Nuevo sabor a cereza (Miniserie de TV)

'Nuevo sabor a cereza' es una serie complicada de ver y difícil de valorar. Aunque solo tiene 8 capítulos es muy irregular y se notan algunos cambios de estilo muy bruscos.

He escuchado que se compara con Lynch y Cronenberg y lo cierto es que sí tiene elementos que puede recordar a estos dos directores, pero no esperéis un producto, ni por asomo, parecido al que ellos hacían. Alguna cosa sí recuerda a Twin Peaks, pero más en el contenido que en la forma y era en esto último donde se lucía David Lynch para bien y para mal.

Como he dicho la serie es irregular. En sus tres primeros capítulos, que para mí son los mejores, es un thriller sobrenatural con tintes de terror y con un humor más bien sutil. Es cierto que durante toda la serie logran que te sientas incomodo siguiendo a Nova en su particular venganza. Ese ambiente oscuro y desagradable lo saben crear muy bien.

A partir del tercer episodio la serie coge un tono mucho más de humor sin sutilezas y empezamos a descubrir más sobre la personalidad de Boro (la bruja), la cual no me acaba de convencer. Creo que el problema es la actriz. Boro es la antagonista de esta serie. Tiene momentos bastante épicos, pero también tiene otros un poco más chorras donde la veremos casi como un personaje cómico. En cierto modo, creo que esta puede ser una de las señas de identidad de la serie.

En los últimos capítulos vuelve a remontar el vuelo haciendo una mezcla de todo lo que hemos visto en los anteriores episodios. Estos se caracterizan por ir con un ritmo frenético y, por supuesto, por el bizarrismo que se mantiene durante los 8 capítulos. El final, sin ser muy épico, me gustó aunque de nuevo me lleve la decepción que me he llevado con más de una miniserie:
¿Cierra? Sí
¿Cierra lo suficiente como para descartar una segunda temporada? Ni de coña. Y seguro que si va bien se replantearán seguir. Por mucho que hayan asegurado que será solo esta temporada, la pasta manda.

Esto es algo que me jode mucho. Me vi esta serie y 'Gambito de dama' por ser miniseries y no andar con tener que esperar temporada tras temporada para ver qué pasa. Además sabemos lo poco que le cuesta a las productoras cancelar productos en cuanto bajan las audiencias.

Con respecto a la serie en sí, me parece buena en rasgos generales. Es un género muy flojo y aquí lo logran hacer bien. No es para todos los públicos ya que es muy bizarra y surrealista. En lo referido a lo desagradable que puede llegar a ser, creo que le pasa un poco el efecto de 'Crudo'. Esta película se presentó como lo más fuerte estrenado en cines hasta la fecha, muy explícita. Incluso decían que la gente vomitaba en las salas. En realidad la escena más desagradable que tenía era una depilación vaginal mal hecha, lo demás no era tanto lo explícito, sino el ambiente de decadencia en el que te mete. A esta serie le pasa exactamente lo mismo. Sí hay unas cuantas escenas desagradables, pero lo que realmente te deja incómodo es la constante evolución de decadencia de todos los personajes.

Respecto al reparto, Rosa Salazar (Alita) se merienda a todos. El resto del reparto es normalito, sin grandes actuaciones, pero cumplidores.

En resumen, le doy un 7 porque los momentos que merecen la pena solapan a los momentos más flojos de la serie y por su puesto por mi amor a todo lo que tenga que ver con brujas. Eso sí, no se la recomiendo a todo el mundo ya que es un pastiche de géneros y rarezas que no va a gustar a todo el público. Como he dicho en el título de la crítica, es como la Cherry Coke, a unos les encantará y otros la odiarán, pero indiferente no creo que deje.

Para acabar, esta serie está basada en una novela con el mismo nombre escrita por Todd Grimson. Al acabar la serie la busqué porque estos ocho capítulos, por lo visto, deben abarcar solo un tercio de la novela. No tengo ninguna evidencia de que esta novela allá sido traducida a castellano así que si a alguien le interesa le tocará leérsela en inglés.

Nuevo sabor... bebe de fuentes muy antiguas, casi medievales. Historias de brujas que se interponen a los deseos de sus protagonistas mediante sortilegios, maldiciones y que venga el mal rollo. Por lo general necesitan ser invitadas a participar, alguien les pide ayuda en plan ingenuo y termina por embarrar más la cancha. Esta serie sigue por los mismos derroteros que las historias clásicas, pero con giros netamente actuales.

Lo que de primeras salta a la vista son las referencias cinéfilas que toman los directores: desde David Lynch hasta Cronenberg (la escena del gato/fetiche sexual en el abdomen de Lisa parece casi un homenaje). Es una serie que comienza dentro de un tono turbio y surrealista, con un conflicto de fondo netamente dramático, para luego ir gradualmente volcándose hacia la comedia negra e incluso el absurdo. Siempre sin perder ese estilo desagradable que la caracteriza: hacer de los cuerpos humanos meros envases "de plastilina", donde todo es posible.

El guión es un tema irrecuperable, vamos por partes: Lisa quiere ver publicada su primera peli. Además quiere ser ella quien la dirija. Aquí da inicio el primer nudo argumental. Necesita plata para lograrlo y pide ayuda económica a un productor de tintes siniestros. Algo no sale como ella esperaba y se produce un enfrentamiento entre ambos. Para poder resolver la cuestión, Lisa pide ayuda (nuevamente) a Boro, una bruja que andaba por allí.

