El mar que nos mira

Ya la vi y la recuerdo por el momento en que se ve a las dos mujeres prostitutas subidas al tejado de una casa después de haber sobrevivido a esa especie de tifón o tormenta de lluvia que en un momento dado ocurre, tal y como recoge la carátula de la película.

Es una película ambientada hace siglos en una casa de putas japonesa, cuando existían los samuráis. Todo el argumento nos imanta debido a las relaciones que observamos entre las prostitutas y los samuráis de pequeño rango que por allí aparecen, de los sueños y las intenciones de estas mujeres, de sus perspectivas de futuro.

Algunas escenas son de gran calidad sexual y mucha sensualidad, aunque sin llegar ni de lejos al magistral filme "El imperio de los sentidos".

Se ve bien, aunque el final es más soso que un huevo sin sal.

O cómo de un guión post-mortem de Kurosawa puede salir una buena película.

Y es que, esta cinta, sin ser una gran obra, respira algo del espíritu del mejor Kurosawa. Ese colorido, esa música, esos samurais y gheisas...

El guión se elaboró, parece ser, a partir de unos manuscritos del maestro hallados después de su muerte. Los actores trabajan bien, hacen creíbles sus actuaciones. Las imágenes, de un delicado preciosismo, no desentonan con el romanticismo de su banda sonora.

Algo más cutre queda el duelo a dagas entre los dos clientes del prostíbulo. En el mejor estilo de la pelea de los ciclistas Ramontxu González Arrieta y Leonardo Sierra

Una película entretenida aunque por momento excesivamente larga tal vez; con guión rescatado de Kurosawa, pero sin llegar en ningún momento, por lo menos en la dirección ak nivel del genio. Buenos planos preciosistas y destacar el recurso simbólico de los efectos temporales, climatológicos, presentes en todo el film y que sirven de premonición del devenir de los acontecimientos.

Es una película sencilla y muy poética, tanto la historia como visualmente. Le doy mas puntuación de la que objetivamente creo que merece, porque me ha gustado, y me ha hecho sentir bien. Tiene buen rollo, es bonita, buena música y una historia muy humana. La última escena, inolvidable.