Adicto

“Puncture” toma un caso real llevado a la corte de Estados Unidos y lo transforma en más que un film sobre eso. No sólo trata de poner en evidencia la corrupción de las grandes empresas del rubro de la salud, sino que propone una mirada reflexiva sobre las consecuencias en el mundo entero sobre este manejo.
“La luz más brillante puede nacer del lugar más oscuro” es una de las frases que se repite en el film y sobre la cual se trabaja relatando los vaivenes del caso desde el personaje principal, Mike Weiss, un abogado adicto a las drogas que lucha por la causa y contra sí mismo. El contraste entre personajes y situaciones y las contradicciones morales son explotadas para generar sensaciones encontradas: podemos odiar, elogiar, sentir lástima, o indignarnos con un mismo personaje, todo en poco más de hora y media.
Salvo algunos juegos de distorsión de luces y uno que otro plano que ofician de descanso “artístico” entre secuencias, el resto del film presenta una escritura más bien clásica y una musicalización muchas veces enfatizando el ambiente de oscuridad sobre el que transita Mike. Sobre el final, la temática central de la película se refuerza con datos reales sobre el caso, sobre sus personajes y sobre la situación actual.
“Puncture” tiene lo atractivo de una buena película basada en hechos reales, un ritmo acertado sin caer en la lentitud de muchos films de dramas personales y una temática tratada con respeto y reflexión, que aún no está cerrada y que nos involucra a todos.

Drama judicial basado en hechos reales, donde Mike Weiss (Chris Evans) es un abogado drogadicto, adicto sobre todo a la cocaína, que junto con su compañero Paul Danziger ( Mark Kassen), se enredan en una demanda contra una gran empresa de suministro hospitalario. Es la historia de David contra Goliath, con la adhesión de el drama propio de la drogadicción de Mike Weiss. La seguridad de las jeringuillas de los hospitales, son la causa de la disputa, donde el abogado de la empresa de suministros Nathaniel Price ( Brett Cullen) muestra su poca humanidad, aunque es lo que le toca. Weiss es un idealista, que quiere ayudar a los damnificados por la sociedad y no cree en el dinero fácil, esto le causará mas de un quebradero de cabeza.


Acometí esta película sin muchas ganas, ni mucha esperanza en que fuera buena. Cual fue mi sorpresa que me gustó y si no llega a ser por el final, me hubiera gustado bastante. Aunque, como he leído por ahí, no deja de ser un capítulo largo de “Ley y Orden”, pero bien hecho. El mal final viene dado porque el argumento está basado en una historia verídica, es un final ideal que a mi me sobró totalmente.

A Chris Evans le gustan las drogas, esa es la primera conclusión que saco de este film, quien haya visto “London. Oscura Obsesión” entenderá lo que digo. El papel de Evans es muy bueno, comprende y da a comprender que sabe lo que hace, conoce los sentimientos de un personaje drogadicto, ahogado por las deudas, abandonado por su mujer y cuestionado por su colega de profesión. Es muy creíble su actuación y eso a veces basta. La dirección es solida y me lleva a preguntarme porqué en España no pueden hacer una película como ésta, sencilla, con buenas actuaciones, con una trama sólida, con una estética sugerente. No digo que no las haya pero debería haber más, para USA estas son películas del montón que sacan cada dos por tres.

La dirección por parte de los hermanos Kassen es muy sólida, con un buen montaje y un juego de planos correcto, mencionar por supuesto a Mark que también actúa y lo hace muy bien. La música, realizada por Ryan Ross Smith, esta en muchas ocasiones estorbando la conversación o con demasiado protagonismo cuando en realidad no debería tenerlo. Y por último me gustaría destacar la fotografía de Helge Gerull, muy buena, le da a la película un aspecto oscuro, que acompaña al dramatismo de la trama.

En definitiva una película conservadora, que gusta por su buena trama y una historia que indignará a más de uno. A mi me gustó con unos cuantos peros y mi nota se quedó en un 7 corto.

Voy a ser sincero, vi esta película por Chris Evans, no voy a decir que me gustara demasiado pero no me disgustaba. La quería ver porque el iba/es el Capitán América y quería ver algo de él para esperar lo que vería cuando llevara el escudo de vibranium. Luego vi la buena critica que tenía, y esperé a que estuviera subtitulada. Hasta aquí nada interesante para un futuro espectador de la película.

Puncture es bastante buena, los personajes, los actores y sobretodo la brutal historia de las jeringuillas, que para empezar no tenía ni idea de todo lo que se mueve con esas ‘aguijitas’. Realmente me ha dado que pensar. Una historia y unos personajes muy humanos que te obliga a tener un juicio propio. Me ha gustado y mucho. Realmente plasma la impotencia de los protagonistas en su lucha, ellos saben que tienen la razón y que defienden una noble causa, pero sin embargo los que saben que se equivocan mandan, impotencia e indignación everywhere.

Es una de esas pelis que al acabar te quedas parado, no sonríes pero tampoco quedas serio y dices ‘una buena peli, me ha gustado’. El que busque una peli para pasar el rato que se lo piense, aquí no hay balas, escudos voladores ni supervillanos, sólo una historia muy humana. Y con eso basta.

