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...Y al tercer año, resucitó

Comedia Todo comienza una mañana del 20 de noviembre de 1978, cuando un camionero recoge a un extraño individuo en mitad de la carretera. Cuando éste le indica que le lleve al Palacio del Pardo (residencia oficial del dictador), el camionero se da cuenta de quién puede ser el autoestopista. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
25 de septiembre de 2009
29 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al igual que prácticamente casi toda la obra de Fernando Vizcaíno Casas, el árbol de su autoconfesa y evidente ideología no deja ver el bosque de lo acido, corrosivo y muy divertido contenido de las películas realizadas a partir de sus novelas (esta que nos ocupa lleva más de 40 ediciones).
Utilizando como punto de partida la aparición un 20N de 1978 (3 años después de la muerte de Franco) de un tipo haciendo autostop en la carretera de La Coruña que es clavadito al que te dije, tenemos una divertida y mal que le pese a algunos, esperpéntica e incomoda radiografía de los excesos e inseguridades que nos trajeron los primeros años de la democracia, vilipendiada e ignorada en su época por todo aquel que de sentido del humor y autocritica andaba más bien justito (aunque el hecho de que pese a este hecho fuese una de las mas alquiladas en los albores del VCR es cuando menos curioso) y que a día de hoy salvo que seas uno de esos tipos que utilizas como principal parámetro a la hora de juzgar una película tus filias y fobias, resulta (a mi juicio) tanto o más divertida que en su día.
De su director, Rafael Gil, cambiando lo de “acido, corrosivo y muy divertido” , por “buen y artesano director”, tres cuartos de lo mismo de la semblanza de Vizcaíno Casas, y de los actores, pues que quieren que les diga, hay de todo, pero en un casting en el que están José Bódalo, Juan Luis Galiardo, Antonio Garisa, José Nieto, José Sancho, Manuel Alexandre, Fernando Sancho, Tip y Coll, y algún otro que ahora mismo no recuerdo, solo se puede calificar cuanto menos de muy atractivo.
tiznao
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13 de julio de 2019
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después del enorme éxito de “La boda del señor cura”, Rafael Gil se anima con otra adaptación literaria del gran Fernando Vizcaíno Casas, de su novela “Y al tercer año resucitó”, una novela que batió récord de lectores en la temporada y que también lo hará en su versión cinematográfica convirtiéndose esta en una de las películas de más éxito y más taquillera.

La historia se sitúa en el año 1978, cuando un cruce de información hace saltar a los teletipos la noticia de que Francisco Franco ha resucitado, justo el mismo día y al tercer año de su muerte. Las reacciones no se harán esperar en la llamada Asociación de Países Ibéricos (antes España), en las manifestaciones del Sindicato de Trabajadoras del Amor, en las huelgas programadas, en el ensayo de una comedia abstracta, en el rodaje de una película erótica zoofilica, y por supuesto en los políticos del momento.

Todas estas gentes y muchas otras coincidirán en la manifestación convocada en la Plaza de Oriente para conmemorar el aniversario… sin embargo, Francisco Franco no aparece en el balcón del Palacio.
“Y al tercer año resucitó” es una excelente película y una farsa satírica que lanza unos dardos afilados contra determinados abusos y personajes del momento: el Asamblea de Regiones donde cada uno habla su idioma o dialecto, el rodaje de la película eoritica por un productor que en los años cincuenta presentaba películas religiosas, el cura comunista… Y sobre todo la reacción cobarde de todos aquellos que lo mismo que cambiaron “de chaqueta” , lo vuelven a hacer ahora: el productor de cine saca de nuevo sus carteles de películas patrióticas, el cura se pone de nuevo la sotana, el político acude al armario a desempolvar la camisa azul, otro político pide un billete para el primer vuelvo que lo devuelva al extranjero…

La película se compone de viñetas casi independientes, unas más logradas y graciosas que otras, pero todas ellas muy acertadas, mordaces, y curiosamente proféticas vista hoy la película.
Los actores, muchos de ellos veteranos y habituales en la filmografía del director, componen uno de los mayores atractivos de la película: Mary Begoña, Jose Bodalo, Francisco Cecilio, Florinda Chico, Isabel Luque, Fernando Sancho, Tip y Coll, Angel de Andrés, Antonio Garisa, Jose Nieto, Jual Luis Galiardo…etc.

Es de justicia hacer una puntualización a los autores del libro “Historia del cine español” (Cátedra, 1995) que calificaron impúdicamente esta película como “apocalíptica” y “cine ideologizado de extrema derecha”. Cualquiera que contemple la obra comprenderá lo incorrecto del calificativo. Pero la afirmación más absurda que afirman es que el destinatario de la película era “los grupúsculos de extrema derecha”. Ningún proyecto cinematográfico se hace pone en marcha solo para un “grupúsculo”. Y semejante falacia no se sostiene ya que si se comprueba la recaudación en taquilla de esta película fue impresionante. Fue una de las películas más taquillera del año 1980. Por lo que es fácil concluir el sectarismo y la desinformación de los autores del texto de “Historia del cine español”.

