¡Sálvese quien Putin! (TV)

Me hallo muy sorprendido por lo que he leído sobre este especial de nochevieja del gran José Mota en las críticas, gente que no le gusta José Mota y lo ve, para luego venir aquí a que... en fin.
Vayamos al merme de verdad, reconozco que con Jose yo no puedo ser muy objetivo, porque para mi por edad y porque lo he disfrutado toda mi vida es mi referente o uno de los referentes del humor en España, de hecho utilizo cosas de él a diario formando parte de mi, si, hasta ese punto.
Siempre supe criticar lo que no me convenció de él y la verdad es que los especiales de nochevieja no suelen gustarme mucho, pero este para mi ha sido el mejor con diferencia que ha hecho.
La gente vota sin gustarle Jose y como si fuera una película con mal guión, pues no, esto es un especial de humor y por ahí tienes que criticar, pero si no te gusta Mota... ¿Para que te pones a verlo?
Yo me he reído muchísimo, el especial con el que más, tiene personajes clásicos y otros más nuevos, la gente que le acompaña hace unas imitaciones muy buenas también y tronchantes, la historia basada en el Titanic la hila muy bien con todos, y cuando lo ves solo sin la familia alrededor que no te deja escuchar se te hace muy corto y quieres más.
En resumen, si te gusta Mota te encantará este especial, si no te gusta...¿Que haces?

Tras el desastre que fue el programa "Cuento de vanidad" la pasada Nochevieja, José Mota intenta detener su caída al abismo del aburrimiento usando a los clásicos, ¿o deberíamos decir viejas glorias?

La vieja del visillo, Martes y Trece, Javier Gurruchaga, Miriam Díaz Aroca, incluso el youtuber Ibai Llanos ya tiene cierto aire de clásico desfasado.

Todos ellos desfilan sin mucho entusiasmo por los pasillos de un Titanic llamado Europa, una metáfora que daría mucho juego para la crítica mordaz, pero todo se queda en nada: si Europa se hunde no es por culpa de la corrupción, ni de los políticos, ni de la sumisión a China y Estados Unidos, ni de la degradación de su sociedad civil, la culpa de todo este hundimiento resulta ser Putin, el perfecto chivo expiatorio.

Mota sigue con su empeño en hacer televisión educativa y trascendente en lugar de humor, pero le doy un 3 y no un 1 por su brillante imitación del futbolista y showman Joaquín y porque Miriam Díaz Aroca compone una perfecta Camila Parker.

Para terminar Mota deja un mensaje: no toquéis el humor, bueno, el que casi ni lo toca es usted, buen hombre.

Tras 'Cuento de Vanidad', que fue, en mi opinión, un caótico y decepcionante programa el año pasado, Mota vuelve en plena forma para traernos uno de sus mejores especiales de Nochevieja de los últimos años. Por esto y dado que la nota media que tiene ahora mismo '¡Sálvese quien Putin!' me parece inmerecidamente baja, he decidido ser generoso con mi valoración.

Ante todo, hay que entender el estilo de Mota como lo que es, no una cumbre de la perfección artística de la historia de la humanidad, sino como una ocasión para recordar lo bueno y reírnos de lo malo que trae cada año que pasa para afrontar el que viene con una sonrisa en los labios. A mí personalmente me gusta Mota: me parece un tipo gracioso, ocurrente y me lo paso bien viéndole de vez en cuando. Y si miramos '¡Sálvese quien Putin!' desde este punto de vista, lo que encontramos es un especial entretenido, divertido y más original que años anteriores que cumple con su cometido y con lo que Mota pretende hacer.

