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The Knick (Serie de TV)

7,7
11.163
Serie de TV. Drama Serie de TV (2014-2015). 2 temporadas. 20 episodios. Ambientada en el Nueva York de 1900, 'The Knick' se adentra en los pasillos del hospital Knickerbocker de Nueva York, donde el prestigioso cirujano Dr. John W. Thackery, pese a su secreta adicción a la cocaína, lidera un equipo de médicos con el que no duda en sobrepasar los límites de la ética y la moral de su época en favor de la investigación científica. Todo un adelantado a su ... [+]
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Críticas 37
Críticas ordenadas por utilidad
12 de agosto de 2014
94 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto no es House o Anatomía de Grey. Aquí la maquinaria quirúrgica de última generación no se acompaña de música molona para impresionar al espectador. Aquí la banda sonora y la estética, tanto o más modernas que en las series médicas de gran popularidad, ejercen de contrapeso ante los rudimentos de la medicina de principios del siglo pasado, cuando la anestesia se alcanzaba con éter o comenzaban a gestarse las primeras cesáreas. Una época de utensilios y remedios prehistóricos que The Knick logra recrear a conciencia, sin tapujos y con absoluta precisión, alcanzando cotas de espectacularidad mucho más altas que la tecnología más rompedora.

Porque los artilugios futuristas y la ciencia ficción están muriendo de éxito, quizá convenía echar una mirada al pasado para innovar en el campo de la ficción médica. Los de la HBO y su hermana menor Cinemax han sabido encontrar un filón apasionante en los avances que revolucionaron la historia de la medicina. Hartos de diagnósticos y tratamientos ultraeficaces, de tecnología punta, de CSIs, nos ofrecen una visión mucho más cercana de la profesión médica que las tramas actuales.

Absténganse los hipocondríacos, porque The Knick abre sus puertas con una intervención quirúrgica en la que no se escatiman los primeros planos. Bisturís, incisiones, tijeras, esponjas y sangre, mucha sangre, es lo que desprenden los primeros planos de una serie que no cree en los milagros y los finales felices sino en los avances y retrocesos de una época de plena experimentación, en la que la medicina avanzaba a tientas y sin patrón.

El encargado de impartir esta asignatura avanzada sobre Historia de la cirugía es el Dr. John W. Thackery, algo así como el Gregory House de 1900 pero sin cojera y con adicción a la cocaína. Brusco y detestable como su colega en el Princeton-Plainsboro, ambos comparten una miserable existencia absolutamente entregada al trabajo. La gran diferencia es que The Knick no lleva el nombre de su protagonista sino el de un hospital. Pequeño gran matiz que permite ofrecer una visión amplia y global del sistema de salud en la Nueva York de los primeros años del siglo XX.

Los derechos del paciente, la enfermería, las urgencias, la filantropía. Nada es como solía ser en aquella época, tal como rezaban los diez diferentes carteles promocionales de la serie y que ya vaticinaban su gran amplitud de miras. Tampoco la igualdad de oportunidades ni la religión, representadas por dos de los personajes más prometedores de The Knick, el médico negro de impecable currículum y la monja pingüino adicta al tabaco y al sarcasmo.

Por si todas las virtudes que ha mostrado el piloto (y alguna flaqueza, como la tendencia al arquetipo) no fueran suficientes, la serie queda en manos de Steven Soderbergh, que parece haberle encontrado el gustillo a la televisión tras el éxito de Behind the Candelabra. No es una impronta cualquiera. Con su abanico de planos de riesgo y una agilidad en el ritmo que recuerda a Ocean’s eleven, consigue dotar de la más rabiosa actualidad a una serie de época. La dosis de talento y prestigio que le faltaba a Cinemax para convertirse en otro canal de referencia.
polvidal
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22 de octubre de 2014
38 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Los artistas eligen sus proyectos o son los proyectos los que eligen a los artistas?. Por un lado tenemos a Steven Soderbergh en su enésimo intento de retirarse de la dirección cinematográfica y por otro a Clive Owen. El actor declaró en alguna entrevista su preferencia por medios como el cine y el teatro por delante de la televisión, ya que el trabajo en una serie implica un compromiso prolongado y cierto riesgo de encasillamiento. Pero cuando un guión de tal calidad te cae del cielo todas las convicciones quedan relegadas a un segundo plano.

