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Black Mirror: Cocodrilo (TV)

Thriller. Ciencia ficción En un futuro cercano en el que los recuerdos personales ya no son del todo privados, Mia (Andrea Riseborough) debe guardar un secreto inconfesable. Episodio de la cuarta temporada de Black Mirror. (FILMAFFINITY)
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Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
31 de diciembre de 2017
209 de 250 usuarios han encontrado esta crítica útil
Termino de ver el capítulo, el que más me ha impactado de esta irregular cuarta temporada, y me dirijo a filmaffinitty para ampliar mis reflexiones y complementarlas con las de otros cinéfilos más experimentados. Contemplo con sorpresa que buena parte de las críticas hacia "Crocodile"son negativas, tildando a este capítulo de macabro e incluso de inapropiado, indicando que su inclusión en esta serie de culto es poco menos que un traspiés imperdonable.

Pues bien, primero sin entrar en spoilers, aportaré una pequeña reflexión general sobre la serie. Para mí, Black Mirror no es una mera crítica a la tecnología. Sus capítulos no son sólamente distopías o mundos paralelos en los que nuevos aparatos cambian nuestra forma de vivir y comportarnos. Es mucho más que eso. Los protagonistas de Black Mirror son las personas y las relaciones humanas contemporáneas. Las innovaciones tecnológicas no son las que transforman a sus protagonistas en seres deshumanizados,. Son, en realidad, el reflejo de la sociedad inhumana de la que ya forman (o formamos) parte. Es una crítica brutal a la sociedad y un aviso a navegantes. Si nos creemos el centro del universo y nos olvidamos de los valores, estamos perdidos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Girón
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21 de enero de 2018
40 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
19/19(19/01/18) Pretencioso y a la vez aparatoso thriller, tercer capítulo de la cuarta temporada de la serie de culto creada por Charlie Brooker ahora para Netflix (las dos primeras en el británico Channel Four). Dirigido por John Hillcoat (“La carretera”) y guionizado por el propio Brooker, en un relato refrito de tantas situaciones vistas en la serie y copiadas de clásicos, sin ir más lejos de la española “Muerte de un ciclista” (1955)de Juan Antonio Bardem, con un desarrollo desproporcionado, con una evolución de la protagonista más chirriante que el tren sobre el rio Kwai descarrilando, con unas situaciones que rebosan incoherencia, donde el recurso nuclear de la serie del uso pernicioso de las nuevas tecnologías, es algo tangencial, en lo que es una vez más (y van ya demasiadas en la serie) un chip en la cabeza se utiliza para extraer recuerdos, pero si ya es algo muy manido, se acentúa por un uso inverosímil de las compañías de seguros para resolver pequeños siniestros. Arranca de modo que huele a muy ajado, y pensamos que en su desarrollo nos sorprenderá, pero la sorpresa es la ausencia de la misma, todo es tan previsible como que todos los años hay film nuevo de Woody Allen, y salteado por comportamientos de un artificioso y forzado que llegan a dar vergüenza ajena, puede sea el peor de todos los episodios vistos de todas las temporadas. Por resaltar algo positivo, mencionar su ambientación de paisajes helados, fríos, nevados, áridos, aprovechando los inquietantes paisajes de Islandia a modo de (pretender) reflejar la personalidad adusta de la protagonista, y también agradecible el escuchar (desgraciadamente solo el comienzo) del delicioso tema de Irma Thomas “Anyone who knows what love is (Will Understand)” que en su traducción al castellano es claramente una alegoría sobre el comportamiento de Mia, "Cualquiera que sepa lo que es el amor (lo entenderá)".

El descenso asesino que sufre la protagonista Mia (siempre llorosa Andrea Riseborough) es del todo punto una aberración, un canto a lo orgánicamente incongruente, el que nos quieran hacer ver que por salvaguardar el status cómodo alguien tan ordinario como esta mujer es capaz de entrar en barrena criminal cual psicópata de slasher resulta estridente. Brooker denota dejadez en este episodio, va con el piloto automático, los dilemas morales quedan absorbidos por una espiral sanguinaria esperpéntica que solapa y repele por lo impostado. Todo esto (malo) solidificado por recursos arteros que nadie se cree, que una perita (mindundi) de seguros, Shazia (buena Kiran Sonia Sawar), disponga de modo ordinario de un aparato con tantas posibilidades me resulta cuanto menos improbable, pero es que encima la gente a la que interroga esta chica ninguno se niega, pero estamos locos! (Más indignación en spoiler).
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TOM REGAN
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4 de enero de 2018
101 de 166 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si no pone BM delante, bien puede ser uno de esos telefilmes hechos en Alemania o Polonia que pasan los fines de semana a la hora de la siesta.
En este capítulo sabemos que es un futuro cercano por ver una furgoneta autónoma que reparte pizzas y un aparato que usan para ver los recuerdos (Hola, soy del pasado y vengo a recordarte el capítulo "Tu historia completa" de BM).

