje interpretado por Teresa del Río) que no estorba.

Con mucho oficio, Pedro Luis Ramírez dirige una divertida comedia, donde los secundarios rayan a gran escala, especial mención para Antonio Garisa, divertídisimo como el pragmático amigo taxista del gafe, que incluso le convence de hacer negocio con su "don", como en las apuestas deportivas. También hay otras excelentes interpretaciones, como la de Julia Caba Alba.

Por supuesto, el espectador tiene que mirar un poco para otro lado con algunos clichés de la época y momentos ñoños, pero estamos ante una pieza cómica muy simpática, un entremés perfectamente servido por un excelente actor cómico.

Entretenida película sobre un pobre diablo al que todos los que le rodean le consideran "gafe". Él vive obsesionado por su "condición" al parecer heredada de un difunto amigo que en el lecho de muerte le traspasó tamaña "herencia". Sólo el verdadero amor, conseguirá remediar tal nefasta condición pero para ello antes tendrá que pasar por numerosas vicisitudes.

Si su prematura muerte a los 44 años no se hubiera producido, probablemente José Luis Ozores hubiera llegado a ser si no el mejor cómico de nuestro cine, unos de los tres mejores.

Estaba llamado a ser el heredero natural del genial Pepe Isbert pero la esclerosis múltiple truncó una carrera prometedora. En esta ocasión se mete en el papel que mejor sabía hacer, el de un buen hombre al que las circunstancias le condicionan. Seguramente "El gafe" no es de las mejores que protagonizó, pero aún con todo Ozores nos deleita con unos monólogos, gestos y miradas capaces de arrancar sonrisas a una estatua.

Cabe destacar la labor de Julia Caba Alba y Antonio Garisa. Dos de los grandes "segundos" de nuestro cine que aportan su buen hacer.

Entretenida y simpática.