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Locke

Drama Ivan Locke (Tom Hardy) es un prestigioso capataz de grandes obras que ha tenido que trabajar muy duro para alcanzar su sueño: llevar una buena vida, con un buen trabajo y una familia que le quiere. Sin embargo, un día, en la víspera de su encargo más importante, recibe una llamada que le empuja a tomar una decisión que quizás eche toda su vida por tierra. Desde ese momento tendrá que emprender una peligrosa huida a contrarreloj. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 143
Críticas ordenadas por utilidad
13 de mayo de 2014
112 de 138 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ivan Locke (Tom Hardy) es un jefe de obra apunto de hacer el trabajo de su vida cuando recibe una llamada que lo condiciona y le obliga a marcharse dejando todo atrás.

El tono melancólico y de misterio que tiene al principio la película va derivando en tensión y suspense. Cuando una sola pieza falla en los cimientos, todo lo que ellos contienen puede venirse abajo en un momento, y así sucede paradójicamente en la vida de este brillante jefe de obra. En su niñez, en sus cimientos, hay un vacío, un error, que aunque hayan edificado un valioso ingeniero, cuando le tocan la fibra sensible puede caer. Y a Ivan Locke de repente le caen por todas partes.

Acompañamos a Locke en todo momento, sufrimos su angustia y su impotencia. Desde su posición poco más puede hacer, eso lo capta a la perfección la película. Nos pone en su piel, y el ojo de la cámara incluso nos agobia acercándono más a su rostro cuanto mayor es su presión.

Una película que el guionista la escribe pensando en dirigir, y se nota. Una película simple: con una idea simple y con una realización simple.

Su mejor mérito es que con unos cimientos que normalmente deberían fallar, la película no se cae.
ElSir
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29 de julio de 2014
75 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
Steven Knight, creador del hiper famoso programa de TV ¿Quién quiere ser millonario?, director de Negocios entrañables y futuro director de World War Z 2; junto a un gran Tom Hardy llevan adelante estos 90 minutos de recorrido en auto, cargados de drama, dilemas e imponderables que deberán ser resueltos.

Una película en la que hay muchos personajes pero un solo rostro, Tom Hardy al volante; muchas locaciones que simplemente imaginamos; y muchos momentos de "a todo o nada" que deben ir resolviéndose.

Este filme inglés es un gran ejemplo de cómo un director y guionista consagrado puede hacer algo minimalista y económico. Por supuesto, respaldado por una impecable actuación de Tom Hardy y un inteligente guión en los que se desarrollan temáticas como el amor, la responsabilidad, la pasión por el trabajo y las soluciones practicas.

Ivan Locke al volante, de regreso a casa se entera de una noticia que lo obliga a poner en juego a su familia, a su trabajo y a su reputación como un constructor responsable y sobre todo como una gran persona.
La historia se cuenta en tiempo real, sin elipsis; durante 90 minutos nos sentamos acompañados de Ivan Locke jugandosé todo por torcer su dilema familiar.

Una gran película que no defrauda ni a espectadores cotidianos; y menos aun a espectadores especializados, la economía de recursos y la solidez de resultado son abrumadoras.

Recomendable.
FranAsseff
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28 de julio de 2014
60 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
O de como con un coche, un actor y una historia se puede hacer cine bueno de bajo presupuesto. El actor me ha parecido fantástico, quizá no tan verosimil para una situación a la vivida en la película, pero si no hubiera sido así el guión no hubiera tenido sentido. Buena historia, buena música (esta vez sí: el compositor generó las atmósferas adecuadas), buena dirección y buen ritmo. Rara película en estos tiempos en que se cree que el buen cine ha de pasar por grandes producciones, verbigracia, presupuestos. No se puede perder.
corchea
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16 de septiembre de 2014
55 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
122/14(24/08/14) Valiente y notable ejercicio de estilo del inglés Steven Knight, en su segundo largo el guionista de “Promesas del Este” y creador de la serie “Peaky Blinders”. Un arriesgado experimento del que sale airoso, durante sus poco más de 80 minutos expuestos en tiempo real solo veremos a un tipo metido en un todoterreno BMW mantener conversaciones por un manos libres y con el fantasma de su padre, no hay persecuciones, no tiroteos, ni secuestrados, ni atracos, ni giros sorpresa, solo un tipo decente intentando poner orden en su vida, intentando a cada problema darle una solución conforme surgen, hacer lo correcto aunque por el camino lo pierda todo, donde el gran pilar es la Colosal interpretación del único actor que veremos, un Tom Hardy titánico.