El libreto escrito por Jack Amiel, Michael Begler y Steven Katz llegó a las manos de Soderbergh y no solo postpuso su retiro y se animó a volver a dirigir, el mismo ejerció de operador de cámara, de editor y productor ejecutivo. El primer nombre que vino a su mente para encarnar al doctor John Thackery fué el de Clive Owen y empezó el proceso para convencerlo. A Owen solo le hizo falta una lectura del guión para embarcarse en una serie de televisión, implicándose también en la producción ejecutiva.

Así, casi sin buscarlo resulta que acabamos encontrándonos con la obra maestra de Steven Soderbergh y el mejor trabajo interpretativo de Clive Owen hasta la fecha. “The Knick” nos devuelve al Soderbergh cronista implacable, el que disfruta y hace disfrutar poniendo encima de la mesa un tema complejo y desarrollándolo hasta sus últimas consecuencias desde el punto de vista de cada elemento afectado en mayor o menor medida. En “Traffic”, quizá su obra más redonda hasta la fecha, enfocó su mirada al peliagudo tema del tráfico de drogas centrándolo en tres frentes: el entorno que se ocupa de dicho tráfico, la labor policial que lucha infructuosamente por evitarlo y el efecto causado en una familia por el consumo. Después intentó rizar el rizo en la fallida “Contagio” donde esta vez, intentando mostrar la repercusión de la propagación de un virus, el abanico de puntos de vista se multiplicó y la cantidad de personajes y la sobredosis de información en el tiempo que dura un largometraje fué un lastre para la película.

El formato televisivo ha sido un regalo para el Soderbergh cronista porque “The Knick” es más una película de 10 horas que una serie propiamente dicha y no solo es el retrato de un hospital y los seres humanos que trabajan en el. Es una descripción magnífica de los inicios de la medicina moderna, siempre bordeando peligrosamente las fronteras de la ética, tema tan interesante como poca veces relatado en el medio audiovisual, y además es un completísimo retrato social del Nueva York de principios de siglo.

La historia nos introduce en el hospital Knickerbocker de Nueva York en el año 1900. Allí trabaja el doctor John Thackery. Médico brillante, de personalidad áspera, con un ego descomunal y una vida miserable vertebrada únicamente por su trabajo y una progresiva adicción a la cocaina que alcanza el puesto de jefe de cirugía. Su dedicación obsesiva y su talento le conducen a conseguir notables descubrimientos y avances en la forma de ejercer la medicina. Esa es precisamente la base de la serie y donde resulta entretenidísima y tremendamente didáctica. El trabajo de documentación y la precisión en el detalle para mostrarnos el funcionamiento de un hospital de principios de siglo es gigantesco. Un maravilloso diseño de producción que alcanza su apogeo en las escenas de quirófano donde descubrimos el instrumental quirúrgico de la época y sus aplicaciones con todo detalle.

Es dificil encontrar algún apartado técnico que no sea sobresaliente en “The Knick”. Decorados, vehículos, atrezzo y muy en particular el espectacular trabajo de vestuario de la prestigiosa Ellen Mirojnick nos introduce literalmente en la época. La fotografía huye de los tonos cálidos y se nos muestra apagada y oscura. Tonos lúgubres para tiempos lúgubres con el único contraste del “circo” como se denominaba al quirófano, como si fuese un metafórico atisbo de luz entre las sombras de la ignorancia humana. En dicho quirófano se nos muestran las operaciones de manera cruda y directa, no apta para estómagos delicados. Incluso los recursos estilísticos más arriesgados por “modernos” como son la utilización casi permanente de la cámara en mano y la música electrónica de la banda sonora de Cliff Martinez, que podrían desentonar en una producción de época, no solo no lo hacen, sino que dotan a la serie de una personalidad arrolladora.

Diálogos fantásticos en un guión ejemplar en cuanto a desarrollo de personajes, muy bien interpretados por el elenco secundario (enormes André Holland y Juliet Rylance) donde se relacionan e interactúan tanto dentro del hospital como fuera de él para mostrarnos el papel marginal de la mujer en aquella época, el problema de la inmigración masiva, la diferencia de clases, el racismo arraigadísimo en la sociedad neoyorquina, el poder de la iglesia, las organizaciones mafiosas, el caos político y económico, la revolución tecnológica o cuestiones tan atemporales como el aborto o la adicción a las drogas. Nada queda fuera de la fotografía que nos muestra Soderbergh.