El gran riesgo que corre Mota es que la trama central no tenga gancho. Un sketch aquí y otro allá puede ser más flojo que otro, pero lo que verdaderamente puede deslucir el conjunto del show es que el hilo conductor sea débil. Eso fue lo que sucedió con 'Cuento de Vanidad'. Por suerte, este espectáculo evita colisionar con este iceberg. En otras ocasiones, Mota había sugerido que los políticos españoles actuales no son imitables, a diferencia de políticos anteriores como Mariano Rajoy o Pablo Iglesias que se prestaban más fácilmente a la exageración. En este caso, resuelve este problema al expandir su registro de objetivos a imitar. Otras veces ya había imitado a políticos internacionales, pero no recuerdo ningún otro especial en el que éstos compusiesen el hilo argumental principal. Esta decisión compensa: Imitando la estructura de ‘Titanic’ y reproduciendo una historia familiar en el buque ‘Europa’, Mota construye una aventura en la que la vieja al Visillo debe seducir a Carlos de Inglaterra y en la que intervienen Joe Biden, Tamara Falcó, Miguel Bosé, Giorgia Meloni y Emmanuel Macron entre otros. Al centrarse en un panorama políticos y social más amplio con un mayor registro de personajes, Mota es capaz de seguir sorprendiéndonos con sus acertados manierismos, logradas parodias y un impecable y distintivo trabajo de maquillaje y caracterización.

Estuve viendo el show con una sonrisa de principio a fin. El sketch que abre '¡Sálvese quien Putin!' me arrancó la primera carcajada por la agudeza con la que representa la actualidad, la parodia de acentos locales y el humor gestual. Marca el tono de lo que será un especial gracioso pero que no se aleja de cuestiones sobrias. Por paradójico que suene a primera vista, para bien o para mal, a menudo el ingenio y la comedia se agudizan en las épocas más oscuras o, por lo menos, cuando las cosas no van como esperábamos. Dentro de las letras españolas, Quevedo, por ejemplo, brilla por su ironía y sensibilidad justamente cuando todo se desmorona. Salvando las distancias, algo parecido sucede en 2022 a nivel global, con riesgos internacionales, desafíos sociales, y un encarecimiento de la vida. Mota es consciente de todo ello y '¡Sálvese quien Putin!' está saturado de temas que hacen referencia a la guerra de Ucrania, la inflación, la inestabilidad social, la falta de decoro y respeto institucional… También hay momentos bastante divertidos en el especial de este año, pero todo debe decirse: no todos los sketches son igual de entretenidos. Hay algunos, de hecho, que se hacen un poco largos y que están esparcidos por partes del metraje. En general, sin embargo, este especial es un barco que se mantiene a flote y que aporta más sonrisas y disfrute que años anteriores. Mota concluye con una bienvenida e interesante, aunque ya algo habitual, reflexión sobre el papel del humor en la vida diaria y el valor de la comedia para ayudar a sobreponernos a adversidades.

En resumen, me lo pasé bien con este especial y me permitió recibir el nuevo año con alegría y optimismo.

Gracias por leer estos comentarios. ¡Feliz 2023 a todos!

En la noche de «Nochevieja» (31 de Diciembre de 2022, cayendo este año en sábado), RTVE siempre retransmite, de 22:00 a 23:00, el especial de José Mota.

Este año se ha titulado «2023: ¡Sálvese quién Putin!» y parodiaba a la película «Titanic» de James Cameron a través de la siguiente historia:

«La vieja del visillo, por orden de la ONU y la Unión Europea, tiene que seducir al Rey Carlos de Ingleterra para que firme el Tratado de Adhesión a la Unión Europea. Todo ello ocurre en el barco «Europa» (parodia del Titanic), durante el viaje de inauguración del mismo, el cual se realiza entre Nochevieja y Año Nuevo (2022 – 2023). Todo esto ocurre mientras el barco recibe a un «invitado» inesperado en la sala de máquinas (ese es, ni más ni menos que Putin), quien se encargará de arruinar el viaje utilizando cualquier plan para hundir al barco».

Este especial contó con un reparto de alucine: José Mota, Javier Gurruchaga, Miriam Díaz – Aroca, Ibai Lllanos, Joséma Yuste, Millán Salcedo, Diana Navarro, Limoo, Sayago Ayuso, More, Paco Collado, los hijos de Mota (Valeria y José, al que vimos como protagonista hace unos años en «Adiós Dos Mil Vete»), Cristina Soria, entre otros actores.

Pues…, el resultado final consigue que este especial se quede «a medio gas». Y lo explico.

NO es una mala idea la que plantea. De hecho, propone una buena presentación de personajes y una trama interesante que se hace más atractiva con la entrada de Putin. Pero…, justamente, esta entrada (tal y como fue), hubiera dado más juego a hacer una especie de «Jungla de Cristal I» dentro de «Titanic» y mezclar dos parodias en una.

