Blessed

La producción australiana “Blessed” se apunta a la moda de las historias cruzadas con la particularidad de dividir la película en dos partes para ofrecernos los distintos puntos de vista de un grupo de chavales y sus madres a lo largo de una noche en que los primeros han huído de casa.

Como es razonable pensar, unas historias son más potentes y mejor elaboradas que otras, pero el conjunto es más que estimable, contando además con unas magníficas, por creíbles, interpretaciones de niños y adultos.

Atención especial merece la historia de la mujer vieja y el aborigen.

Ana Kokkinos afronta su nuevo largometraje como una película coral, alternando la historia de varios personajes que están -de alguna forma- interrelacionados entre sí. Short Cuts, Magnolia o Amores Perros dignificaron este "subgénero" en el que lo importante son los personajes y un guión que sea capaz de contar diferentes tramas que funcionen y sean efectivas. Kokkinos se queda en la superficie en esta ocasión, ofreciendo un film irregular, no del todo desdeñable, pero que no nunca llega a alcanzar sus ambiciones.

La estructura es apropiada: primero cuenta la historia de unos niños y posteriormente la de sus madres. El problema no es cómo lo hace sino la intención o, más concretamente, la efectividad o interés de sus vidas. Así, se va alternando entre dos jóvenes estudiantes que roban unos uniformes y son detenidas, un par de niños que viven en las calles o un adolescente que decide asaltar una casa, para a posteriori narrarnos lo que sucede con sus madres: una es adicta al juego, otra tiene problemas con su pareja, etcétera. Hay clara descompensación entre unas historias y otras. Una en concretoes brillante, relacionada con una mujer adulta y su hijo adoptado, quedándose las demás entre la corrección y la simple rutina.

Lo mejor al final de Blessed es que no se tiene la impresión de haber perdido demasiado tiempo -sus dos horas se hacen bastante amenas- y, principalmente, la labor del reparto (en general, salvo alguna excepción). La dirección, bastante correcta, alterna secuencias brillantes con otras algo mediocres, pero aún así cumple. Al final la obra de Kokkinos no se antoja necesaria, pero tampoco es molesta: se ve, es entretenida y alguna de las historias funciona de maravilla. El problema es que, a pesar de intentarlo, no consigue llegar a más, quedándose en ser una de las tantas películas de historias cruzadas que siempre ponen en los festivales de cine por el simple hecho de tener esta estructura narrativa, más que por su calidad real.

Buceando en Internet en busca de información para contextualizar esta crítica, uno descubre que la directora australiana Anna Kokkinos no es una figura demasiado reconocida fuera de su país pero si que ha sabido granjearse una cierta fama dentro del género del drama gracias a películas como The book of revelation o Head On. Su nuevo trabajo contaba con un buen material de base en la multipremiada obra de teatro Who's afraid of the working class?, una pieza compuesta por diversas historias a cargo de diferentes autores que esta película reúne en una sola. Así, Blessed desmenuza la vida de una serie de personas a lo largo de 24 horas.

Siguiendo la éstela de otras obras mayores como Magnolia o Amores Perros, Blessed nos presenta una serie de vidas interconectadas por la figura de la madre y el hijo. Evidentemente, si el guión juega con diversos argumentos es casi imposible aburrir al espectador, pero si encima la información se presenta en dos partes separadas que se explican mutuamente ya tenemos la formula perfecta para mantener nuestro interés durante las casi dos horas de duración. Dicho de otro modo, esta es una de esas películas en las que lo importante no es lo que se cuenta, sino cómo se cuenta. Aún admitiendo el truco, no hay que desmerecer el modo en que está construido el guión.


A pesar de que el pretendido realismo del film no termina de funcionar del todo, poco se le puede reprochar a la película desde el punto de vista técnico. Blessed está pulcramente rodada, con una fotografía precisa que capta a la perfección la decrepitud de los paisajes urbanos de Melbourne, cada vez más sumidos en la oscuridad de la noche que sigue al crepúsculo. La directora sabe hacer un buen uso del montaje, introduciendo una única -pero efectiva- pieza musical del compositor Cezary Skubiszewski en esos momentos en los que el sol se pone y da comienzo la otra versión de los hechos.

Emitiendo un veredicto final, Blessed es un trabajo que necesariamente choca y emociona pero que pensado con la suficiente frialdad no deja de ser una película meramente aceptable. El mosaico de Anna Kokkinos sobre familias disfuncionales funciona más por su estructura que por la artificialidad de su drama. En la historia de Blessed no hay ni un solo atisbo de inocencia en la infancia, si acaso un pequeño rayo de esperanza en el nuevo amanecer de unos destinos condenados a perderlo todo con el paso del tiempo. Dicho de otro modo, la película no termina de demostrarnos que los hijos sean una bendición para sus padres pero si que deja bien claro que no se puede decir lo mismo a la inversa.
Keichi

El cine es el arte moderno de contar cuentos. Y a la hora de narrar una historia hay dos factores en juegos: Lo que se cuenta y/o la forma de contarlo.
Sabemos que está todo inventado, y son pocos y espaciados en el tiempo los que consiguen innovar. Pero al menos, lo que podemos pedir es que nos cuenten historias que nos hagan pensar, nos conmuevan y nos emocionen, y que encima nos las cuenten de una forma que nos atrape, nos sorpenda y nos conmueva.
Y esta película tiene mucho de impresionismo. Comienza dando pinceladas mínimas que son manchas de color, no hay formas precisas, todo es un esbozo en el que no se es capaz de adivinar las tragedias que se esconden, se comienza con rasgos que son tan sólo una parte de cuadro global... y el merito de esta película es que el cuadro amplia la visión, se añaden cada vez más pinceladas y todo empieza a coger forma y fuerza, en un "in crescendo" que nos absorbe.
Hay muchos sentimientos y emociones en juego, tragedias diarias escondidas, mucha fuerza en unas escenas poéticas que se entremezclan para crear una sensación global.
Y el resultado es un cuadro que muestra una realidad social, un puzzle de tragedias personales, un retablo coral de desgracias íntimas, una cadena de desencantos, en las que el amor está presente en todas las ocasiones. Madres que aman a sus hijos aunque sean incapaces de amarse a si mismas. Madres que son conscientes de las penas de sus hijos, pero que no saben como salvarlos, porque ellas mismas están perdidas.
Todo ello con unas interpretaciones impresionantes, desde la niña de menos edad (genial)... hasta la anciana. Unas escenas conmovedoras. Unos diálogos profundos. El dolor se puede tocar. Te sobrecoge.
Cada historia es una carga de profundidad que nos explota dando cuenta de una realidad social y una desgracia o carencia personal.
Tal vez todo consiste en dejarse impresionar, ese es el arte del impresionismo.
Un punto a favor, desde mi punto de vista, es que me sorprendió. No me esperaba tanta carga, tantas cosas dichas detrás de unas pinceladas mínimas iniciales.
Todo está inventado ya (eso dicen)... pero aunque esté inventado es difícil hacerlo bien. Y más difícil que te impresione, hacerlo... impresionante.