En definitiva, “Y al tercer año resucito” es una buen documento de la época, una interesante reflexión que curiosamente ha resultado profética en algunos de los abusos a los que ha llegado la sociedad y la clase política, y es un film divertido. Evidentemente no es una obra maestra ni pretende serlo, pero en la historia del cine español de estos años ocupa un puesto fundamental que no puede ignorarse.
Oscar
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8 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para los que somos frikis del período histórico, es una refrescante joyita ver algo que no sea una apología beata de la democracia liberal, sino una ácida sátira de todas las falsedades de las que va preñada.
Para todos los demás, no será más que una colección de skeches entre incomprensibles e inconexos, filmados además con un estilo espartano, una calidad de videocámara doméstica, y diálogos vacíos. No digamos ya para alguien que no sea español, que podría pensar que es algo más surrealista que el Perro Andaluz.

Escenas como la de Adolfo Suárez son, a día de hoy, demasiado sutiles y exigentes para captar toda su carga. La mera presencia de Tip y Coll, censurados por entonces varias veces por los "defensores de la libertad", implica ya una sátira y una declaración de intenciones que no se capta sin ser consciente de la situación. La escena del kiosko, la portada de Forges, la escena del cura, la del "destape", la de los tractores, el diálogo final... realmente exigen más que complicidad y conocimiento superficial o meramente histórico para ir captando todo.

La premisa de Franco resucitado funciona como excusa (él apenas aparece) para ir mostrando la hipocresía de la risible la imagen de la democracia parlamentaria como el pináculo moral de la humanidad, madre de todas las virtudes de las que, realmente, no ha sido más que una hija desagradecida y derrochadora, destinada a acabar con ellas.
En esa burla está TODA la sustancia de la película, que podría ser casi una obra de teatro salvando un par de escenas exteriores con movilización de una unidad del ejército y presencia de masas, pero que por lo demás se desarrolla enteramente como una película coral de sketches con cortos diálogos que no llegan a encontrarse entre ellos si no es por el hilo conductor de la vuelta de Franco y cómo van reaccionando a ella, de forma cobarde, los que eran furibundos antifranquistas un minuto antes, idea plenamente actual.

El tono de sátira es tan espeso que no deja espacio a la mera apología. Cada escena es una burla a la pretenciosidad de los nuevos demócratas. Salvo la mencionada de Suárez, que llega a decir que podría pactar, en lo esencial, con Franco, línea que admite varias lecturas, como toda la película, pues al moverse mucho más en la sátira que en la apología directa, deja cosas en una agradable tierra de nadie.

La manipulación de los medios, la cancelación, la inmoralidad, la explotación sexual de la mujer disfrazada de libertad... todo está presente, así como la falsa defensa que la democracia liberal hace de todo ello como único régimen posible, idea que hoy en día sería inconcebible, y que convierte a esta curiosidad en una joyita a nivel sociológico, presentando mentalidades hoy en día proscritas sino es para dibujarlas con trazo grotesco; a nivel cinematográfico dista mucho de ser ninguna joyita, ni casi aprovechable, ni siquiera algo entretenido para el público no ducho en el período, con lo que mi recomendación es clara; SÍ para aficionados sin prejuicios a esa parte de la historia; los demás, lo más probable es que ni le vean sentido, simplemente perderán una hora y media. Ni siquiera encontrarán relato histórico porque la película no va de eso.
Esteban Belén
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12 de mayo de 2012
15 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Actores de reputado prestigio en una película desorganizada y sin pretensiones.
Podían haberle sacado partido al punto de origen de la historia, porque la resurrección del señor del bigote hubiese hecho que más de uno se hiciera caquita encima (imaginad si tenían de dónde sacar gags), y sin embargo queda en un disparate sin orden ni concierto.

Patética, bochornosa. Supongo que para sus actores fue una película "alimenticia" (vamos, porque uno tiene que comer), como decía el genial José Luís López Vázquez.
echulin
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27 de mayo de 2013
11 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quitando el golpe de la primera secuencia (unos camioneros de la ORT recogiendo a un Franco resucitado que hace autoestop) el resto de la película produce auténtico bochorno. Y no precisamente por su ideología para-fascista, por su tergiversación de la realidad española de ese momento, de la falta de honestidad con el enemigo o por el falseamiento de la historia, sino porque la trama peca de falta de originalidad, el guión es pésimo, su realización torpe, sus diálogos estúpidos, los chistes de tercera, las situaciones planteadas de vergüenza ajena... En resumen, que desde el punto de vista artístico no hay por donde cogerla. Da un poco de pena que un realizador de la talla de Rafael Gil acabara haciendo un subproducto de tan ínfima categoría. Y da aún mucho más ver a grandes profesionales de la interpretación y del humor participando en esta charlotada de tres al cuarto.
jokinr
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