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Críticas de The_End
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Críticas 225
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
Ejecución de un elefante (C)
CortometrajeDocumental
Estados Unidos1903
2,6
1.376
Documental
7
19 de febrero de 2012
9 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todavía no andaba.
Todavía no hablaba.
Apenas podía moverse.
El monstruo en su cunita, no tenía ni pasado ni futuro, ni espacio ni tiempo. Era una ventana por donde se veía vida.

Al menos, hay que reconocer que el monstruo nunca estuvo sordo, y desde su nacimiento, por mucho que se pueda pensar lo contrario, le acompañó la música.

El monstruo era, ante todo, inocente.

Hasta que un día, de pronto, el monstruo cobró moral.
The_End
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6
12 de octubre de 2011
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo un tiempo donde la ciencia ficción era un género de serie B, un género menor, hecho con poco dinero, con muchas prisas y "normalmente" con directores a los que podríamos clasificar de impersonales. Un género sin glamour. Un género que no iba a los Oscars, iba a los autocines de Texas. Era la época de la amada serie B y su cine de terror o de ciencia ficción y el cine para adolescentes que deseaban más meter mano en el coche que ver la peli que tenían delante. Y Roger Corman era su rey.

También se comenzó a explotar determinados subgéneros. Bueno, no llegaban ni a esa categoría (o subcategoría.). Filones. Se descubría un filón que daba dinero y durante unos años se explotaba al máximo. El Blackploteixon me viene a la cabeza. Sexo y violencia, ante todo.

Luego llegaron "tiburón" de Spielberg y "La guerra de las galaxias" de juguetitos Lucas y todo se fue a tomar viento. Lo cambiaron todo. Hollywood se lanzó a hacer las típicas películas que Roger Corman hacía por dos perras pero con millones. Corman, el rey de la serie B americana durante mucho tiempo, tuvo que emigrar y con él toda una forma de entender el cine. Se refugió en el VHS. Pero a veces esas películas ni llegaban a serie B. Eran demasiado casposas incluso para ello. Ya circulaba un término, pero fue cuando se dio a conocer. Serie Z. Más adelante, Trash cinema. "Cine basura", literalmente.

Esa cinta que uno ve con colegas para echarse unas risas de tan mala que es. Eso es el trash cinema. Ese fue el único margen que le dejaron a Corman, el tipo que había dado su primera oportunidad a gente como James Cameron, Coppola, Scorsese, Bogdanovich, Dennis Hopper, Joe Dante, Jack Nicholson y tantos otros; una estantería cutre en el videoclub al lado del porno.
Pero Corman siempre fue Corman. y supo darle la vuelta a la situación. Y con ello llegamos a algo más allá que la serie Z. Pues, ¿Qué diablos es una cinta cutre donde las carcajadas son provocadas a posta? Es decir, la cinta tiene momentos tan vergonzosos que sólo podemos reírnos. Pero vaya, resulta que esta pensado así.

Y es que no hay forma de tomarse en serio a la cinta. Pero la clave es que ni desde la producción se la plantearon así. Así que sin ser comedia, es mucho más cómica que otras y ojo, a drede. Te ríes cuando ellos quieren que te rías.

No hace que me tomen en serio. La cinta es mala, claaaro que sí.

¿Quién intentará pillarse la próxima entrega para verla con los colegas y unas cervezas?

Pues eso.
The_End
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7
8 de octubre de 2011
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Buenas noticias, chicos! El suicidio asistido es legal en algún recóndito lugar de Suiza. Si estás deprimido o simplemente la vida te da náuseas y tienes la enorme suerte de ser millonario, puedes pasar tus últimos días retirado en un hotel entre los Alpes y suizos y satisfacer tu última voluntad; acostarte con una estudiante, morir como en una peli del Vietnam, etc.

Así empieza el relato del cineasta Olias Barco. Hasta allí se dirige la cámara y nos presenta un variopinto grupo de pacientes y trabajadores que habitan en el lugar y al que se desplazan unos nuevos inquilinos. Huelga decir, que todos están como putas cabras.

En un inicio, uno puede sentir curiosidad por saber cual es la filosofía de la cinta, pues se plantean varias dudas e interrogantes sobre el funcionamiento del suicidio, y encontramos tanto defensores como detractores al mismo. Pero la película juega a plantear preguntas que luego va a resolver de un tiro o directamente las deja en el aire. Pero esto no es negativo, ya que en todo momento se es consciente de lo que se hace. Al final todo ayuda a la comedia más negra vista por un servidor en mucho tiempo, sin huir tampoco de ciertos toques absurdos.

Puede que al principio tarde en arrancar, o mejor dicho, tras situarnos en la cinta no parece que pueda ir mucho más allá en su desarrollo y tiene momentos mejor definidos que otros, sin embargo, a mitad de película comienza verdaderamente la acción (entendida como la que hace avanzar el relato), con muertos por todas partes. Y es que, una cosa es suicidarse y otra que te maten. Comienza entonces un auténtico espectáculo circense entre suicidas y asesinos, donde la línea de cada uno está más que difuminada para el regocijo del espectador.

