Los chicos de mi vida

La historia de Beverly Donofrio es relatada en la película en flashback.
Ella era una jovencita con un futuro prometedor como escritora, y soñaba con marcharse a la Gran Manzana y llegar a serlo. Pero a menudo los sueños son muy esquivos mientras la vida nos juega duros reveses, nos hace morder el polvo y pagar con creces las consecuencias de nuestros actos.
Basada en la novela de la propia protagonista, "Riding in cars with boys", se nos narra la lucha de una mujer por arrostrar las dificultades y dedicarse a su gran vocación relegada.
Buena y convincente interpretación de Drew Barrymore, haciendo crecer esta película que podía haberse quedado en una mediocre propuesta, pero que está dotada de un toque especial.

Parece a primera vista una película mediocre, típica comedia americana y un romance apastelado. Pero es todo lo contrario, una preciosa película que (ya he visto tres veces), donde se produce un cambio radical en la vida de una adolescente cuando se queda embarazada.
Humor, ilusiones, fracasos, dolor y mucha imaginación son los ingredientes de esta película con unas interpretaciones muy buenas. Destaca de manera increíble Steve Zahn, con un papel que le va como anillo al dedo (es el personaje que hace de padre del niño), aunque los demás cumplen perfectamente su papel, por ejemplo el que da vida Drew Barrymore.
El guión es conmovedor y divertido, a la vez que inteligente.
La historia está basada en hechos reales y tan bien lograda que en algunos momentos de la película te puede hacer llorar (si tienes sensibilidad, por supuesto).
Muy recomendable.

Leo en una crítica sobre esta película lo siguiente: "Joer, es que la chica lo tiene complicado; parece que haya alguna conspiración secreta o boicot para que la pobre chica no salga de la mugre, entre unos y otros le amargan la existencia, hasta su hijo se la tiene jurada."

A ver, chaval, quedarte embarazada por follar sin poner medios no es una conspiración; es bastante normal. Indica que eres una persona sana con un aparato reproductor normal.

Decidir además seguir adelante con el embarazo, a pesar de tener 15 años, tampoco es una conspiración. Es una decisión personal.

Casarte encima con el padre del niño, que es un descerebrado de tomo y lomo, con poco apego al trabajo y mucho más al alcohol y las drogas tampoco es una conspiración. Esto también es una decisión personal porque al muchacho no se le veían muchas luces ya desde el principio.

Y todo lo demás que pasa en la película, que no lo voy a contar, es igual de poco conspiratorio que lo ya comentado. La auténtica conspiración aquí es genética: cómo se pudieron juntar tantos genes con taras para dar forma a semejante regalito de hija, tan completa ella: tonta, caprichosa, creída, egoísta, descerebrada, posesiva, irresponsable...

Y si el hijo se la tiene jurada es porque la madre es todas estas cosas y algunas más. Si yo hubiera tenido una madre así muy probablemente tampoco daría saltos de alegría. Tal vez incluso la hubiera terminado asesinando en un arrebato irreprimible de matricidio.

Una cosa en la que coinciden casi todas las críticas es en que la gente lloró viéndola. Yo no lloré pero a punto estuve. Perder tontamente el tiempo es algo que me irrita sobremanera el lagrimal.

Tengo miedos, dudas, me equivoco, cometo actos de los que luego me arrepiento. Pero, tal vez porque mi vida no es confusa, ni soy un drogata, ni me he casado con alguien a quien no conozco, no me identifico en ella.

Los Chicos de mi Vida, ahonda, como muchas de su género con mayor o menor acierto, en un tema trillado; he de decir que mientras la contemplaba recordé unas colchas de ganchillo que hacía mi abuela. Eran de pequeños cuadrados con rosetones que al terminar acumulaba, para años después unirlas hasta formar aquel cubrecamas.

Penny Marshall ha creado para el cine una colcha de ganchillo construida de escenas que se han escrito para ser filmadas y unidas a través de flashback continuados, que ayudan poco a la coherencia de un relato, ya de por sí bastante disperso. Por supuesto que Drew Barrymore construye ese papel, absolutamente creíble, de una muchacha incoherente, víctima de ella misma y las circunstancia que la han rodeado. Tampoco olvidemos que una buena interpretación no salva una película del hastío.

El cine debe ofrecer algo diferente, o por lo menos intentarlo, las cotidianidades ya las vivimos cada día, cuando nuestro hijo se lleva un buen golpe, o descubrimos que nuestra pareja no es exactamente como habíamos pensado... o tal vez no habíamos querido ver. ¿Os suena eso?

Película con un título que puede inducir a la equivocación. Realmente la película narra la historia de una joven que a los quince años sufre un embarazo no deseado, y a partir de ahí todo cambia. Su mundo, sus planes, su entorno... Su vida.
Esos hechos de una manera u otra son el pilar fundamental de la historia, pero lamentablemente no hay ningún otro aspecto mínimamente destacable, en la cinta hay aspectos que se podrían tratar más en profundidad y apenas se mencionan, y otros que verdaderamente no tienen importancia pero por razones estéticas y comerciales “entran”.
En definitiva, una producción más de lo que se viene haciendo habitualmente en el género, una bonita y conmovedora historia con tintes dramáticos y final feliz, un reparto que deja bastante que desear (nombres conocidos si, pero...), nada nuevo.
Para ver tranquilamente una tarde de domingo, un rato entretenido (si no hay nada mejor que hacer), y sin esperar gran cosa, nada más.
Entre cuatro y cinco, le di el cinco porque esperaba algo mucho peor, aunque siempre puedo rectificar.