Terminando de ver “Puncture” (2011) de Adam & Mark Kassen con Chris Evans, Michael Biehn, Vinessa Shaw, Mark Kassen, Brett Cullen, Roxanna Hope, Jesse L. Martin, Kate Burton, entre otros. Drama judicial basado en hechos reales, en la lucha de los abogados Michael David “Mike” Weiss y Paul Danziger, contra una gran corporación de suministros farmacéuticos; centrándose especialmente en el estilo de vida de Michael, que en el camino tendrá que hacer frente a sus demonios personales. Adam Kassen dijo que “desde el momento que escuchamos sobre esta película, lo relacionamos a lo que dice sobre el estado actual de nuestra industria médica, y el héroe imperfecto que trata de arreglarla” por tanto, esta lucha de David contra Goliat está dedica a Michael Weiss, que murió en 1999 de una sobredosis de drogas a los 32 años. El filme, con todo su mensaje y buenas intenciones fue un rotundo fracaso, tanto que solo recaudó en taquilla $68.945, y probablemente se deba a lo “amateur” de sus debutantes directores, al poco presupuesto y a la línea ordinaria de contar la historia, empeñándose más en los fracasos que en las victorias para “lavar” la cara de Weiss; porque hay que decirlo todo: Este abogado comenzó una demanda colectiva contra los distribuidores de jeringas de hospitales en EEUU, con la esperanza de proteger a las enfermeras de los pinchazos accidentales de jeringas; pero la narración se decanta en sus excesos, hasta deja de lado la vida de Danziger por el puro protagonismo en un actor que cosifica la historia; y deja la especulación de que sus esfuerzos llevaron a su prematura muerte; de hecho no hubo investigación de su muerte; aun cuando el caso nunca fue a juicio; varios años después, Mark Lanier lo resolvió por $150 millones. No obstante, el filme no dice nada de que varios fiscales estadounidenses en la investigación, murieron en circunstancias misteriosas posteriormente, como Thelma Quince Colbert y Shannon K. Ross; y otros 3 fiscales federales asistentes que trabajaban en ese caso, fueron despedidos u obligados a renunciar; por lo que la investigación fue cancelada. Es por ello que hay mucha tela que cortar en un filme muy complejo e importante, donde se dejan muchos detalles de lado, pudiendo ser un gran filme de suspenso. Del reparto, el filme fue hecho a la mayor GLORIA de Chris Evans, sino vean cada escena donde sale en paños menores, al tiempo que nunca se le vio afectado y siempre tuvo el look perfecto; pero El Capi consigue emocionar y hacer creíble un personaje lleno de altibajos. Mientras que Adam Kassen, el otro abogado, socio y amigo personal de Weiss, que no sospecha de las adicciones de su amigo hasta que ya es demasiado tarde; tiene poco protagonismo, además que él tiene mucho drama personal poco explorado es quien de verdad “mantiene” a flote el negocio y al mismo Weiss. Los otros actores, estereotipados como los malos, los conflictivos y los afectados, están correctos en sus papeles; es el guión que no les da espacio para actuar y desarrollarse, lo que es lamentable. Y es que al menos en parte por su potencial perdido, este melodrama de la industria de la salud posee todos los ingredientes correctos: un joven abogado idealista, un villano corporativo corrupto y una víctima comprensiva; y simplemente no logra reunirlos en un todo convincente; porque las intenciones de la película son nobles, pero le falta fuerza, el ritmo es lento y se siente demasiado genérica; además no consigue encontrar el equilibrio entre el “thriller” judicial y el drama personal del protagonista que es drogadicto. Eso sí, “Puncture” constituye un hecho didáctico y un ejercicio de concientización para tomar como marco de referencia a la hora de entender, cómo se ejercen ciertas relaciones de poder en la sociedad contemporánea; porque además, nos educa sobre las lesiones por pinchazo de aguja infectada o reusada que ha estado en contacto con sangre, tejidos u otros fluidos corporales que pueden conducir a la transmisión de enfermedades transmitidas por la sangre, lo que pone a las personas expuestas en mayor riesgo de contraer enfermedades infecciosas, como La Hepatitis B (VHB), La Hepatitis C (VHC) y El Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) No es casual que más de 25 infecciones por virus transmitidos por la sangre, fueron causadas por este tipo de lesiones; además, esas lesiones por pinchazo de aguja representan más del 80% de todos incidentes de exposición percutánea sólo en los EEUU. Aunque parezca un “cliché” la posdata de la película hace un homenaje a la lucha, y le dice a la audiencia en 2004, que como resultado del gane de una demanda, miles de hospitales en los Estados Unidos ahora usan agujas de seguridad... pero otros países no… Finalmente, la figura de Michael Weiss es retratada como “loco, genio, playboy, amigo, tonto y abogado” queriendo decir que “a veces, la luz más brillante proviene de los lugares más oscuros”
RECOMENDADA.
NO tendrá nota en Lecturas Cinematográficas
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Ya hemos visto películas así: la injusticia hecha parte de la vida cotidiana, la burocracia como noción de que todo aún puede ir peor, la receta para el fracaso de las gestas que buscan sacar adelante el verdadero progreso social. Y aquí el asunto sorprende por su sencillez: el uso de jeringuillas en hospitales. Y no solo en ellos, porque es un uso que trasciende la esfera clínica.
No sabía que hubiera un caso semejante y que tuviera tanta hondura, y en ello el filme se honra a sí mismo como emblema de una gran crítica a lo que hacen las corporaciones. Después de verlo, me quedé pensando que, seguramente, así pasa con muchas más cosas mucho más simples. Reflexionémoslo bien. Se trata de evidenciar la mafia que hay detrás de las ventas de jeringuillas y cómo el mercado pervive de cuenta de que pocos reparan en ello. No obstante, los sistemas obsoletos se mantienen, las jeringuillas que causan accidentes diarios siguen siendo parte, en sus usos, de la vida cotidiana. ¿Qué otras cosas usa todo el mundo siempre y nadie repara que puede haber mejoras en ellas para evitar accidentes?
La película, sin embargo, no es del todo intensa, se queda con una denuncia y un rol protagónico de Chris Evans que no trascienden tanto como deberían. Algo se ha dicho, pero no de la mejor manera.