Bambi Meets Godzilla (C)

Algunos llaman arte a esto.
Algunos ven entre líneas un mensaje político y/o filosófico.
Algunos se han reído por la comedia negra y humor adulto que desprende.
Algunos escuchan diálogos donde no les hay.
Algunos alaban la fotografía y su nivel de animación.
Algunos destacan la dirección por encima de todo.
Algunos admiran el significado del pisotón dentro del contexto sociocultural de la época.
Algunos escuchan notas musicales insonoras (valga la...)
Algunos han llorado con el final.
Algunos consideran este cortometraje de contenido +18
Algunos le han vuelto a ver.
Algunos se quieren comprar el Blu-Ray del cortometraje.
Algunos han sido capaces de leer su guión.
[...]
Algunos dan su aprobado a esto.

El dibujo es una mierda. La actuación de Bambi, por mucho bombo que le den ciertos fanáticos de la animación, es (siendo optimistas) una basura, consistente en la burda repetición.

Por otro lado, el tal Godzilla que aparece en el título, apenas sale, lo que demuestra el calibre de tomadura de pelo que alcanza el cortometraje.

Dejando a un lado las actuaciones (Godzilla mira a cámara un par de veces, dándole al asunto un tufillo a amateur que tira para atrás), la dirección consiste en largos planos fijos que matan de aburrimiento al más pintado. Claramente influido por la época, el tal Marv Newland destroza nuestros nervios al no mostrarnos nada. ¡Y lo peor es que los seudo progres de siempre le ríen la gracia! Típico.

Pero lo que más me duele en el alma, es observar un cortometraje que va de provocador, con una idea clara (al menos eso se lo concedo), pero que termina siendo todo lo contrario, traicionándose así mismo. Porque la cosa termina por ser una alegoría del Vietnam, y como no, resulta que los Yankis no eran tan malos, que iban a defender la Democracia y todo el puto rollo de siempre.

Para finalizar, una mención especial al...¿guión? Robert Mckee ha explicado por activa y por pasiva como hacer un buen guión siguiendo unos pasos sencillos, para que cualquier idiota pueda hacer una película. Sin embargo el amigo Marv, que va de listillo, se pasa por donde no se debe las lecciones del maestro. Va de genio de la lampara, pero resulta ser el mono Abú. Un payaso.

En resumen, cortometraje para tirar manteca al techo y no parar, que será aplaudido por esa gente palurda que se cree taaaan inteligente y tan cool que cuando van a ver una peli de Segundo de Chomón no critican la enorme cantidad de animales que se matan en esas pelis, y luego se quejan del maltrato a los toros.

En cuanto a tiempo se refiere, ¿En qué parte invertimos más?

a) Decidir ver el corto.

b) Ver el corto.

c) Asimilar el corto.

d) Escribir sobre el corto.

El tiempo es relativo, porque de todas las posibilidades sólo nos parece larga la opción en que nos sentimos utilizados y malgastados. Para mí ha sido los segundos en los que me he dado cuenta que es Godzilla quien conoce a Bambi, al menos es quien da el primer paso en esta relación.

Dicho esto, la mentalidad abierta que obtuvimos simpatizando con uno u otro personaje en una edad más temprana que esta nos ofrece la posibilidad de posicionarnos a favor o en contra de los acontecimientos.

Al darme cuenta que ambos eran unos desconocidos para mí y sin un omento de reflexión para discernir si me interesaba o no ver ese encuentro, decidí ver el evento de pie y en una habitación extraña y azul.

No conozco la temperatura exacta ni el porcentaje de humedad, pero sí recuerdo lo que pensé al terminar: cualquiera que se vea expuesto al cortometraje va a tener clara su relación futura con el mismo.

a) Qué jodida obra maestra.

b) Ja, ja, qué bien, ¿qué más hay por ahí para ver?

c) De mí no se ríen más.

d) Nunca reconoceré haber visto este corto, el secreto me seguirá a la tumba.


Una opción paralela y especial creada para la ocasión es ese sentimiento que te queda como si hubieses visto una segunda parte de una peli sin haber visto nunca la primera. No sabría responder si me preguntaran si Bambi merece lo que ocurre aquí o es víctima de un complot, tampoco conozco las intenciones reales de Godzilla, si simplemente le gusta destruir cosas o es así porque de pequeño le robaban el almuerzo en el colegio.

