Doctor Who: Hell Bent (TV)

Como decía, éste es el cierre de una trama empezada hacia el final del capítulo 10 de la novena temporada, "Enfréntate al cuervo". Los sucesos finales de este capítulo le llevan a una cárcel onírica el capítulo especial (09x11) "Enviado del cielo" (aquí con ficha "Heaven Sent"). Uno de los capítulos más arriesgados y surrealistas de Steven Moffat y, para muchos, uno de los mejores después de los especiales "Parpadeo (Blink)" y el de los 50 años "El día del Doctor".

Imprescindible para todo fan del Doctor, y pese a que la mayoría de los capítulos no siguen una historia en común, en este caso conviene ver la trilogía en el orden correcto. Y lo que más gustará al seguidor, habrá revelaciones y por fin la visita/regreso a un lugar especial, pudiendo comprobar el efecto que causó nuestro querido protagonista a estos personajes.

El Doctor es casi una religión para muchas personas. Mejor dicho, una filosofía, los dioses a él no le gustan. Esa filosofía se basa en preceptos bastantes claros y definidos. El más importante, y el que recuerda siempre a todo el mundo es: "Todo el mundo es importante".

Sin embargo, hay otras ideas y creencias del Doctor que no se ven muy a menudo, una de ellas es en la que se basa la totalidad de este capítulo: "Los demonios corren cuando un hombre bueno va a la guerra".

No puedo decir spoiler, pero es un capítulo en el que toda la furia del Doctor se ve focalizada en un sólo ser. En un único objetivo. En el más grande. Es un capítulo oscuro dentro de la colección de El Doctor. Es un capítulo para ver y disfrutar de esa cara que pocas veces hemos podido estudiar. La cara de la venganza.

Impresionante final de la trilogía, constituida por este episodio junto a "Cara a cara con el cuervo" y "Heaven Sent". Descubrimos, por fin, el villano que tanto ha atormentado al Doctor y como éste pasará factura, de manera elegante pero tajante, en el primer tercio del filme, ambientado como un extraño western, con imágenes icónicas como la del hombre (El Doctor) frente a la máquina (la nave espacial).

De nuevo un intenso trabajo actoral de Capaldi y de Coleman, donde vemos fluir esos sentimientos ocultos de amor y amistad de alguien, tan aparentemente frío, y tan devoto de alguien a quién ha perdido y quiere, desesperadamente, recuperar. Ver el rostro de ambos actores, como cualquier leve gesto tiene un significado sentimental que los espectadores claramente percibimos, hace de estas interpretaciones algo memorable para cualquier aficionado al cine, acompañados de unos descarnados diálogos. Es un drama intenso, a la altura de las obras de Sirk, Stahl o Attenborough. Es imposible no emocionarte.

Y todo ello apoyado en un magnífico libreto, construido a la perfección, con capacidad de sorprender con los múltiples giros de guión, una obra de orfebrería de Moffat, digno de ser enseñado en cualquier escuela de guionistas, donde su complejidad no quita agilidad e interés al episodio.

Esta trilogía es una experiencia única que todo whoviano y aficionado a las buenas historias no debe dejar escapar.