En definitiva, relato negro no, negrísimo. De esos que mucha gente ni se ríe ni le encuentra maldita la gracia. Grata sorpresa.
The_End
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7
8 de octubre de 2011
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Últimamente están muy de moda las cintas sobre el apocalipsis en cualquiera de sus formas. Es un autentico filón que inevitablemente ha resurgido después del 11 de Septiembre Yanki y todo lo que después ha venido con él. Han cogido un subgénero surgido con el miedo de la guerra fría, un producto típico de serie B y lo han actualizado tanto como redibujado.

En esta ocasión Ferrara maneja un fin del mundo algo inusual. La gente está tranquila. Han tenido tiempo para aceptar el fin de la existencia humana, y pasan la última noche sobre la tierra como si fuera un fin de año más. ¿todos? Todos no. Willem Dafoe es un hombre que duda y siente miedo ante lo que se avecina. Parece ser el único. Su personaje en cambio si comparte con el resto de la gente también cierta rabia hacía aquellos que han provocado la catástrofe ecológica que va a terminar con todo signo de vida humana. Pero es una rabia pequeña, una tímida protesta por pagar el pato de los poderosos.

Por momentos, más que hablar sobre el fin del mundo, parece un tío algo molesto por la crisis financiera del mundo capitalista. Pero su personaje nunca es un rebelde, tan sólo alguien que se lamenta sin gritar muy fuerte y sólo cuando ya todo es inevitable.

Este paralelismo sobre como la sociedad afronta el fin del mundo y como parece que actuamos ante la debacle financiero sin echarnos a los cuellos de los culpables activos (nosotros seríamos más bien pasivos, como deja entre ver la cinta) es un punto fuerte de la cinta y la obra puede ser entendida desde este punto de vista. Pero no se queda ahí.

Porque Abel Ferrarra no podía dejar la ocasión de hablar de la falta de fe y del choque religioso que se produce entre la pareja que afronta lo inevitable. Dafoe hace ejercicios de Yoga, pero no encuentra la paz que en cambio si consigue su novia budista. Dafoe se mueve en la última noche como el último católico vivo buscando una redención que sabe que es imposible de encontrar. Se mueve buscando un confesor o un Dios al que implorar, llorar e insultar.

Todos los habitantes de la tierra ante el final, se muestran más humanos que nunca, con muestras de bondad por todas partes, arreglando sus vidas antes de la hora fatídica. ¡Ojalá hubiera más finales del mundo!

Un Dafoe atormentado y sin paz tiene dudas, menos cuando hace el amor. ¿Dudará al final? O mejor dicho. ¿En el final?
The_End
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10
5 de septiembre de 2011
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una lástima lo del reciente cine independiente americano. Ha terminado por ser una marca, una etiqueta para vender mejor. "Cine Indie", que lo llaman ahora. Pero a principio de los noventa, ayudados por el soplo de aire fresco que fue el festival de Sundance (como en los 70 fue el festival de Nueva York) el cine independiente americano se hizo un hueco el las salas y en los corazones de los cinéfalos. Algunos, en tono irónico, podrían reprocharme que ya entonces el cine independiente tenía poco de independiente. Razón no les falta. Pero todos no pueden ser Cassavettes.

Lo cierto es que no queda ni rastro de esa influencia. Sus máximos representantes o andan perdidos y hace tiempo que claudicaron (Kevin Smith), han terminado por diluirse (Richard Linklater) o han acabado por ser unos francotiradores de los que es imposible saber sus próximos movimientos (Steven Soderbergh).

Luego está Hal Hartley y su huida hacia adelante en forma de triple salto mortal. Es curioso, es el único que ha acabado por ser verdaderamente un cineasta independiente. Pero su cine se ha vuelto más inaccesible y prácticamente marginal.

Hace más de 20 años no era así. Hartley construía un relato apoyado en los personajes y sus diálogos hasta crear una maravillosa obra, que tenía mucho que decir y que podría considerarse una radiografía de la sociedad del momento. Influido por los europeos y en especial la Nouvelle vague (esa secuencia final, con uno de los saltos de eje más bonitos de la historia del cine, dando dos significados distintos a la finalización de la obra) su creador edificaba una obra armoniosa que algunos han resumido como "personas que hablan y fuman". Y aciertan.

La historia tarda en tomar forma. No parece que vaya en ninguna dirección. Nuestros protagonistas pasean, definen el amor sin decir palabras pomposas, hablan sin escuchar a otra gente, buscan un bebé entre gabardinas, juegan con una granada... Los personajes de Hal siempre se han caracterizado por dejar huella.

La dirección es brutal. Es sencilla, y siempre parece que está acompañando al guión (a los paseos y charlas de los personajes, vaya), pero Hal le da una intención a cada diálogo, a cada gesto (ejemplo tonto; la mujer se quita el gorrito de enfermera y entonces actúa más como..."mujer" que como enfermera, alcohol de por medio incluido) y a cada mirada.

Su prólogo y títulos de crédito son brillantes. Con tan poco se crea mucho. Siempre me ha parecido uno de los mejores inicios del cine. Te deja totalmente enganchado.

Pero los noventa murieron. y El aire fresco que trajo su cine independiente, también.
Kurt Cobain, al menos, se pego un tiro. El cine independiente americano, en la mayoría de los casos, prefirió traicionarse.

Hal Hartley no. Sigue por allá, en algún lugar (Berlín, creo). Si lo ven, díganle que vuelva.

Algunos no hacemos otra cosa que esperarle a él y al regreso del cine independiente americano. Lo buscamos en cada película.
The_End
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