American Crime Story: Impeachment (Miniserie de TV)

Pero duele más que ellos finalmente se queden tan anchos, aunque a Hillary Clinton le pasó factura (quizás hubiera sido más inteligente dejar a su marido y dedicarse sola a la política), aunque es una frase la que me chirrió, y es que dicen que el pueblo americano es lo que quiere. Un presidente como él (y no es por nada, en el presente han tenido pocos presidentes que merezcan la pena). Las feministas apoyaron públicamente a Bill Clinton porque decían que era el primer presidente votado por las mujeres (da asco esta parte). La humillación por la que tiene que pasar Mónica Lewinsky es bastante penosa. También es horrible como una supuesta amiga, Linda Tripp (una irreconocible Sara Paulson), es capaz de grabar fríamente a una persona de la que es consciente que tiene muchos problemas, y no sólo por su relación con el presidente, sino por todo lo que le cuenta acerca de su adolescencia. Que sea Mónica la que primero escribe su propio libro y la que obtiene más éxito es, desde luego, lo mejor que ocurre, y que en hoy en día haya pasado por un cambio físico espectacular y esté mucho más segura de sí misma me alegra. Si Linda Tripp hubiera actuado más de corazón y menos por enfado, ira y venganza, igual hubiera tenido un mejor final, ya que termina siendo echada a los leones, como todas las demás. El trato a Paula Jones (Ashford) es siempre degradante, desde su novio, pasando por la famosa presentadora que dice que la va a ayudar, como por parte del resto del mundo cuando decide aparecer en la revista Penthouse porque gracias a su novio ha perdido un montón de dinero y con una hija de por medio no tiene donde caerse muerta. Y mientras unas caen, la otra, la Primera Dama, esa mujer de hielo, se prepara para tener más poder, para que El Presidente, siga siendo eso, El Presidente, el hombre más poderoso del mundo, porque según ella, cualquiera con quien se hubiera casado hubiese sido El Presidente de los Estados Unidos. Las encuestas sobre la Primera Dama suben como la espuma y ella se llena la boca de poder. Es lo único que importa a todo ese grupito que forma parte de La Casa Blanca. Bill Clinton le envía un mensaje a Mónica, pidiéndole disculpas por lo que ha tenido que pasar (no sabemos si empezando por ese control que tiene sobre ella, esas llamadas cada quince días que lo único que consiguen es que Mónica nunca se olvide de él, pero luego él pasa olímpicamente, no sólo porque está casado, sino porque su manera de actuar con la mujeres esa forma –típica de sociópatas y que encontramos en cada esquina-; esos hombres completamente narcisistas que sólo buscan control porque tienen una baja autoestima, aunque Clinton tiene al lado a una mujer fuerte –quizás demasiado- que le guía en todo momento, algo de lo que Mónica carece, porque al final es sólo una chica joven e insegura rodeada de tiburones).

Sara Paulson está fascinante, como en casi todo lo que hace. Beani Felstein (Lewinsky), ya se está convirtiendo en una cara muy conocida en el mundo de Hollywood, con películas como Malditos Vecinos 2 o Lady Bird, entre otras muchas. Cambia a mitad de serie de registro, y la vemos cada día más segura, menos avergonzada, con menos miedo y con más ganas de superar esa humillación pública relacionada con algo que debería ser privado y aprovechar el momento para hacer otras cosas a costa de los Clinton. Clive Owen está magnífico como Bill y Edie Falco (Los Soprano) es una espectacular Hilary Clinton.

La banda sonora, la producción y la fotografía están, como siempre, muy cuidadas. Con el guion me quedo a cuadros, porque piensas que es una historia simple y luego ves todo lo que supuso desde dentro. Muy recomendable verla.