Y, con esto de «Jungla…», me explico. Imaginaos que Putin se hace con el control del barco, haciendo a todos rehenes, como en el aslato de la primera parte de esta saga, en la que van contra el edificio Nakatomi, y llega a la cabina de mando para dirigir a todos hacia el iceberg. Ahí, se hubiera potenciado más la historia de amor entre el Rey Carlos de Inglaterra y La Vieja del Visillo porque hubieran actuado como los rescatadores del barco a lo John McKlein, cargándose a los asaltantes, uno por uno, hasta llegar Putin, donde habría un increíble duelo final que se acabaría en el momento en el que están a punto de chocar porque ahí Putin protagonizaría una fuga y todo el barco está condenado al naufragio final. Hubiera habido más desarrollo de personajes, hubiera dado, a lo mejor, más jugo a más chistes y hubiera sido más película ya que hubiera contado con menos sketches y más historia.

Esta sería nuestra propuesta. Pero, es una opinión nuestra y una propuesta. El que decide sobre el destino de su especial es José Mota y hay que respetar su criterio y opinión.

Y, otra cosa en la que flojea este año es en algunos de los skteches. Por ejemplo, en el de Joaquín, que ha sido uno de los más laureados por la interpretación e imitación física (que fue un acierto en la interpretación y en la imitación, ahí sí que lo curraron), se queda a media asta porque lo que plantea es interesante pero…, muy crítico a su vez con la sanidad y…, en este momento, si se hubiera mostrado de otra manera, hubiera sido estupendo porque, últimamente, NO está el horno para bollos en la situación social y política que vivimos.

Uno que estuvo guay fue el del ahorro energético a través de las bofetadas. Ese sí que estuvo genial y gracioso. O, también, recuperar y el momento del «Debate del estado de la canción», el cual hicieron Mota y Muñoz («Cruz y Raya») en su, para mí, mejor especial especial del 2003 al 2004 que fue el de «Regreso al 2004: El día del fin del año» . Otro que sorprende es el de Putin haciendo de Charles Chaplin en «El Gran Dictador», brillante ese momento. También lo de La Vieja del Visillo pidiendo ayuda a Carlos para que le salvara (ahí se sale, hay que admitirlo).

Por otro lado, en el final del especial…, parodian y aversionan una canción que, algo tiene que ver conmigo dentro de un asunto que…., mejor os cuento en el apartado de «Curiosidades» de mi radio.

Pero…, en mi opinión, NO puedo decir que sea uno de los mejores especiales de José Mota por todo lo que cuento. Había mucho más jugo y podía llevarlo a otro nivel. En otras palabras, se quedó en este producto y, da un poco de pena que después de haber firmado otros especiales buenísimos como «Seven», «Cuento de Navidad», «Ciudadano Kien», «Operación Ande Andarán», «Adios dos mil vete – Cinema paraeso» o «31-D: Un golpe de gracia», entre otros, este especial se quede un poco flojito.

NO VOY A DECIR QUE LA IDEA ES MALA, porque NO está nada mal. Pero…, había mucho más para exprimir y se ha quedado un poco cojo.

Así que, como nota, le voy a poner un 6’5 porque plantea una muy buena historia, pero… cojea en muchos aspectos y había un grandísimo potencial para darle una dimensión diferente y poder hacer dos películas en una.

Un año más, un especial de nochevieja más. Desgraciadamente, desde hace unos años, no me he divertido tanto con los especiales de José Mota en lo que son una mezcla de actualidad y sátira que, por lo menos, consigue darme un entretenimiento antes de pasar con las insoportables galas de fin de año.

Como digo, el nivel me ha bajado un poco en los últimos años. Si bien celebro que de alguna manera se haya dejado un poco de lado tanta presencia de sátira política, echo de menos algún trozo que verdaderamente esté al nivel más alto del humorista. También agradezco la menor presencia de números musicales y que hayamos pasado un poco página con respecto a aquellas conclusiones lacrimógeno-dramáticas que rompían un poco el tono en una noche de celebración. entendibles, pero no por ello imprescindbibles.

En definitiva, me gusta más esta estructura y elección de sketches pero no recuerdo ninguno que me hiciera verdaderamente gracia.