La reina del desierto

Abonado desde hace ya varios años a la liturgia del género documental, que, merecidísimamente, le ha valido un amplio reconocimiento crítico mediante obras del calado de GRIZZLY MAN, ENCUENTROS EN EL FIN DEL MUNDO o LA CUEVA DE LOS SUEÑOS OLVIDADOS, una vez vista la presente QUEEN OF THE DESERT, cabe decir que a Werner Herzog no le ha ido nada bien con su vuelta al género de la ficción. Con mucha diferencia, nos hallamos frente a una de las obras menos estimulantes del autor de FITZCARRALDO. La escasa entidad de este mortecino, prescindible biopic parece impropia de un autor de su importancia.

QUEEN OF THE DESERT pretende trazar una semblanza cinematográfica sobre la figura de Gertrude Bell, la historiadora, novelista y exploradora británica que ha pasado a la historia como la “Lawrence de Arabia femenina”. En un principio, habiendo destacado –baste visionar los tres títulos antes citados- como un documentalista especializado en involucrar a su cámara en aventuras geográficamente bastante singulares, la personalidad de esta mujer empeñada durante los años 20 del pasado siglo en viajar por un territorio (el casi extinto Imperio Otomano de aquella época) tan poco grato para una mujer no perteneciente a ese confín podría configurarse como un territorio narrativo bastante apetecible y propio de un cineasta de sus particulares características.

Sin embargo, contra todo pronóstico, la película es un inusitado catálogo de lugares comunes, de sometimientos indelicados al canon establecido y, sobre todo, un auténtico fiasco para quien esperara un desmarque aguerrido, fiero, desestabilizador por parte del creador de AGUIRRE O LA CÓLERA DE DIOS. Autor también del decepcionante material escrito desde el que parte esta roma operación rememorativa, el germano se limita a situar a su interesantísima protagonista dentro de una acartonado periplo afectivo-aventurero absolutamente caduco, consabido y contraproducente con la figura central analizada.

Herzog se encarga de limar cualquier aspereza investigativa al privilegiar los modos y maneras más anquilosados del melodrama amoroso exótico, logrando que el acercamiento a la figura histórica sea insincero y lastimosamente codificado. No hay más que hacer mención de la vergonzosa puesta en escena de la historia de amor entre Gertrude Bell y el diplomático Henry Cadogan, o los sucesivos encuentros en el desierto con los líderes de los pueblos en litigio para hacerse una idea de la pobreza y el desahogo referencial con el que está despachada la narración de los hechos históricos reales. El paisaje dentro del cual estos se hallan encuadrados emerge como mero adorno turístico y no como elemento definitorio del carácter y los posicionamientos de la protagonista, a la que, digámoslo de paso, los esfuerzos de una poco adecuada Nicole Kidman nada pueden hacer por sacarla de la claudicción con la que ha sido escrita. La película es, a la figura femenina rescatada, lo que la cirugía es a su expresión: puro estiramiento neutralizador. A Herzog se la ido la mano con el bótox.

Lijo por todas partes, exteriores espectaculares, aroma de cine clásico... y nada debajo de ese envoltorio.
Queen of the Desert no muestra nada bajo el polvo del desierto. Es plana, es aburrida, y en ningún momento logra transmitir ninguna pasión por la historia de Gertrude Bell. Qué pena, porque los ingredientes eran estupendos, pero poco se puede hacer cuando la película es tan larga y continuamente da la sensación de que se ha puesto más empeño en que luzca estupenda que en que SEA estupenda.
Patinazo gordo de Werner Herzog.

