Haz click aquí para copiar la URL

Mañana a las diez

Thriller. Cine negro. Intriga La policía ha de encontrar a un niño secuestrado, aprisionado con una bomba de relojería, después de que el secuestrador muere sin revelar su paradero. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
26 de agosto de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de algunos defectos del guion (por ejemplo, el niño secuestrado nunca llora ni parece afligido, el secuestrador se rompe el cráneo y muere tras un simple forcejeo con el padre del niño), estamos ante una película magnífica para los amantes del suspense; actores, realización, fotografía, música, diálogos. Efectivamente, qué clase, qué calidad tuvo el cine británico de los años años cincuenta y sesenta. ¿Qué fue de él?
Cenizales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
11 de junio de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un secuestrador, un plan maquiavélico, una bomba con mecanismo de relojería, programado para estallar en las próximas horas, en manos de un niño y la policía que ha de trabajar contrarreloj para dar con su paradero.
Confieso que es este argumento el que me ha enganchado a ver la película sin más recomendación. Parece que no lo necesita, ¿verdad?.
El director es desconocido para mí, no así el que hace de secuestrador, Robert Shaw, inolvidable en sus papeles de "Tiburón" o "El golpe", pero la cinta no parecía necesitar mucho más que la promesa que parece ofrecer de una intriga sudorosa y trepidante.
Pues he ahí mi decepción. Una confirmación más de que las películas no se hacen solas y que hace falta muchísima más habilidad, obra y gracia de un director competente y guionistas creativos, para hacernos transpirar, sudar de miedo o de suspense, que lo que un simple argumento trémulo en sí mismo pueda contener.
Este argumento en otras manos podría hacernos enloquecer pero, ¿o yo soy un desgraciado sin alma o la película llega a hacerse aburrida en algunos momentos?.
Tiene mucho de obra de teatro, aunque no lo sea, algo que, para mí, nunca suele ser un impedimento y la cinta propone duelos y conflictos, entre el secuestrador y el policía encargado del caso por ejemplo, en la que el primero tiene el cinismo de anunciar su obra, no por teléfono ni por carta, sino presentándose en persona en casa del padre de la víctima a pedir el rescate, como quien va a tomar el te, muy seguro de quien se sabe poseedor de carta blanca y crédito sin límite.
También habrá conflictos entre el policía y su superior y el padre de la víctima. Estos últimos querrán acceder a sus exigencias, convencidos como están de no poder hacer nada en tan corto espacio de tiempo. Pero el encargado se rebelará y tratará de hacer las cosas a su manera, procurando hacerle hablar, utilizando sus artimañas fruto de su experiencia policial.
Y es a partir de aquí cuando yo no empiezo a creerme nada de lo que me cuentan. Hasta entonces me parecía brillante en la exposición, duelo del gato y ratón que a mí tanto me gustan.
Pero, a ver, Shaw, el secuestrador, que hasta entonces parecía un asesino inteligente, frío, despiadado y muy astuto, empieza a comportarse casi como un colegial en manos del policía que lo somete a un interrogatorio tan burdo y poco sutil que no se comprende que semejante asesino frío caiga tan fácilmente en sus trampas.
Para colmo la trama da un giro bastante increíble también que complicará aun más las cosas para el cuerpo de policía que ve que se le echa el tiempo encima.
Pero a estas alturas todo comienza a hacerse previsible, no hay verdadero suspense (a no ser que llamen suspense a ver cómo las manecillas del reloj van marcando las horas...), las cosas empiezan a resolverse porque sí y empiezan a encontrar las pistas porque han de hacerlo.
No es suficiente para mí. Apenas he vislumbrado el verdadero peligro. He solido sentir más suspense viendo hervir la leche y procurando adivinar cuándo va a desbordarse que en esta película.
Si la puntúo con un seis es por su primera media hora que me parece impecable. El resto, se desinfla como un flan.
Izeta
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
3 de mayo de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Francamente conseguido film con genuino sabor british, lleno de tensión según pasan los minutos, intriga constante y suspense.
Todo ello gracias a un excelente guión a cargo de James Kelley y Peter Miller, con ciertos aires, sí, a obra teatral, pero con ritmo constante que hace no decaiga el interés en ningún momento (también ayuda lo suyo un metraje que no llega a la hora y media), y con estupendos diálogos declamados por intérpretes en estado de gracia, como el quinteto protagonista.
En este sentido, la escena entre el protagonista y su jefe, cada uno defendiendo su forma de llevar el caso, uno dispuesto a llegar al final con tal de que el secuestrador cante, y el otro determinado a que se vaya con el dinero con tal de salvar la vida del niño.
Y también el interrogatorio entre el protagonista y el secuestrador (excelente el más tarde popular gracias a "Tiburón" y/o "El golpe", Robert Shaw).
Una película muy entretenida e interesante que hace te quedes pegado, en este caso al sofá de mi casa, sin prácticamente parpadear.

https://filmsencajatonta.blogspot.com.es
Constancio
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
13 de mayo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película de un director Británico, para mi desconocido: Lance Confort, autor de una veintena larga de cintas, desde 1942 hasta 1965. Todas, por lo que he podido ver, de similar tenor: cine británico por los cuatro costados, con interiores, gran desarrollo teatral en espacios cerrados y con gran trabajo en el guión, tensión creciente y desarrollo bien narrado. Antecedente claro de El rapto de Bunny Lake (Otto Preminger, 1965), aunque rodada después de Niebla en el alma (Roy Baker, 1952). Las tres tienen algo en común, aunque la más aterradoramente veraz es la de mi director favorito.
Un niño es raptado por un hombre, haciéndose pasar por chofer. Después de dejarle abandonado en una casa con una bomba colocada en un muñeco, vuelve a la casa del padre para pedirle dinero: 50.000 libas esterlinas, un auténtico dineral para la época. Si no se desactiva la bomba antes de la diez de la mañana del día siguiente explotará. El secuestrador pretende coger el dinero, tomar el dinero y marcharse a Rio de Janeiro, para llamar desde allí y comunicar dónde se encuentra el niño y la bomba.
El secuestrador es Robert Shaw muy conocido por ser el personaje al que timan en El golpe (George Roy Hill, 1973), y también muy conocido por su participación en Tiburón (Steven Spielberg, 1975). El comisario y el padre del niño no son interpretados por actores muy conocidos, al menos para mi.
El drama moral se presenta cuando el padre del niño llama a un comisario amigo suyo para exigir que el policía que lleva el caso deje marchar al secuestrador. El policía ha sido llamado por la niñera, y no pretende dejarle marchar. El problema es que si retira del caso al policía asume él la vida del niño y su resultado.
Los diálogos entre el secuestrador y el policía son interesantes. Plantean el mismo problema moral que ¡ Rapto ! (Alex Segal, 1956): pagar el secuestro supone dos cosas: asumir el coste económico, claro, pero, sobre todo, asumir que el que paga se pone en manos del secuestrador.
Una pista, que no se sabe si es real o un señuelo, es la colocación de la bomba en un muñeco negro. ¿Por qué precisamente negro?
También llama la atención cómo le revuelve el interior las preguntas del policía sobre su madre, y sobre su infancia.
Llama la atención la cantidad de preguntas que hace el policía, como una máquina, una ametralladora... acumula información para luego poder deducir dónde está el niño, y cómo desactivar la bomba.
Me ha gustado, es interesante, se deja ver, tiene un metraje contenido, diálogos interesantes y un resultado apreciable. Tengo que ver más películas de este director.
ÁAD
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow