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La comedia de la vida

Musical. Drama En los bajos fondos londinenses del cambio de siglo, el elegante capo Mackie Messer se enamora de Polly, la hija del rey de los mendigos Peachum, y pretende casarse con ella. Al padre no le gusta nada la idea, e intentará desbaratar los planes de Mackie por diversos medios. Adaptación de la obra de Bertolt Brecht. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
4 de octubre de 2011
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las tres películas que Pabst hizo entre 1930 y 1931 acaban, todas ellas, con una nota de amarga inquietud. En su llamada trilogía social (compuesta por ésta, “Cuatro de infantería” y “Carbón”) a la denuncia de una situación social caótica e intolerable se une la angustia por un futuro que se adivina igualmente desolador, ya sea en la profética pregunta final de “Cuatro de infantería” o en la irónica coda de “Carbón”. Pero es en “La comedia de la vida”, curiosamente la menos inmediata de las tres por estar ambientada en el pasado y tener un objeto de denuncia más esquivo y amplio, en la que la amenaza de algo terrible que está a punto de estallar se palpa desde el principio, en los claroscuros de un Londres de estudio empapado por la lluvia, en el tono agresivo, aceradamente socarrón de cada diálogo y relación humana, en los fondos pintados del decorado que anuncian tormenta. Cuando Lotte Lenya, en su mítico papel de la prostituta Jenny, canta junto a una ventana sobre cómo un día se vengará del mundo, ayudada por el barco pirata que bombardeará Londres, la película adquiere un tono sombrío y ominoso hasta el escalofrío, especialmente ahora que sabemos que, efectivamente, el espanto estaba a punto de caer sobre Europa.

Con cada sombra perfectamente estudiada, con cada encuadre perfectamente malicioso, con cada detalle de puesta en escena aterrador o revelador (esa reina que solo acierta a cubrirse la cara con un elegante ramo de flores cuando la miseria se planta ante sus ojos con toda su descarnada fealdad), Pabst está levantando acta de la ruina del edificio europeo y colocando un cartel que anuncia su derrumbamiento.

Podríamos estar discutiendo hasta el fin de los días si el mérito de la presciencia es de Pabst, de Brecht o de Weill, y sobre quién tenía razón en los pleitos que se montaron sobre la adaptación que hizo el cineasta alemán de la polémica opereta, pero a día de hoy, cuando la película de Pabst nos impacta aún más que antes por su oscura ironía y su sobrecogedor sentido de la amenaza, y cuando sabemos lo acertado de su profecía, esa discusión resulta bizantina, como mezquino resulta negarle a esta película su condición de obra maestra.
McTeague
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26 de diciembre de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espectacular y maravillosa versión de la obra de Brecht. A través del personaje de Mackie Navaja se desgrana el espíritu humano, un espíritu lleno de contradiciones, de convicciones tan rotundas en principio como pasajeras al final, sin buenos ni malos, sino una de mezcla de ambos. Una pícara ironía con un final apoteósico.
ilayali
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23 de mayo de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una de mis habituales visitas semanales a ese templo de cultura y conocimiento que es la biblioteca pública, logré hacerme con el DVD de “La comedia de la vida” que es una versión inspirada en “La ópera de cuatro cuartos”, uno de los títulos fundamentales de la obra de Bertolt Brecht. George W. Pabst la llevó a la pantalla introduciendo algunos cambios en el argumento y eliminando buena parte de la música. A pesar de ello, la fuerte crítica social y el demoledor sarcasmo de la pieza original permanecen intactos. Pabst fue uno de los tres “grandes” de la República de Weimar, conjuntamente con Murnau y Lang, siendo injustamente relegado al olvido, a pesar de contar en su haber con algunos de los retratos más penetrantes que haya ofrecido el cine sobre los conflictos morales y sociales de su tiempo. La opción política del director de permanecer en Alemania durante la guerra y la progresiva pérdida de interés de su obra a partir de mediados de los años treinta justifican, tal vez, su escasa valoración actual.

Inspirada en la pieza teatral “The Beggar´s Opera”, escrita por el poeta y dramaturgo inglés John Gay en 1728, Bertolt Brecht realizó una adaptación de la historia con “Die Dreigroschenoper” , conocida generalmente en España por “La ópera de cuatro cuartos”. La obra de teatro había sido estrenada en Berlín el 31 de Agosto de 1928 y su triunfo fue inmediato, la música la compuso Kurt Weill, cuyo tema principal “Mack the knife”, forma parte de la historia de la música. Boby Darin y Frank Sinatra hicieron dos versiones antológicas. Existen dos versiones del film, una en alemán y otra en francés algo más corta y actores franceses. Aunque las dos versiones son similares, destaca la versión alemana por su mayor fuerza y autenticidad. Puede que ello se deba en buena medida a su protagonista: el Mackie cínico y arrogante creado por Rudolf Foster supera al del comediante “boulevardier” Albert Préjean.

