El país de la música (C)

Silly Symphonies (traducido literalmente como Sinfonías tontas) fue una serie de cortometrajes animados producidos por Walt Disney Productions entre 1929 y 1939. A diferencia de las series de Mickey Mouse, Silly Symphonies no usaba personajes continuos. El pato Donald tuvo su primera aparición en un corto de Silly Symphonies (The Wise Little Hen, 1934), y la primera aparición de Pluto sin la compañía de Mickey fue también en un corto de Silly Symphonies (Just Dogs, 1932).

Este cortometraje, de 1935, es una muestra del buen hacer de aquellos artesanos. Pixar, a ver si aprendes.

Music Land es un cortometraje que no ofrece algo muy nuevo en su argumento, pero tiene una simbología bastante interesante. Esta historia sobre instrumentos pertenecientes a dos géneros musicales diferentes y el romance que surge entre la princesa violín y el príncipe saxofón dejan una interesante interpretación. El cortometraje trata sobre la unión del jazz y la música sinfónica. Es fascinante porque trata sobre como dos géneros musicales pueden llegar a convivir, a pesar de las diferencias. Aunque, por un lado, puede interpretarse desde una perspectiva social, por el otro también vale decir que ambos géneros musicales pueden convivir en un mismo ambiente sin tener que decir que uno es mejor que el otro. A lo largo de las generaciones, muchas veces los nuevos géneros han sido cuestionados por el público perteneciente a una generación anterior. El jazz nunca ha sido tan discutido, pero sí cuestionado en una época donde la música sinfónica se consideraba un arte de alto nivel. Con el pasar del tiempo, ambos géneros terminaron siendo considerados clásicos y fueron incluso funcionándose con otros géneros que llegaron después. Músicas pertenecientes al rock, heavy metal, rap y pop han sido algo cuestionadas dependiendo de los artistas y las líricas, pero el tiempo ha hecho que estas músicas perduren lo suficiente para alcanzar el estatus de clásico y mezclarse con otros géneros. Actualmente, las categorías de reggaeton y trap también están siendo cuestionadas por sus líricas o calidad, pero eso no borra el hecho de que su público se asegurara de que en años futuros alcancen el estatus de clásico dependiendo de la fuerte devoción de los fanáticos. El punto principal es que la música puede tener diferentes aspectos y formas y no son tan diferentes debido a que estos géneros pertenecen a un mismo arte que solo fue evolucionando y diversificándose con el tiempo. El romance entre la princesa violín y el príncipe saxofón en este cortometraje es una buena metáfora de que los géneros musicales a los que pertenecen no impiden de que ambos pertenezcan a un mismo arte y por eso ambos tienen el mismo valor. Music Land es un cortometraje que al verlo como otro producto de Disney no ofrece mucho, pero como una alegoría sobre que los distintos géneros musicales tienen un mismo valor, es sin duda bastante interesante de ver. Mi calificación final para este cortometraje es un 9/10.