Así que mi única alternativa válida era dejar constancia que un día de verano vi a Bambi, unos letreros y un pie, soy una persona más que se vio tentada por la incertidumbre y otros usuarios.

Qué gran invento la incertidumbre.

En apenas 91 segundos, Marv Newland ha creado la Película Definitiva. La que funciona a modo de comodín y que se sustenta en la metáfora terriblemente obvia pero maravillosamente profunda, e infinita.

David contra Goliath, elevado al infinito y adaptado a cualquier tipo de contexto. ¿Cuál es el mensaje? No hay un mensaje definido. ¿O sí? Tú verás. Puedes verlo como un drama político en el que un tirano oprime a su pueblo. O como esa magistral montaña de gags que culminan con un diálogo terriblemente hilarante, algo así como "Con faldas y a lo loco" pero sin faldas. Pero sí locura. "Bambi Meets Godzilla" es tan libre, tan bello y tan apasionante como cada uno quiera ver. ¿Simple? Depende de tí. Cada uno puede tirar un dado y hacerse su propia película, pero ojo: sólo se disponen de 91 segundos.

Al margen de su mensaje, que puede ser tachado de conservador o radical, una vez más, apuntando a cada uno, no queda otra que aplaudir los aspectos formales del trabajo de Newland. Dirección, guión, fotografía y BSO, todo se da la mano para dar lugar a uno de los trabajos más sobresalientes en años, con unas interpretaciones sensacionales. Bambi es un actor de método, con una intensidad dramática sin igual. Godzilla es... Godzilla. Decir más es destripar lo que debió ser un Oscar al Mejor actor en 1969. Sucede pocas veces que todos los ingredientes de una obra cinematográfica acaben uniéndose y forjando algo único* y especial. Y que funcione. La obra de Marv Newland, no por nada considerada una de las mejores animaciones de la historia, es uno de estos escasos milagros.

*Después de ésta han surgido tres millones de versiones de la misma historia, todas ellas de una calidad paupérrima. Sólo hay que ojear "Son of Bambi Meets Godzilla" para darse cuenta del nivel de degradación al que fue sometido un concepto lírico y poético como el que nos ocupa. Si esto no es ARTE, no sé qué puede serlo.

[Revisión 1.01 abajo + Agradecimientos - Spoilers]---v

Aquí ni hay arte, ni hay mensaje, sólo algo muy claro: la cursilería de Bambi ha terminado. Y da igual si es un Gremlin, un Alien o el mismísimo Godzilla quien pone fin a su periplo, porque lo cierto es que una secuencia así podría salvar incluso "Godzilla" del ínclito Roland Emmerich. Pocos lo habrían escenificado tan acertadamente, aunque con sinceridad les diré que hubiese preferido una tortura a lo "Martyrs" para el puto cervatillo del señor Walt. Entonces hasta "Martyrs" hubiese tenido algo que reseñar.

Pero aquí la cuestión no es esa, sino que la gente flipa calamares. Caith escribe una crítica que ni Boyero embedido de coca para que todos vean lo friki que es y, por contra, The End, que está deseando cascarle un 8, habla sobre terceros para distraer la atención. ¡Si hasta el tipo de telefónica vuelve para darle cancha a este artefacto comunista! Porque no lo duden, la metáfora anti-capitalista queda bien clara. En toda regla. Y sí, si el amigo Sines puede venir a delirar aquí, yo también, qué cojones.

Lo cierto, eso sí, es que no pretendo ser popular, pero si la eutanasia no se barajaba como medida para ese puto bichejo tras tanto sufrimiento, al ver palmar a su madre, que mejor que un monstruito nipón para hacer justicia. Y es que los japos podrán ser todo lo gafapastas que ustedes quieran, pero cuando a un canadiense le da por dar rienda suelta a sus fantasías más húmedas, no lo para ni el Tato. Y sino, que se lo digan a Cronenberg, que ahí está "Crash" para corroborarlo. Supongo. O algo así.