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La venganza de un hombre llamado Caballo

Western. Aventuras Años después de haber conocido a los sioux, Lord John Morgan (Richard Harris), infeliz y aburrido en su Inglaterra natal, conoce la noticia de que los territorios sagrados de sus amigos indios van a serles arrebatados por el gobierno. Dispuesto a ayudarles, John Morgan, conocido como Caballo, decide regresar a América para dirigirse hasta las lejanas tierras de los Cara Amarilla... El gran éxito de las aventuras de un inglés entre los ... [+]
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
14 de junio de 2005
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Secuela de la película "Un hombre llamado caballo", protagonizada siete años antes por el mismo Richard Harris. El regreso de lord Morgan a la tierra de los indios llamados "manos amarillas" con el propósito de pasar con ellos unos meses destinados a recordar su amistad de varios años antes constituye el arranque de la historia, que se ve prolongada por la situación de sometimiento, esclavitud y alejamiento de las tierras de sus antepasados, en la que se encuentra el pueblo de sus antiguos amigos como consecuencia de la ambición y la falta de escrúpulos de un trampero que comanda un grupo de secuaces sanguinarios. La narración se desarrolla con el esmero, la corrección y la calidad visual propia de las obras producidas por la United Artists. La banda sonora incluye una banda musical, de Laurence Rosenthal, que destaca por su brillo y su adaptación al desarrollo de la acción. La interpretación de Richard Harris, en el papel de lord Morgan, se mueve en un nivel más que digno. El director aprovecha la ocasión que se le brinda para disponer una puesta en escena y un movimiento de actores que superan los límites de lo convencional para alcanzar algunos momentos de gran brillantez narrativa. Pese a ser éste un western de la época crepuscular del género conserva la seriedad, el sentido épico, el rigor y la emoción que caracterizaron a las películas de aventuras del viejo Oeste americano.
Miquel
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17 de julio de 2008
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por si no habían tenido suficiente con la primera entrega (tampoco daba por una continuación, a pesar de su éxito), el público disfrutó de esta ambiciosa continuación dirigida por el especialista en secuelas Irvin Kershner. Retoma las andanzas de Lord John Morgan con los Manos Amarillas para protegerlos de mercaderes de esclavos encabezados por el respetable Geoffrey Lewis (aunque se deja ver por casualidad).

Si en "Un Hombre llamado Caballo" el hombre blanco se entregaba a ritos ancestrales para adaptarse a la comunidad india, aquí lucha por recuperarla usando los propios recursos aniquiladores. Harris se sirve de fusiles y tácticas de batalla para convencer a sus amigos pieles rojas. Son los indios que se adaptan al hombre blanco para librar la batalla final y recuperar sus tierras.

Como producto final es entretenido de cara a la platea por su sentido del espectáculo pero no da para más.
Natxo Borràs
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30 de noviembre de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Han transcurrido seis años desde la anterior obra de arte, donde Lord Morgan ha vuelto a Inglaterra donde la vida le aburre y tiene la necesidad de volver con su pueblo de adopción, los sioux "mano amarilla". Desgraciadamente, han sido diezmados por otra tribu rival aleccionada por unos tramperos que querían sus territorios de caza, esclavizando a las mujeres y obligando a los supervivientes a que se refugien en territorios yermos donde su supervivencia está en entredicho.

"Caballo" vuelve, y tras realizar nuevamente "el sacrificio al sol", aquella escena brutal que nos sorprendió y conmovió a todos, y tras volver a cazar el búfalo para alimentarse, va en pos de sus asesinos para recobrar su orgullo y sus tierras.

Otro alegato más a las tribus autóctonas americanas, a sus costumbres, a su modo de vida ecologista, acercándonos a sus vivencias y sus tradiciones, esta vez dirigidos por Irvin Kershner que se empapó perfectamente de la original dirigida magistralmente por Elliot Silverstein con un notable resultado, con Richard Harris que vuelve a interpretar su papel con maestría y convincentemente.

Notable, 7.
andeltor
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4 de julio de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un hombre llamado Caballo fue uno de los títulos más famosos en la filmografía de Richard Harris, luego no fue nada extraño que seis años después del estreno de aquella, el experto en rodar secuelas Irvinh Kershner, dirigiera la segunda parte también protagonizada y esta vez co-producida por el propio Harris.

Cuenta la historia del lord inglés John Morgan, que después de regresar a Inglaterra tras sus experiencias durante cinco años como miembro destacado de la tribu india los Manos Amarillas, decide volver a América para visitarlos. Sin embargo una vez allí descubre que sus antiguos amigos han sido diezmados por otras tribus aliadas con el hombre blanco que trafican en esa zona con pieles, oro, ganado o lo que se tercie. Morgan intentará que recobren la esperanza y les ayudará a luchar contra sus enemigos para reconquistar sus tierras. Pero primero tendrá que demostrar su compromiso y valor realizando de nuevo el sangriento juramento al sol.

Si la primera se centraba más en la cuestión antropológica, en ésta se prima la acción y la historia resulta menos interesante aunque más entretenida. Harris a sus cuarenta y tantos demuestra estar en forma y se convierte en el líder carismático de una tribu que le necesita como el comer para levantar cabeza.
Harold Angel
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3 de agosto de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con esta frase del título se despide el ayuda de cámara de Lord John Morgan (Harris) cuando, aburrido de su existencia, decide recuperar tres años después de abandonarla su personalidad de indio sioux, Caballo, en la tribu de los manos amarillas, precisamente en el momento en que estos son expulsados de sus territorios por los indios crows azuzados por los cazadores blancos que se están asentando en el territorio sobre el año 1830.
Pero la crisis social y espiritual de los manos amarillas es mucho más profunda de lo que parece y no puede resolverse con la buena voluntad que trae Caballo, ni con los regalos occidentales que ofrece a toda la tribu. Es curioso la sensibilidad de cualquier civilización ante el fenómeno del obsequio.
Como oportunamente advierte el hechicero de la tribu, Cuervo ¿Erguido?, para erradicar el espíritu del mal que se ha asentado entre ellos es necesario un acto de purificación colectivo. Vuelve a repetirse la famosa escena de la perforación torácica para sujetar a Caballo y a un grupo de indios jóvenes de los músculos pectorales, aunque sin llegar a suspenderlos de lo alto. Espeluznante también es la escena del hechicero rasgándose la cara a la altura de los globos oculares: "Los manos amarillas ya han sufrido bastante y vuelven a ser libres". Es decir, la libertad conquistada a fuerza de padecimientos.
Lo mismo que su antecesora "Un hombre llamado Caballo", la excelente caracterización y documentación hace que nos encontremos ante una cinta con un alto contenido antropológico, donde con gran delicadeza se dan a conocer las costumbres de los indígenas. Sin embargo todas estas escenas están narradas con gran premiosidad, excesivamente lentas por momentos, lo que contrasta bastante con el arranque tan fulgurante que tiene. En este sentido la película claramente va de más a menos.
Mención aparte merece la belleza paisajística, fotográfica y musical de la obra, además de la excelente interpretación del protagonista principal. Por todo lo cual la consideramos bastante interesante.
Lafuente Estefanía
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