Akelarre

Las miserias morales del medievo, el despotismo feudal de los nobles, la injusticia, el abuso y el fanatismo religioso liderado por la iglesia, más preocupada por proteger sus privilegios, es lo que recrea esta excelente película inspirada en hechos parecidos ocurridos en el señorío de Andueza en 1595. Todo ello en unos parajes idílicos, donde la naturaleza del paisaje se muestra en toda su belleza, en este caso por tierras navarras con su peculiar idiosincrasia. Sus ancestrales ritos paganos, su cultura popular y sus gentes sencillas son atropelladas por los intereses bastardos y patriarcales del cacique del lugar y sus esbirros, apoyado por la represión y la crueldad del "Santo Oficio", brazo ejecutor de la iglesia católica de infausto recuerdo, por sus inhumanas torturas y sus tribunales inquisitoriales.

Pedro Olea me parece un director infravalorado que no tiene el pedigrí intelectual de otros famosos cineastas coetáneos. Seguramente por hacer un cine diáfano y visceral, de una fisicidad asombrosa, de una sensualidad desbordante y de humanidad conmovedora, porque su cine no es alambicado ni pedante, no es tedioso ni de una calculada ambigüedad moral, o políticamente correcto que tanto seduce a la crítica pomposa presuntamente culta. El acercamiento del cineasta recuerda al estilo de denuncia social y religioso de películas como “Dies Irae” de Dreyer o las obsesiones, referidas siempre a la contraposición entre dos formas de entender el cristianismo: el amor sagrado y el amor carnal. Nos muestra crudamente la intransigencia que el amor corporal despierta en una congregación de inquisidores que, so pretexto de brujería, imponen al amor y la fiesta pagana el sacrificio de la hoguera.

López Vázquez realiza una esmerada composición del licenciado representante de la Santa Inquisición, un ladino calculador e inquietante por su aplomo, cuyo fanatismo le obliga a flagelarse para aplacar su conciencia reprimida. Excelentes Mary Carrillo (Amunia) y Silvia Munt (Garazi) como mujeres humilladas y acusadas de brujería que sufren el calvario y la ira del poder patriarcal contra la sabiduría femenina. En tiempos de oscurantismo, superstición, envidias y falsas acusaciones de algunos lugareños, el curanderismo femenino frente al médico hombre, la ignominia y el abuso del patriarcado representado por el poder violento, el útero representado por la cueva donde se reunía la plebe frente al falo de la iglesia. La lucidez de Amunia es transmitida a Garazi que recoge el testigo de la rebeldía femenina ante la imposición machista.

Evocadora y luminosa fotografía de Alcaine, “Akelarre” esta narrada mediante un tono vigoroso y febril, cuyo atractivo no decae en ningún momento, que nos obliga indefectiblemente a empatizar con las mujeres protagonistas, auténticas heroínas de la trama, su valor y su fortaleza moral lograr encolerizar al inquisidor en su cruzada y su patético tribunal formado por un párroco de inconfesables pecados carnales que se inclina por la gula como el menor de los pecados capitales y un obispo incapaz de mantener su cínica postura ante el tormento y la crueldad en nombre de Dios. Una velada digresión sobre cómo la iglesia en tiempos pretéritos estuvo al servicio de los poderosos y no de los necesitados, en este caso al servicio de Don Fermín (Walter Vidarte), el decadente y todopoderoso señor feudal dispuesto a legar a su hijo lo que él heredó de sus padres.

'Akelarre' de Pedro Olea es una rareza dentro del cine español, tanto por su argumento y localización (no suelen ambientarse películas en un pueblo de Navarra) como por la dificultad de encontrar esta cinta.
Por lo demás es una cinta que pasará sin pena ni gloria por la historia del cine español, pues contando su metraje con situaciones que pueden despertar cierto interés, la película no acaba de despegar y algunos actores (la mayoría) transmiten poco o nada. La cinta carece de tensión y uno no logra meterse en la historia ni empatizar con los personajes (una verdadera lástima viendo que únicamente dura 100 minutos).
Tampoco destaca la película ni por la técnica, ni por la fotografía, ni por su banda sonora, sufriendo el montaje la peor parte.
Sin embargo, destacan la labor de López Vázquez en su papel de inquisidor (de lejos el mejor de la película) y la mayoría de los diálogos (aunque a veces se cuelen con calzador alusiones políticas que no vienen al caso).