Todo en la historia es increíble (mejor lo explicaré en zona spoiler) para mal además de ser previsible desde el logotipo de Netflix.

Sosa, aburrida o lineal son algo que los fans de BM no podemos aceptar.
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FOR8NER
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3 de enero de 2018
25 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empezar cualquier comentario sin aplaudir la soberbia actuación de la protagonista me parecería una gran falta de respeto. La parte más apabullante del capítulo es esa interpretación que se introduce en la psicopatía, forzada por el miedo a perder su reputación, esa desolación y amargura, unida al silencio y al tiempo pausado de la dirección, es lo mejor de un episodio cuyo final es trágico y sorprendente. Lo peor es que carece de ese espíritu crítico que solía ser el móvil de la acción de otros personajes en Black Mirror: aquí el alma es negra mucho antes de que el espejo de los avances muestren su oscuridad.
Tercero
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29 de diciembre de 2017
36 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cocodrilo lleva a Black Mirror a uno de esos episodios en los que la tecnología futurista queda de lado (aunque sigue siendo parte importante) para presentar una trama más propia del thriller. ¿Qué tiene que aportar este tercer episodio? Coloquemos el pequeño chip junto a nuestras cabezas y descifremos lo que se proyecta en esa diminuta pantalla. Estreno el 29 de Diciembre.

En primer lugar, cabe destacar la ambientación norteña, los paisajes nevados nos traerán ciertos recuerdos a otras obras en las que la nieve es protagonista. La dirección se apoya en esos paisajes, y John Hillcoat lo explota con bastante estilo, a lo largo del episodio podemos sentir como el frío comenzará a salir de nuestras pantallas.

A lo largo de Cocodrilo, se puede leer la unión de diversas influencias, hay elementos de “La Conversación” de Coppola, utilizados de una manera completamente diferente, y sobretodo hay alusiones al cine negro: al del gato y el ratón, aunque, de nuevo: buscando un nuevo enfoque.

La trama principal y el motivo por lo que todo despega se me antoja un poco enrevesado o exagerado, podría imaginar un par de situaciones un poco más “ortodoxas” que las realizadas por la protagonista (interpretada con solvencia por Andrea Riseborough), pero, como siempre, tenemos a estos personajes absolutamente al límite emocional que tanto le gustan a Brooker muy a mi pesar.

Es importante también destacar el trabajo de casting al que Black Mirror nos está acostumbrando. En el medio audiovisual actual, no es raro sentirse confuso ante una diversidad racial, de sexo o sexualidad que se puede antojar algo forzada. En Black Mirror las sensaciones son diferentes, hay una naturalidad, los personajes no son simples “panfletos” publicitarios o ideológicos, están verdaderamente integrados a su mundo y es algo que habría que aplaudir.

La utilización de la tecnología se despega de la actitud crítica, lo cual veo como un punto positivo. En este caso, la tecnología es esgrimida como una herramienta, cómo algo normal, y esto le da un puntito de “naturalidad” al episodio, alejándolo de las connotaciones éticas evidentes que muchas veces Brooker nos vomita (aunque con estilo) a la cara (véase ‘Arkangel’, el primer episodio de esta cuarta temporada). En el caso que nos ocupa, la tecnología servirá como “mano en la oscuridad”: cómo un pequeño hilo del que vamos tirando mientras pensamos (esta vez no con desidia, sino con tensión), que esta historia sólo puede terminar de una manera.

Este suspense está realmente bien conseguido en la trama que propone Cocodrilo, con ciertos momentos de verdadero “pánico” para el espectador mientras el ruido blanco de esa pequeña pantallita se va desvaneciendo. Este episodio genera unas sensaciones que quizá deberíamos exigirle más a la serie. No se recrea en sí mismo, simplemente se centra en contar una historia, y aunque no se trata de una historia excesivamente original, sí está apuntada desde un enfoque muy propio: nunca olvidamos, en ninguna de sus escenas, que nos encontramos ante un episodio de Black Mirror.

Cocodrilo supone un tercer paso en esta cuarta temporada, en este caso, hacia adelante. No olvida de dónde viene y propone una mirada algo más sobria que sus predecesores en cuanto a la narrativa un poco más clásica. Una vez más, por descontado, asistimos a buenas interpretaciones y una dirección con clase, pero esta vez, contando con un guion más sólido a lo que estábamos acostumbrados.

Escrito por Daniel González Fernández

https://cinemagavia.es/black-mirror-cocodrilo-critica-netflix/
Cinemagavia
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