Lo mejor: Su calidad técnica
Lo peor: La nadería que es su guión

Trabajo más reciente del reconocido director, documentalista, guionistas y productor alemán. Presentada en el Festival de Berlín 2015, sin dudas es una película desconcertante. Herzog cuenta la historia de la arqueóloga y exploradora británica Gertrude Bell, apodada la reina del desierto, la constructora de Irak, entre otros nombres, debido a su gran importancia dentro del casi extinto Imperio Otomano al final de la Primera Guerra Mundial, y la posterior reconstrucción o división del medio oriente. Fue junto a Lawrence de Arabia, una delas figuras más importantes de la época. Con una historia y un personaje tan exquisito, Herzog se decanta por un melodrama épico muy hollywoodense. Es cierto que no parece del director, y a pesar de tener una bella fotografía, una gran producción, y una gran actriz como Nicole Kidman, que está muy bien como Bell, excepto en la parte romántica, que es uno de los grandes problemas de la película. Herzog tiene un guión muy plano y clásico pero la ejecución de la historia no es tan pulcra y acertada. Las partes románticas quita fuerza, parecen forzadas, y aunque el amor fue impulsor verdadero en la vida real de Bell, en el filme está muy mal retratado. Robert Pattison fatal como Lawrence de Arabia, y un reparto muy desacertado, que no terminan de cuajar en un guión igual de desacertado. Una verdadera lástima. Pudo ser realmente grande y dar una luz a la figura histórica de Bell, opacada injutamente muchas veces por Lawrence de Arabia. Es bueno conocer más de esta historia, en especial en nuestros días.

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Veo "La reina del desierto", la película que, acerca de la viajera, arqueóloga y espía, Gertrude Bell (quien pasó de describir ruinas bizantinas a participar en la creación de Iraq), está protagonizada por Nicole Kidman y dirigida por Werner Herzog, también autor del guión. Esta reconstrucción de la vida de la apasionante británica de ideología arabista, en la que no aparece nada de su perfil de arqueóloga sino que el guión está más bien centrado en los aspectos poéticos de las más de mil cartas que escribió y en las dos increíbles historias de amor que el Sr. Herzog le hace protagonizar (la diferencia de edad con James Franco me impide creerme la suya y la poca profundidad de la del cónsul británico, hace lo propio con la segunda), me ha parecido -a pesar de su excelente música, fotografía, vestuario y ambientación- un derroche de dinero y medios pues los diálogos son pésimos ("Prefiero un balazo en la cabeza que vivir sin ti", "Tiemblo por mí país cuando pienso que Dios es justo",...), ridícula la figura de Churchill o de su amigo Lawrence de Arabia (compartían la misma ideología en pro de la causa árabe), escenas sin sentido (el telegrafista a quien no conoce de nada le dice, tartamudeando, que daría la vida por una mujer como ella o esa en la que viene un cocinero a pedirle consejo sobre el tiempo que tarda en cocerse un huevo, cuando en ningún momento se ve a la actriz manejar utensilios de cocina), miradas fijas entre actores que no se han visto antes en la trama, mala construcción de los personajes, ninguna referencia a la final sobredosis de barbitúricos que hubiera dado más sentido a la película y, en definitiva, poco rigor en favor del espectáculo comercial. Mala, de 2.

Werner Herzog, al que se tiene más o menos como un director de culto, se da un costalazo histórico con una cinta con muchos ingredientes para ser atractiva, pero que acaba siendo una gran patochada. Después de rodearse de actores como Nicole Kidman, James Franco y Robert Pattinson, y gastarse 36 millones de dólares en el rodaje, "La reina del desierto" tan solo ha podido recaudar la irrisoria cantidad de dos. Encima, las críticas profesionales han sido malas. En cualquier caso, se trata, sobre el papel, de una historia de aventuras y exploraciones, en el marco de los años previos a la primera guerra mundial y durante la misma, a través de la figura de la británica Gertrude Bell (Nicole Kidman, demasiado mayor para el personaje, el primer noviete que le buscan es once años más joven que ella en la vida real), una especie de "Lawrence de Arabia" pero en femenino.

Dejando bien claro que para mí esta señora no es ejemplo de nada, una millonaria excéntrica y a todas luces desequilibrada, desde luego el modo de vida que eligió no es el más adecuado para nadie y menos aún para una mujer (SPOILER), por lo menos cuando se hace la biografía de alguien, lo mínimo que se puede pedir es fidelidad a su vida y obra. Pero claro hace años que la realidad viene totalmente distorsionada por el pensamiento progre, anticolonial y feminista, que elimina todo lo que no concuerde con él. De este modo, Herzog, que también es el guionista, nos presenta una gran farsa en el que prácticamente todo lo que sale es falso, amputando numerosos episodios de su biografía, por ejemplo, su colaboración activa en el espionaje en la guerra y su apoyo al imperio británico, por algo fue condecorada, o inventándose amores que no existieron.