Una

Paso por debajo del radar el año pasado esta cinta británica que toca un tema prohibido y que seguro por lo menos alguna vez habremos escuchado en la vida. Una relación entre un hombre maduro y una adolescente.

UNA es el peculiar nombre de la protagonista y al mismo tiempo de la película, protagonizada por Rooney Mara quien es la actriz perfecta para estos papeles perturbadores e incómodos.

De una manera muy atrevida y valiente nos cuenta de historia de un maduro (no se especifica su edad, pero debe andar por los 40) que se involucra con una hermosa puberta de 13 años que tiene de vecina.

No se anda con prejuicios, ni manipulaciones y menos victimismos, sin nada visual que escandalice, no hacer ver al hombre como el gran villano de la historia, ni a ella como una completa y absoluta victima, sino a dos personas que aun por diferencias de edad se obsesionan el uno por el otro, claro esta motivado por distintas razones.

La atmósfera es incomoda y los flashbacks ni hablar, todo merito del director y del dúo protagonista que lo borda, penosamente los secundarios no aportan nada y la cinta se va por lugares comunes justo en su recta final

El tema es bastante sensible como para tomarlo a la ligera. La historia posible de amor entre una adolescente de 13 años y un hombre en la treintena...Ella lo vive con la intensidad de saberlo prohibido,y él..con la inconsciencia de dejarse llevar por su deseo. Cuesta no enfurecerse en ese manejo de los sentimientos de la joven. Ella se siente "diferente" en su grupo y oculta lo que sabe que sería cuestionado por sus pares. Pero él no asume la responsabilidad del adulto que es, y aunque pida perdón y haya pagado en la cárcel su abuso, hay algo en su mirada que deja siempre la duda de su sinceridad. Ben Mendelsohn es un maestro en estos personajes conflictivos (recordarlo en Bloodline) y Rooney Mara sabe transmitir esa incapacidad de poder avanzar en la vida,mientras se clava una y otra vez en el alfiler que la lastima.

La premisa de que una joven que fue abusada, más no forzada, sino manipulada, decide ir a ver a quien cometió estupro contra ella, y encontrar respuestas, lo mejor de la historia está ahí, en esa mujer que no pudo ser, marcada por el abuso sufrido, el saber que consintió el estar con él, el haberlo amado y deseado vivir por siempre a su lado, sabiendo que la única persona a la que quiso como hombre, fue en realidad un abusador.
También es acertado el retrato que hacen de Ray-Peter, un hombre encantador, "normal" en apariencia, y un misterio que nos revelan recién al final, si fue solo con Una, si se enamoró de ella, si fue un deseo incontrolable, algo fortuito, inesperado, o un patrón de conducta.
Lo malo es que en la última parte cuando se devela el interrogante, no saben como seguir, como acabarla, darle un cierre certero, eso y su mal disimulado origen teatral son sus principales peros.

La película es de sábado por la tarde después de comer, puede ser que te ayude hacer la siesta como que le sigas el hilo, reconozco que la he visto en dos partes, ya que me dormí. La trama no sabes hacia donde va, si ella busca venganza o reconciliación, lo mejor es ella la Mara, lleva toda la película a sus espaldas pero eso no hace suficiente al resto.

Suena a tópico decirlo, pero es en las distancias cortas, los espacios cerrados, donde mejor se calibra la valía de un actor. Dos rostros frente a frente. Sin más muleta narrativa que un par de flashbacks, y algunos secundarios figurantes, para complementar un guión cuyo núcleo es esencialmente teatral. Esa es la única baza para lograr que, a lo largo de una hora larga, mas otros 15-20 minutos aproximados usados como relleno, un pederasta rehabilitado y su víctima se escupan su odio mutuamente, formulen reproches, expresen la rabia acumulada tras 15 años sin mirarse a la cara. Rooney Mara y Ben Mendelsohn no son el epicentro de este guión. Ellos son el guión. ¿Quién siente más miedo hacia quién? ¿Cual de los dos ha dosificado peor el dolor después de todos estos años? ¿Debe sentir ella lástima por él tras cumplir su condena y rehacer su vida? ¿Por qué sigue deseándolo y no lo repudia, o es simplemente obsesión? Los peores conflictos son los que no paran de reabrir viejas heridas, sacando a la luz todas las verdades que permanecían ocultas. Si además existe una dupla interpretativa capaz de reproducir todas esas emociones, y es el caso, ya tienes gran parte del trabajo hecho. A pesar incluso de un tambaleante (y breve) giro conclusivo más propio de 'Atracción Fatal' (1987, Adrian Lyne). A la cámara, el resto del tiempo, sólo le corresponde ser un testigo silencioso.