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La morte rouge (Soliloquio)

La morte rouge (Soliloquio)
2006 España
Documental, Intervenciones de: Víctor Erice
7,2
573
Drama. Documental "La Morte Rouge" es el nombre de un pueblo situado en el Canadá francés, en los alrededores de Quebec. Hasta ahora nadie ha logrado encontrarlo en los mapas, quizás porque solamente existió en la imaginación de los guionistas de "La garra escarlata", película rodada en Hollywood en 1944 y protagonizada por el famoso detective Sherlock Holmes. Fue estrenada en la España en 1946. Un narrador habla de las experiencias de un niño que ve la ... [+]
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
19 de marzo de 2012
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La fascinación que para un niño tiene la primera película que le impacta en el sentido terrorífico del término, es un fenómeno muy curioso. Por un lado, la respulsa de lo que le ha aterrado, paralelamente, la mitificación y ese extraño sentimiento de querer, como diría Narciso Ibáñez Serrador, pasarlo agradablemente mal.

Víctor Erice narra en primera persona su viaje a un pueblecito canadiense con Sherlock Holmes y Watson, para resolver una serie de misteriosos crímenes donde solamente se sabe a ciencia cierta que el criminal emplea una garra para asesinar a sus víctimas.

Muy personal, con un montaje peculiar pero efectivo, Erice desnuda una parte de su alma y muestra sus miedos más primarios sin ningún rubor, en una bonita historia, un soliloquio de los que hacen que aplaudamos antes de salir del teatro.

Cuidado cuando venga el cartero...
El Libanés
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21 de enero de 2017
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es mi primera crítica. Hasta ahora siempre me guardé para mis adentros los efectos que pudieran ejercer en mi las películas que miro...
Me decidí a escribir esto, porque primero, veo que este hermoso film tiene sólo un comentario, con el que estoy en todo de acuerdo por cierto. Y segundo, porque el cine de este SEÑOR del CINE (valga la redundancia) que es Victor Erice, acaba de llegarme a los ojos, a los oídos, a todo mi ser, como una tromba, como la locomotora que esperan las niñas del Espiritu de la Colmena...
El film cuenta el impacto y los efectos que produce en un niño su primera excursión al cine, para ver una pelicula "de terror": La Garra Escarlata.
El niño queda tan absorto, tan asombrado, tan conmovido por lo que vé no sólo en el film, sino en todo su alrededor, incluídos los demás espectadores, que puede sentir y percibir casi de forma física las emociones e impresiones que le producen lo que está mirando...
Erice empieza el film haciendo una breve, pero concisa descripción del entorno de la historia, el mar, la ciudad, el viejo edificio donde esta el cine, otrora gran centro de reunión, hoy derruido por el paso del tiempo y el salitre. De esta forma, el director nos lleva a un viaje plagado de emociones que discurre entre la niñez y la madurez, entre lo real y lo imaginario, entre lo inducido y lo espontáneo...Con imágenes, sonidos y relato que acompañan de forma precisa la historia que quiere contar, y que hacen de este film una experiencia digna de vivir, porque describe con precisión el impacto y la influencia que puede tener el cine en muchos de nosotros...
No quiero hacer un soliloquio de esto, por lo que me limito a recomendar el visionado de este corto, y de toda la filmografía de Erice
omoneta
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21 de febrero de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
54/19(17/02/21) Sugestivo cortometraje de 33 minutos dirigido, escrito y narrado (con gran sentido lpor el poco prolífico Víctor Erice. Obra de arte y ensayo que es a la vez un homenaje al cine y a la inocente niñez que lo filtra todo de modo onírico, un bello estudio sobre la memoria. Un metraje autobiográfico en que el cineasta deconstruye su primera experiencia en un cine cuando a los 5 años vio en el Kursaal de San Sebastián la película de terror con Sherlock Holmes “La garra Escarlata” (1944), exhibiendo esa turbación malsana de todo niño que tiene por el miedo, esa fascinación de sufrir ante la historia efímera de una pantalla, el impacto de lo que allí vio, no solo en la gran pantalla, sino también entre el público, las emociones allí vividas. Todo esto narrado de modo circular, ya desde el inicio mostrando el entorno donde está el cine (con esa bella imagen en b/n de la Concha de San Sebastián), la ciudad y el mar en conjunción poética, los antecedentes de lo que es el cine, anteriormente un casino. Un metraje que es un viaje iniciático, el despertar a la inocencia que supone ver el terror, el comienzo de la madurez, la muerte, asesinatos, la maldad, todo ello apabullando a una cándida alma de niño, una travesía de emociones sensibles. Para una vez ante la película, adentrarnos en un relato con Sherlock Holmes con epicentro en la ficticia localidad canadiense en Quebec que da título al corto (La Morte Rouge), donde el mítico detective encarnado por Basil Rathbone debe investigar una serie de misteriosos crímenes, donde los cadáveres tiene una herida letal de una garra. Sobre un subtexto muy de la (escasa) filmografía de Erice, como es la visión de los niños del mundo de los adultos, como los infantes mezclan realidad e imaginación, sobre la confusión de identidades, y de cómo el cine influye en estos jóvenes, filtrando su mundo de modo cuasi-onírico, esto ya visto en “El espíritu de la colmena” (1973) y “El sur” (1983). Además contextualizando la narración en las duras post-guerras de la civil española y la WWII, haciéndonos ver como el cine se convierte en un pasatiempo para olvidarnos un rato de los mundanales problemas diarios. Todo esto narrado mediante fotografías, algunas imágenes de archivo, dramatizaciones, clips del film de Sherlock Holmes, y con el bello fondo musical del violín del “Fratres” del estonio Arvo Pärt.

Asistimos al legendario NO-DO, donde un señor del Régimen Franquista que repartía billetes a los necesitados en la calle, en una imagen de paternalismo sangrante. Está la visión de los espectadores como entes inertes ante el horror de la gran pantalla, que el niño/hombre interpreta como gente anestesiada por lo vivido en España entonces.

Nos adentramos en la subjetividad infantil, en como los recuerdos evocan un mundo anclado en el tiempo, donde los miedos de un cine se alargaban en las mentes de los niños, creando estados pesadillescos (azuzado en este caso por una traviesa hermana). Con un sugerente montaje de relojes de péndulo, sombras que se mueven por paredes y techo, infundiendo pánico al niño. Esto aumentado por la creación a través del malo de la película de una profesión enarbolando la bandera del ‘hombre del saco’, me refiero a los carteros, en el imaginario perverso de Erice, durante tiempo fueron el Mal y el Terror, añádase ese siniestro modo de anunciar su llegada que tenían a los edificios de pisos, como era el hacer sonar sus silbatos.

Se nos hace un juego de espejos retorcido entre realidad y ficción, donde no se sabe dónde acaba uno y empieza el otro. El villano del film es el cartero Potts (Gerald Hamer), pero solo en apariencia, pues en verdad es un artista del disfraz, Alistair Ramson, un actor haciendo de un actor, el meta cine; El director del film “La Garra Escarlata” se llama Roy William Neill, pero es su seudónimo, pues oficialmente su nombre era Roland de Gostrie (un apátrida que nació en un barco ¿?), pero de esto duda Erice, pues parece un nombre creado ex proceso; Encima para aumentar el juego de meta-ficción resulta que el director falleció en Londres de un ataque al corazón a pocos metros del mítico 221 de Baker Street (residencia de Sherlock Holmes).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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