Sin duda la sensación de esta temporada. Espectacular vuelta de tuerca al género del drama médico que seguramente arrasará en la próxima edición de los Emmy, sobre todo en el apartado técnico, que coloca a Cinemax como uno de los canales a tener muy en cuenta y de la que además podremos disfrutar de 10 nuevos capítulos en su segunda temporada. Imperdonable perdérsela.

http://losreyesdelmando.com/2014/10/23/critica-the-knick/
Oscar DLC
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18 de octubre de 2014
34 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eso pensé al sexto minuto de visionado... estaba ante algo habitual pero desconocido a la vez , manido pero distinto, bello pero sucio, una serie de médicos original... pues sí.

El argumento es simple, es el año catapún y somos cirujanos, ahora que?... pues ahora sangre y utensilios extraños y dolor y muerte y y y y un montón de cosas chulas-desagradables sin salir del gore de buen gusto.

Gran Clive Owen, le sientan bien los años a este tipo, interpreta de manera magistral un papel muy complicado en mi opinión y lo plasma en cada escena. Hablando del personaje en si es una mezcla de clichés llevada a cabo con soltura ,su clarividencia me recuerda al personaje de Benedict Cumberbatch (Sherlock) mezclado con el talante de Al Swarenguen (Deadwood) por no hablar de House y la adicción a distintas drogas de todos ellos. Secundarios a altísimo nivel eclipsando por momentos al bueno del doctor Thackery (Owen).

La fotografía cumple su propósito (inquietarnos) y la banda sonora aún más si cabe haciendo que te sumerjas en este fascinante mundo creado por Soderbergh.

Totalmente recomendable si no te da mal rollo la sangre y los bisturís.
Mügén
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18 de octubre de 2014
23 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha sorprendido gratamente. Logra un gran equilibrio entre la medicina de la época y los inicios de la cirugía y el desarrollo de personajes, que por cierto, es increíble.

Es como House, pero llevado más allá, metiéndose en un lugar más oscuro de la mente en el caso de los personajes. Todos están muy bien representados, desarrollados y sus tramas son interesantes: abortos, religión, inmigración, racismo, feminismo, drogas...

La BSO es brutal, pese a ser electrónica, de alguna extraña manera, pega bien con la serie.

Una pena que sea tan poco conocida, porque la serie merece mayor reconocimiento.
petropicapiedra
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12 de noviembre de 2015
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue curiosamente un familiar médico quien me aconsejó ver esta joya con un rotundo " A ti que tienes estómago te va a encantar" y me bastó esto y echar un vistazo al trailer de la primera temporada para decidirme a verla.
Yo que tenía encumbrada a Juego de Tronos como lo mejor en serie que había visto y que iba a ver jamás, me encontré con esta grata sorpresa que a mi juicio la desbancaría radicalmente de su podio.
Borren de su cabeza cualquier serie de médicos que hayan visto jamás, Soderberg nos lleva a algo diferente, la medicina y concretamente la cirugía, en la época en que estaba literalmente en pañales. Viajamos a principios del siglo pasado, cuando no solo la cirugía sino también los derechos humanos, el racismo, el uso de drogas y la filantropía importaban poco o nada.
Cuando los médicos abrían en canal a los pacientes como quien se asoma a echar un vistazo a un libro en Arameo con la esperanza de entender algo y como única opción ante la certeza de una muerte cercana.
O cuando las ambulancias eran tiradas a caballo y llevadas por personas sin escrúpulos que cobraban por viaje, capaces de todo por conseguir "clientes".
Y todo esto, rodeado de una desconcertante y a la vez maravillosa música electrónica (si, han leído bien), excepcional ambientación, fotografía, guión e interpretaciones.... calidad por los 4 costados. Mención aparte Clive Owen que se encuentra en el papel de su vida.
En definitiva, a todos no va a gustar, porque su guión no es complaciente, pero su aroma es tan adictivo como las drogas que están presente en ella.
Que me perdone Juego de Tronos, pero para el que tenga dudas, esta serie ha demostrado algo que parecía imposible: que no es necesario sexo y violencia para hacer una serie magistral.
ErikaG
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