Ivan Locke (gran Tom Hardy) es un importante capataz de obra, casado felizmente desde hace 15 años con Katrina(Ruth Wilson, su voz) y con dos hijos Eddie (voz de Tom Holland) y Sean (voz de Bill Milner) , una noche tras finalizar su jornada de trabajo en Birmingham se monta en su BMW X5 y recibe una llamada de una mujer, Bethan (la voz de Olivia Colman), que pondrá contra las cuerdas su frágil felicidad, yendo en su auto hacia Londres pero con destino incierto intentando redimirse de sus errores, mientras debe lidiar con su jefe pues a la mañana siguiente tiene una importantísima descarga de hormigón para un gran edificio, su vida familiar y su trabajo peligran y Locke intentará hacer lo correcto aunque ello le cueste perderlo todo, a base de llamadas por el manos libres del teléfono e intentando descargar su ira contra si imaginario padre fallecido discurrirá su odisea vital nocturna que pondrá su status quo en quiebra. En la historia tienen importancia Gareth (la voz de Ben Daniels), su jefe, y su subordinado, Donald (voz de Andrew de Scott).

Es una producción de muy bajo presupuesto, ensayada y rodada en menos de dos semanas, aprovechando un hueco en la apretada agenda de Tom Hardy, filmada en orden cronológico, casi en tiempo real, solo se tomaban tiempos muertos para cambiar las tarjetas de memoria de las cámaras, el BMW estaba montado sobre un camión la mayor parte del tiempo, mientras se circulaba por la autopista. Los actores que interactúan por teléfono con Hardy estaban en un hotel escuchando la vos de este.

Resulta un film difícil de clasificar, puede encuadrarse en la familia de obras como “Buried” o “Última Llamada”, pero mientras estos son thrillers de suspense y tensión, aquí lo que predomina es el drama, la introspección, la reflexión moral, la densidad existencial. Es una arriesgada obra donde el director y guionista lo porfía todo a la fuerza e intensidad de su historia, y al poderío carismático de su protagonista, insuflando al relato un conmovedor halo melancólico, un tono elegiaco en una road-movie que es en realidad un viaje iniciático en el que un hombre anhela recomponer las piezas de una buena vida manchada por una infidelidad, un error que Ivan desea subsanar con dignidad y nobleza. Las dos tramas se cruzan se alimentan una de otra, la del hormigón para el rascacielos es una metáfora sobre la otra, esta nos cuenta que para forjar una vida estable hay que hacer unos cimientos sólidos, si un elemento no es bueno el edificio/estabilidad se resquebraja y puede derruirse. Es una historia que nos habla de los errores fatales, del amor, del sentido del deber, del orgullo de un trabajo bien hecho, de la frustración, de la infidelidad, el sentido de culpa, de las relaciones paterno-filiales, el fuerte sentido de la responsabilidad, de la angustia vital, ello relatado con calado emocional, enmarcado en una puesta en escena ágil, y con gran sentido estético a pesar de su propuesta minimalista, esto sin parafernalia visual, todo centrado en transmitirnos la odisea psicológica de Locke. El angosto entorno en que se mueve el protagonista es utilizado como alegoría de su estado claustrofóbico con respecto a cómo se encuentra atrapado en una situación de complicada salida airosa, con siguiendo que el espectador se haga participe de su angustia psicológica. Los diálogos resultan muy fluidos, de gran intensidad, sin estridencias ni maniqueos histrionismos, en pos de un sutil increscendo dramático que hace nos atrape en su densa red hasta su dulce e inquietante final.

Posee un inicio atrayente, vemos montarse a un tipo un BMW, circula en una noche cerrada, la cámara se adentra en el auto y vemos a un hombre con rostro serio de preocupación, se para en un semáforo en rojo, se nota pensativo, el semáforo se pone verde y el conductor sigue inmóvil, un camión de detrás le pita varias veces, el conductor del BMW parece que ha decidido lo que hace, da un giro brusco, se mete en la autopista y se produce la primera llamada telefónica de las muchas que habrá, la madeja del lío comenzará a deshilarse de modo doliente atrapándote en medio.


