Los invasores

Ahora que termina el año sería bueno recordar alguno de los que nos dejaron, dentro de este obituario destaca la pérdida de Jack Cardiff considerado por muchos expertos como uno de los mejores directores de fotografía de la historia del cine y que en los sesenta decidió pasarse a la dirección sin mucha suerte.

Cardiff había sido el fotógrafo de Fleischer en la estupenda “Los vikingos” y aquí intenta de nuevo explotar ese filón argumental sin éxito. Aunque la película sea estrictamente de aventuras se echa de menos un poquito más de rigor histórico a la hora de presentarnos la trama y por el contrario sobra bastante maniqueísmo antimusulmán.

Los vikingos han sido un pueblo bastante sobrevalorado por lo general, pero que siendo tíos-abuelos de los que dominan hoy el mundo es lógico entender que se les haya vendido como lo más. En la película aparecen como grandes navegantes, y es cierto, pero los árabes no eran mancos ni carentes de ningún tipo de conocimiento marino como aparece en el film. Los árabes en el siglo IX ya llegaban a la China, inventaron muchas técnicas de navegación, entre ellas varias velas y conocían mejor que occidente las estrellas, los países del Golfo siempre fueron ante todo pueblos marinos, y en la literatura vemos muchos ejemplos de la conexión Islam-Mar como ocurre con Simbad. Incluso no es descartable que los musulmanes llegaran a América antes que nadie por distintas pruebas que se ha encontrado en algunos lugares de Centroamérica que se confirmarán en los próximos meses. Por no hablar de sus grandes viajeros como Ibn Jaldún, Ibn Battuta…No digamos ya nada del tema bélico. Los vikingos destacaron como fuerza de intervención rápida que pillaba de sorpresa las poblaciones costeras, saqueaban y huían en cuanto terminaban. Eso es lo que hicieron en Sevilla por ejemplo, pero la segunda vez que llegaron estaban los militares musulmanes esperándolos y los aplastaron. No es lo mismo luchar contra un herrero o el panadero que contra la tropa. Las victorias vikingas reales son contra civiles, nunca contra militares.

Más allá de todas estas apreciaciones la película de Cardiff “Los invasores” es bastante endeble, el casting no es muy acertado empezando por un Sidney Poitier que está más que flojo, y toda la trama de la campana de oro es con un poco objetividad más que ridícula.

Se salva la banda sonora, la presencia de un algo avejentado Richard Widmark, las localizaciones en Yugoslavia, además de ese espíritu de conquista y de aventuras que suelen tener este tipo de películas que incitan al viaje. Y poco más. Defraudará a mucha gente.

Se que es una película simple, de las que no posee ni la mejor dirección, guión y fotografía pero por Dios que bien lo pasé, bueno, la banda sonora es estupenda.

Se trata de una fábula, especialmente entre vikingos y árabes, sobre una "reliquia" que ambos desean poseer. Se agradecen esas escenitas de humor, sobre todo la de las "señoritas".
El reparto es bueno, Richard Widmark de vikingo lo borda sinceramente, y Sidney Poitier de rey moro...

Recomiendo esta película, pues aburrirte no te aburrirás, no sé, tiene algo especial, no se trata de ninguna obra maestra eso está claro, pero tampoco de ningún bodrio.

Me parece interesante que en esta película tanto las conquistas como los castigos entrañan una serie de pruebas rituales, de juicios divinos. En este extremo, el potro de acero, un deslizadero con el filo curvado de una cimitarra gigantesca, un ingenioso y bárbaro mecanismo mortal que en una escena llena de dramatismo sobrecoge al espectador. En el otro extremo, la campana de oro, el vellocino para la expedición marítima de los vikingos, que arrastra consigo la muerte como un objeto maldito por haber sido arrancada de su lugar de culto, y que parece tañer a muerto con cada nueva víctima propiciatoria.
Por lo demás, quizá no se trate de una película imprescindible pero es francamente divertida gracias a un grupo de vikingos que prefiere aprovecharse del las moritas del serrallo (y de un eunuco amanerado) antes que huir de la fortaleza en la que están cautivos.

Entretenida vikingada con un divertido Richard Widmark y un patético Sidney Poitier que si lo sustituyen por una bolsa de conguitos nada hubiese cambiado. Va todo el rato con un imposible tupé, y a veces con un absurdo velo de damisela en apuros impropio de la presunta ferocidad del personaje.

De vikingos y moros va la historia. Curiosamente, los intérpretes más viejos son los que parecen más feroces. De la parte vikinga claro, porque de la parte mora sólo hay soldados de atrezzo y un harén de señoritas zampabollos.

Pero el motivo de mi crítica es una única escena. Creía que nunca había visto esta película, pero de repente me he topado con la escenita de marras que me ha retrotráido a la infancia, que es cuando la descubrí. Es extraña la memoria, porque la olvidé. Pero de repente, y tras tantos años, voilà: en cuanto he visto el bizarro cacharro, la he recordado enterita. Todo un redescubrimiento.

La novedad ha sido que en inglés el aparatejo se llama "The Mare of Steel", lo que le ha añadido unas connotociones sadomasoquistas que supongo que el censor de la época intentó disimular en el doblaje. O tal vez de niño uno no ve estas burradas, yo qué sé.

En fin, una escena inolvidable olvidada.

275/02(17/08/09) Pasable film de aventuras de serie B, que juega con todos los tópicos sobre vikingos y sultanes. Todo en ella resulta forzado por la inestimable ayuda de un flojísimo guión en el que algunas situaciones producen vergüenza ajena, como ejemplo la disparatada escena de los vikingos asaltando de forma ridícula el harem, parece sacada de una cinta del gordo y el flaco. Lo más destacable es que no te llegas a aburrir si no piensas en su estrafalaria historia, pasas un rato ameno y despreocupado, la olvidaras rápido. Curioso es que moros y vikingos no tengan problemas de comunicación, hablan en inglés y punto. Recomendable a los amantes de las aventuras. Fuerza y honor!!!