Al menos la película no llega a hacerse pesada ni aburrida. Recomendable a los amantes de las películas de época, aunque sea sólo como mera curiosidad, sin esperar ver una obra maestra, únicamente para pasar el rato.

Una buena idea, pero el resultado muy disperso. Aprobado y por los pelos (o más bien por López Vázquez).

El cine español presenta una clara dicotmía entre la brillantez y la hediondez más chusca. Cuando nuestro cine decide hacer películas en condiciones, puede mirar de tú a tú a cualquier producción ex-foránea pero cuando se obstina en hacer bodrios, no hay quien nos gane en producir engendros.

"Akelarre" pertenece al primer grupo, a esa clase de cine sobrio, duro y oscuro que sólo es posible hacer en nuestro país cuando se alienan los astros o cuando simplemente le sale de los cojones a los productores dejar trabajar a los guionistas y directores. La película forma parte de un ciclo de TVE que se basaba en ofrecer relatos del folclore europeo basado en las brujas y la Inquisición.

El reparto encabezado por la bellísima Silvia Munt, José Luís López Vázquez y Patxi Bisquert ofrece una descarnada visión de la represión inquisitorial allende las tierras vasco-navarras. Siendo hija directa de otro clásico del género, "Inquisición", (Paul Naschy, 1976).

La película no cuenta con formidables actuaciones pero sí con una dirección y pulso firmes, es casi un documental de una época y un lugar donde la religión era la excusa perfecta para atar bien corto el pensamiento libre y la independencia.

En definitiva, llámese Akelarre o la Revolución de Asturias, el verdadero diablo detrás del drama que nos cuentan es el ansia de controlar, dominar y abusar a la gleba por el mero placer del poder.

Indispensable y excelente película sobre la Inquisición.

Pobre, roma, corta, chata, ruda, simple. Torpe y esquemática. Muy floja. Igual hasta mala.
Un cuento de buenos y villanos al calor de la hoguera asesina. Nos retrotraemos a los tiempos oscuros de la Santa Inquisición para narrar, con correcta y tristona mediocridad, unos hechos que son tratados con una rigidez pesada y un didactismo cansino y aburridor. Todo es claro y sencillo, no hay terreno para la indagación o la discusión.
En la parte técnica es limitada, llega por los pelos al aprobado, en la pegada moral es plana.
Se deja ver. No molesta. No importa.

Otra película más sobre juicios a brujas. Esta vez con el gran José Luis López Vázquez, aunque en esta ocasión no le veremos lucirse demasiado.

Los que estéis familiarizados con los juicios de la Inquisición contra la brujería no encontrareis aquí nada nuevo:

- Un señor feudal comienza a presenciar como los campesinos se empiezan a revelar contra él y este decide desviar la atención con el tema de la brujería.

- Viene un enviado de la Santa Inquisición y los campesinos por miedo se empiezan a acusar entre ellos.

- Algún idiota tiene mala suerte con algo y le echa la culpa a las brujas.

- Comienzan los juicios y las torturas.

Es prácticamente la misma estructura que 'Martillo para brujas' pero en esta ocasión prestando mayor atención a los brujos/as que a la Inquisición. El principal atractivo, para mí, es que es ambientada en Navarra. El género de brujas siempre a sido unos de mis favoritos, y me extraña que en España, siendo tierra de brujas, se hayan realizado tan pocas producciones sobre este tema. Esta película esta rodada en Navarra usando los escenarios originales donde sucedieron los hechos. Aunque la trama no es nada original nos da la visión de como se vivió en España esta época tan oscura y nos presentan algunos rituales y costumbres a los que acabaron definiendo como aquelarres. La ambientación y el vestuario es excelente y ayuda mucho a meterse en la época. La banda sonora sin ser una obra maestra cumple con su función recurriendo frecuentemente a la música tradicional lo que también ayuda con la ambientación. Las actuaciones son mediocres, pero se dejan ver.

Es una peli mediocre, pero si te gusta el tema es muy interesante verlo desde el punto de vista de una producción española. A mí me gustó.

P.D. Me encanta la escena en la que el hijo del señor Feudal logra zafarse de su contrincante en una pelea usando la famosa "carrasquina" (golpe popularizado por el boxeador Pedro Carrasco)