Tom Hardy demuestra ser un actor de raza, gran personalidad, tremendo carisma, sin acudir a la sobreactuación, con contención, con flema, sin artificiosos ataques de ira, emitiendo sufrimiento a través de unos sofocantes primeros planos, solo deja salir su hastío con las discusiones oníricas con el fantasma de su padre. Es un buen tipo al borde del abismo e intenta sortearlo a base de decencia moral, de serenidad, de mesura, un personaje tridimensional, con aristas, con muchos matices, con conmovedora humanidad. El resto de voces sirven de gran apoyo, sobre todo las dos mujeres representando dos contrapuestas, la que se ve en una noche abocada al precipicio de una relación matrimonial que se parte, y demuestra entereza y fuerte carácter, como la que parece débil de carácter pero rascando se muestra manipuladora y sibilina, intentando sacar por mor de su estado las palabras mágicas de a Ivan de que este le ama. (continua en spoiler sin)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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20 de agosto de 2014
77 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
Steven Knight, la cabeza visible tras la magnífica miniserie ‘Peaky blinders’, estrena ahora en España su segundo largometraje: ‘Locke’, un film un tanto inclasificable caracterizado por transcurrir de principio a fin en el interior de un coche, conducido por Tom Hardy.

La idea de Knight es valiente y original, que seguramente sobre el papel lucía mucho mejor de lo que finalmente luce sobre el celuloide. Ya hemos visto experimentos similares en el pasado que han funcionado bastante bien (la española ‘Buried’, sin ir más lejos) de modo que, ¿porque no iba a funcionar Locke? Pues esencialmente por su guion. Dicho guión gira en torno a si se construye o no un importante edificio, lo cual depende de un capataz (Hardy) que tiene que lidiar por teléfono mientras conduce con adversidades personales y laborales, ¿Suena aburrido? Sin duda, sí. Pero lo peor no es que suene aburrido, lo peor es que realmente lo es.

Su principal problema es que cuesta mucho conectar con lo que trata de contar; primero porque al principio nada interesa demasiado, y sólo esperas que aparezca algún giro que eleve la trama; y segundo porque esto último no ocurre, y conforme avanza el metraje todo acaba resultando cada vez más redundante y baladí, interesándote cada vez menos con quien y de qué está hablando. En otras palabras y remitiéndome a la premisa de la película: Ivan Locke es un capataz encargado de una importante obra que va a ejecutarse la mañana siguiente; el problema es que su “amante” va a dar a luz esa misma noche, lo cual le hace tomar una importante decisión (daddy issues de baratillo incluidos). Pues bien, desde que se toma esa decisión en los primeros compases de la película, la dirección del coche de ‘Locke’ no varía ni un ápice (valga la metáfora), consistiendo el resto del metraje en llamadas de teléfono que en el fondo vienen a expresar lo mismo que la anterior y que la siguiente. De hecho había momentos en los que pensaba “esta conversación ya la ha tenido”. De este modo, acaba haciéndose larga, lo cual es preocupante durando apenas una hora y veinte minutos.

El pilar dramático de ‘Locke’ tiene un solo nombre, y es Tom Hardy. El actor británico lleva a cabo una notable interpretación, inteligente y contenida, especialmente destacable teniendo en cuenta lo bien que aguanta los primeros planos durante todo el film.

Técnicamente es brillante. Tengo que elogiar la minimalista dirección de Steven Knight, que conjuga a la perfección con una hipnótica fotografía, jugando constantemente con las luces y reflejos que se funden en la carretera, creando un paisaje nocturno realmente envolvente. También quiero resaltar el montaje, cuyo dinamismo hace un gran favor al ritmo narrativo de la película.

Finalmente ‘Locke’ queda como un valiente y particular experimento que se queda a medio gas; deslumbrante a nivel visual, pero muy irregular en lo que a guion respecta. Sé que habrá muchos que aprecien el reiterativo y vacuo ritmo narrativo que describo líneas arriba como una representación alegórica sobre aquello que supone afrontar los traumas y los errores del pasado. Pero no, lo siento, yo no iba en ese coche.
Black Mamba
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