El Tenorio tímido

Aparte del sentido que Lloyd y su equipo tenían del largometraje como resultado de aunar cortos, Girl Shy se desarrolla con una forma de contar similar a la del gran éxito de Lloyd, Safety last: siempre a partir de la personalidad de Harold, el joven humilde pero emprendedor que se esfuerza por mejorar socialmente para ser digno de la mujer de sus sueños, se suceden todo tipo de situaciones cotidianas exageradas para crear un efecto cómico.

Éstas llegan a su punto culminante en la secuencia final, la más elaborada y con los gags más afortunados; en este caso, la carrera contra el reloj del protagonista para impedir una boda, en la que utiliza todos los medios de transporte imaginables en los años veinte.

El temorio tímido pasa por tener la persecución más elavorada y fascinante del cine. La demostración de que Harold Lloyd era talento en estado puro está aquí y en todas sus películas. Un genio incuestionable en su día y a día de hoy. El hombre que luchaba contra los molinos gigantes. Un personaje que a pesar de que en el sonoro no lo pasó bien dejó tal cantidad de obras maestras que elevaron el cine a la categoría de arte. Y no hay películas que tengan unos intertítulos tan geniales. Y eso tambien es arte. Y cuenta para ponerla un 10. Aunque fueran los de Chaplin o los de Keaton también sería un 10.

Imagino, que muchas grandes novelas que hoy son reconocidas, no son más que la materialización literaria de un sueño no realizado por sus escritores, un ideal no cumplido, una ambición nunca alcanzada. Escribir, es a veces dar vida a lo que no se es, pero se quiere ser; es buscar la trascendencia cuando en la lucha diaria te sientes insignificante; es materializar, en el sueño perenne de las palabras, lo que jamás se hará visible ni perceptible a flor de piel.

En su libro, parido con sangre y frustraciones, “El secreto de hacer el amor”, el introvertido aprendiz de sastre, Harold Meadows también está escribiendo lo que tanto sueña y ansía: ser un experto en las lides femeninas, tener "rendidas a sus pies" a cuantas chicas desee y convertirse en instructor de aquellos que deseen trasegar en las aventuras amorosas a la manera de Don Juan. Él, como otros escritores, está bien lejos de ser aquel tenorio que describe, pues siente terror ante la sola presencia de las chicas, tartamudea cuando debe hablarles y ni siquiera ha sentido otros labios rozarse con los suyos.

Pero, la ocasión existe para todos, y Harold conoce a la encantadora Mary Buckingham a quien él protege de hábil manera… Y cuando la atracción es conjunta, hay lugar para el más pulcro, romántico y divertido de los romances (excelentes las alusiones sexuales en ese encuentro en el campo). Harold & Mary se diluyen entre nubes, y el tímido enamorado se luce con sus sutilezas para manifestar su cariño. Pero, ambos ignoran, que una nube oscura se cierne sobre ellos.

La fotografía es preciosa, magníficos los sets de época, y la iluminación da pleno realce a cada una de las situaciones. La película es fluida, cálida, y los toques divertidos brotan de tanto en tanto, hasta que se llega a esa climática y brillantísima secuencia de carrera contra el reloj, para evitar el desastre. Será en este momento donde Harold Lloyd hará alarde de su destreza acrobática, en un trozo de cine de excelente manejo rítmico.

Dirigida, como otros filmes de Lloyd, a cuatro manos entre Fred C. Newmeyer (director general), y Sam Taylor (encargado de los gags y asistente en los atinados textos de intertítulos), “EL TENORIO TÍMIDO” también se merece un sobresaliente lugar entre la comedia norteamericana de la Edad de Oro.

Otra buenísima comedia muda del gran Harold Lloyd, en este caso media película es casi una tragicomedia, donde hay algunos gangs graciosos, pero mantiene un ritmo más pausado, más ligero, y la historia es, digamos, algo más profunda de lo que suelen ser las de este personaje.

Pero entonces llega la segunda parte, y llega ese viaje rápido a la iglesia... y buuuum!!! La película toma un ritmo trepidante y se vuelve tremendamente divertida, es una escena bien larga y no paran de suceder cosas impensables que te sacan risas una tras otra. Me lo he pasado genial viéndola.

Podéis decir lo que queráis pero yo compré el libro que publica el gafitas en la peli y me ha ido de maravilla. Si ellas se ríen es porque, en el fondo, se saben derrotadas.
Y si os ponéis a pensar a él tampoco le va nada mal, al fin y al cabo se lleva a la chica ¿no?.
Aquí de lo que se trata es de no darse por vencido, con estrella o estrellado, el gafitas avanza y arrasa con todo lo que encuentra bajo su paso, igual que Atila. Que al muchacho le cuesta arrancar y se atasca?. !Vaya problema!. En cualquier chino encontraréis un montón de silbatos por menos de un euro. Y este consejo es gratis.