La acción se sitúa en los barrios bajos londinenses durante la coronación de la reina Victoria, la obra de Brecht constituye una implacable parodia de la sociedad inglesa de la época (y, por extensión, de la alemana), dominada por la policía, los delincuentes y los vagabundos, que actúan en estrecha connivencia por más que, exteriormente simulan que cada “agrupación” se mantiene en el lugar que le corresponde. La boda de Mackie Navaja con Polly Peachum, la hija del rey de los mendigos, desencadena la ira de éste, quien lo denuncia a la policía para que lo detenga de inmediato. La boda de la pareja mantiene un carácter esperpéntico con una banda de delincuentes vestidos de etiqueta en una mesa preparada con todo tipo de lujo. Por otro lado destacar el ejercito de mendigos que quieren manifestarse en la calle durante la ceremonia de coronación de la Reina.

Una obra planteada como una sátira social en forma de réplica desastrada a las convenciones y oropeles propios de la representación operística. Pero el film de Pabst, rodado íntegramente en estudio, acentúa todavía más el carácter claustrofóbico y angustioso de la pieza, muy próximo a los postulados expresionistas. La cámara de Fritz Amo Wagner sigue los desplazamientos de los personajes, con inusitada movilidad para la época, efectuando numerosos “travellings” descriptivos de los espacios en que se desarrolla la acción. Tanto las tortuosas callejuelas suburbiales como el espléndido ajuar de la ceremonia de la boda, o la excelente recreación del burdel. Como es habitual en el teatro de Brecht, el argumento se apoya en numerosas canciones que resumen de forma “didáctica” su intencionalidad. Lamentablemente buena parte de ellas quedaron fuera de la película, a pesar de lo cual se mantienen algunas de las más populares.
Antonio Morales
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19 de marzo de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Georg Wilhelm Pabst, cineasta lamentablemente olvidado en la actualidad, constituye uno de los pilares imprescindibles del cine germano (y, por extensión, europeo) posterior a la I Guerra Mundial. Contradictorio ideológicamente (pasó de una posición marcadamente izquierdista a realizar películas para el III Reich) posee una de las filmografías más complejas y subyugantes del periodo. En 1931, es decir, dos años antes de la llegada al poder del nacionalsocialismo, Pabst realiza una de sus obras más logradas, “La comedia de la vida”, con música de Kurt Weill, adaptación de la obra teatral del gran Bertold Brecht, el que a su vez adapta una pieza clásica del siglo XVIII, “La ópera del mendigo” de John Gay. El guión pertenece a Leo Lania, Ladislao Vajda y Bela Balazs, este último realizador, guionista y teórico húngaro, autor de obras teóricas tan estimadas como “El film”. Los decorados pertenecen a Andrei Andreiev, responsable también de la escenografía de “La caja de Pandora” y “Don Quijote”. La iluminación pertenece a Fritz Arno Wagner, fotógrafo de “Sombras”, “El ángel azul” y “Cuatro de infantería”.

Con esta película Pabst da rienda suelta a su particular manera de entender el cine, así como a los ambientes que le fascinaron desde sus inicios en el cinematógrafo. La miseria de la condición humana, así como su obsesión por los universos marginales y excesivos (que ya había escenificado en sus magistrales “Bajo la máscara del placer” y “La caja de Pandora” y que, en parte, influirían en el estilo de Josef Von Sternberg durante los años treinta) se ven nítidamente reflejados en el film, tanto en los exteriores nocturnos y solitarios como en el dinamismo de las secuencias del prostíbulo o la boda, donde la movilidad de los actores condiciona la puesta en escena concebida por el cineasta. La cámara de Pabst no marca la coreografía de los movimientos sino, más bien, parece que estos actúen de manera completamente espontánea y que es la cámara la que rectifica a fin de poder seguir unas evoluciones no sujetas a marcas o ensayos. El film exhala una admirable sensación de frescura y naturalidad cuando, por el contrario, la dirección es extremadamente minuciosa y nada se deja al azar.

Una película de escenografía, ambientes, rostros y canciones increíbles. De imágenes que se te graban en la retina. La boda en un almacén abandonado, la novia cantando una canción picante ante una banda de maleantes, el bar donde se conocen los novios, las calles en penumbra, el músico ambulante que hace de narrador, la casa de putas, el local donde el padre de la novia organiza y explota a los más pobres entre los pobres, los vagabundos y mendigos de la ciudad…, no hay respiro.

Uno de los clásicos de la historia del cine, y que ha sobrevivido, casi milagrosamente, a grandes adversidades como la persecución y destrucción de negativos de los nazis, que no lograron acabar con esta obra, recuperada y restaurada gracias a las copias supervivientes.
Juan Marey
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27 de abril de 2009
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mackie "Navaja" + la hija del rey de los pobres igual a negocio asegurado. Un Londres elitista en el que la diferencia entre ricos y pobres es más que latente. Película censurada por la Alemania Nazi y con varios juicios en su contra despues de su estreno. La productora no se atrevio a hacer una versión inglesa. Una joya del cine de principios de los años 30. Existen dos versiones, la alemana (que es la que más me gustó) y la francesa que es algo más corta de metraje.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Skynet
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