De aquí en más el guión inicia un desenfoque progresivo sobre los verdaderos problemas de Lisa. El devenir de la trama desdibuja a la protagonista, luego desdibuja al director, para dar relevancia pura y exclusivamente a la bruja. Surgen numerosas sub tramas en relación a las acciones de Boro; algunas ingeniosas, otras irrelevantes. El mismo estilo surrealista de la serie hace que pueda esperarse cualquier cosa en materia de reacciones y en materia de diálogos. La magia negra de Boro contamina el guión al punto de que todo vale. El espectador puede esperar cualquier cosa y cualquier cosa es posible. (spoiler)

Todos los motores que movieron a la historia van cayendo en el olvido. Llegado el momento, queda un solo problema que no guarda relación alguna con el inicio de la serie. De esta forma, Nuevo sabor...termina tropezando con sus propias arbitrariedades, sus propios caprichos surrealistas. Existen reglas para estructurar una historia. Estás pueden ser muy básicas e, incluso, sujetas a cambios. Pero es preciso que haya una linea que direccione la trama.

Nuevo sabor a cereza derrapa en sus vaivenes radicales de guión. Revelando en el fondo una incapacidad para construir una historia consistente.

Una propuesta con poder visual, atmósfera de inquietud y estilo. Situada en la década de los 90 sigue los pasos a Lisa Nova (Rosa Salazar) en la ciudad de Los Ángeles para adaptar su cortometraje “Lucy’s Eyes” y triunfar como directora.

Sufre una traicion del que podría haber sido su mentor y sucumbe a las posibilidades que le ofrece Boro, una extraña bruja que puede poner una maldicion para que cumpla su venganza. Sin embargo lo que ocurre a continuación podría resumirse con nunca hagas tratos con el diablo, o si buscas venganza, cava dos tumbas.

Su mezcla onírica de influencias y personajes funciona particularmente bien en los primeros episodios, tras eso, va perdiendo fuelle y no logra dar una complejidad adecuada o profundidad a sus personajes, perjudicando al conjunto y dando la sensación de que podría haber dado más de sí, pero que se queda en un meritorio ejercicio de estilo.

Las actuaciones son buenas en general, pero Rosa Salazar destaca muy por encima, la fotografía y música son buenas, pero el tono no siempre es el acertado y el guion es su punto débil. Un toque de gore, algo de historia dentro del cine, y algo desconectada de la realidad, con momentos y sensaciones propias de despertar tras una pesadilla en un brebaje para pocos paladares.

Sorprendente apuesta de, la cada vez más estereotipada y repetitiva, Netflix. Se desmarca de todo su catálogo, (lleno de formatos e ideas mil veces trillados) con una serie de 8 capítulos distinta de lo que habitualmente nos ofrece. Distinta por transgresora, por estar destinada claramente a un público mucho más minoritario y, lo más importante, por tener un gusto cinematográficamente hablando muy por encima del resto de sus propuestas.

"Nuevo sabor a cereza" se encuentra en ese tipo de trabajo que gusta a los que ven más allá del argumento y el puro entretenimiento. Es verdaderamente un trabajo de autor, donde el concepto personal a la hora de afrontar el relato prima más que el relato en sí, y eso es todo un alivio entre tanto cliché. Se ha hablado de su semejanza a Lynch y Cronenberg, totalmente de acuerdo, no lo oculta, es más homenaje que plagio. Veo un Lynch más accesible, un Cronenberg más sutil, se puede decir en ese sentido que se queda corta, pero lo hace desde el buen gusto, con visión vanguardista, porque, a pesar de algún momento más tedioso, la serie engancha e innova dentro del panorama televisivo.

Resumiendo: bien realizada y con un gusto estético que es una delicia ,actuaciones de primer nivel, banda sonora acojonante y guiños hacia cierto cine muy añorado por algunos.

Netflix no le ha dado mucho bombo. Espero que el boca a boca haga su trabajo. Ese es el verdadero reto de la plataforma, apostar por este tipo de productos más autorales y personales.

Pues por su estética y ese aire a David Lynch que destilaban los primeros episodios, me quedé viendo ‘Nuevo sabor a cereza’ hasta que mi estómago aguantó, sinceramente. Pero creo que al final perdí el tiempo dándole oportunidades que, una y otra vez, desaprovechaba.

La historia de Lisa Nova, empeñada en hacer una película de su exitoso cortometraje y dirigirlo ella, en cómo es estafada por alguien de Hollywood y recurre a una “bruja” para lanzarle una maldición que la afectará también a ella, tiene elementos de sobra para que me hubiera gustado, enganchado y pedido (incluso) una segunda temporada.

Pero, en vez de eso, me encuentro dejándola abandonada al quinto episodio, al ver que la serie va dando bandazos sin dar mucha explicación y encima recurriendo a imágenes que dan bastante grima y que terminan echándome para atrás. Me basta recordar la “escena de sexo” para darme cuenta de lo absurdo que termina siendo todo.

Aunque Rosa Salazar y Catherine Keener estén metidas en esto, lo siento pero no encuentro ganas para seguir.

Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/