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El soplagaitas

Comedia Ramiro es un buen hombre. Es músico, pero el paro es tan grande que se ha tenido que poner a tocar una gaita escocesa en un Scotch Pub. Además, esta casado. Una noche que vuelve a casa del trabajo se tropieza en una esquina, con Julián; cree que le ha robado la cartera y para recuperar lo que piensa que es suyo ataca a Julián que es concejal del Ayuntamiento de la ciudad. El robo de esta cartera va a complicar la vida de Ramiro, la de ... [+]
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
20 de agosto de 2010
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Típica película de la época de la transición, más bien, del llamado cine del destape que se hizo en esos años.
Sustentada en la vis cómica del humorista y actor Fernando Esteso, nos encontramos con una comedieta agradable, con un humor de trazo grueso, mucho destete y situaciones hilarantes y desternillantes, algunas basadas en las típicas situaciones de enredo.
A todo esto añadimos la presencia exótica del protagonista , ( Esteso ), ganándose la vida como soplagaitas en pubs Escoceses....de España.
Simplemente para pasar un rato entretenido, echarse unas risas y la verdad, más bien recomendada a los que les gusta ( entre otros ) este tipo de cine como a mí.....
Un saludo, efelson.
efelson
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12 de septiembre de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acostumbrado a las típicas comedias americanas en donde las risas se pueden contar con los dedos de una sola mano, he encontrado en este tipo de películas de la década de los 80 un humor mucho más sofisticado.
Adoro las partes en las que uno de los personajes "piensa" en voz alta, y el otro no se percata en absoluto.
Además de las siempre interesante presencia de mujeres de muy buen ver y escasas de ropa.
Sin duda, no es una película de óscar, pero si una con la que pasas un rato agradable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Futbol16
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17 de agosto de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Humorada en clave de enredo que oscila entre el destape suavecito y un sentido cómico directo y divertido aunque facilón y algo zafio.
La vis cómica y la versatilidad de F. Esteso -tan injustamente denostado- se pone de manifiesto una vez más al protagonizar un argumento sinuoso y de cierto interés cuyas tramas subsidiarias, estructuradas con ingenio y facilidad narrativa, realzan el postín del asunto principal.
La película posee un buen ritmo, es divertida, ocurrente, generosa en situaciones graciosas y muy agradable para una velada intrascendente.
Entre cuernos y gaitas anda el juego para una amena relajación.
ABSENTA
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10 de mayo de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece mentira pero una cosa tan simple como una cartera puede llegar a ocasionar los líos más tremendos y enrevesados del Mundo y desatar conflictos increíbles, sobre todo si cae en manos de un desgraciado que se deja pisotear por todos, como sucede en este caso...

Porque eso es cierto, siempre tiene que haber algún pobre al que nadie respeta, uno de tantos elementos de la sociedad por encima del cual pasan todos y además sin disculparse, objetivo de la sinvergonzonería y aviesas intenciones de otros que tienen la suerte de gozar de mucho más prestigio y dinero...pero es que así está hecha esta sociedad; mientras los soplagaitas seguimos soportando las injusticias y tragando la porquería que nos sueltan los ricos de turno, éstos jamás salen perdiendo y siempre consiguen evadir la responsabilidad y evitar la culpa.
Ese es el tema fundamental, no tratado desde el drama, claro (que ejemplos hay muchos), sino desde la comedia, que viene a presentarnos el todoterreno Mariano Ozores en uno de los tantos proyectos que realizó con Fernando Esteso en solitario haciendo un paréntesis entre las lucrativas aventuras que éste se traía con su compañero Andrés Pajares, cuyo último título, "Los Chulos", recibió los aplausos del público. "El Erótico Enmascarado" y "Queremos un Hijo Tuyo", si bien resultaban algo irregulares, también tuvieron su buena respuesta, reuniéndose el director con uno de sus musos para seguir capitalizando el éxito y así contarnos la historia de Ramiro.

Historia que arrancará con una simpática secuencia de animación que parece sacada de una película de Blake Edwards (el espíritu de su cine estará muy presente), y tras la cual conoceremos al señor que decíamos, uno de esos soplagaitas de clase media-baja tan abundantes en la sociedad española forzado a trabajar en lo que salga y a pesar de todo manteniéndose decente; Ramiro es un músico con carrera pero sólo ha podido encontrar empleo en un topless-pub escocés (las ocurrencias que tiene Ozores no las tiene nadie), además de tener que aguantar a la pazguata de su esposa Rocío y a su repelente suegra.
Y como ya se sabe que las desgracias nunca vienen solas el pobre ha tenido la mala suerte de confundirse creyendo que un hombre con quien tropieza en plena calle le roba la cartera, que intenta recuperar echándole valor; las cosas no son lo que parecen y esa cartera que toma, elemento de la discordia, la confusión y culpable de todas las disparatadas situaciones que irán sucediendo, es propiedad de aquel transeúnte, quien resulta ser, para más inri, el concejal del ayuntamiento. La farsa está planteada, el inocente protagonista ya está en el ajo, ahora lo importante es ver cómo se escabulle de este problema.

Ozores, que dijo que quería hacer un homenaje a Capra, desata el enredo, alimentado tanto por el miedo y la decencia del protagonista como por el cinismo de los políticos con los que se va cruzando, con esa dichosa cartera de la cual no se puede desprender, que el director pretende convertirla en una especie de símbolo de la opresión y el desasosiego del ciudadano de a pie, y nada hay mejor para oprimirlos que la corrupción política, tema al que el director apunta con una áspera mordacidad, presentando desde el mayor de los ridículos a esos villanos del ayuntamiento temerosos de que alguien descubra los sucios negocios que manejan a espaldas de todos.
Y lo mejor es que dicha crítica la lanza (opción acertadísima por su parte) sin hacer discriminaciones de ningún tipo, quedando los de derechas tanto como los de izquierdas a la misma altura. Mientras aquéllos hacen lo posible por recuperar un importante documento que revela sus chanchullos, el soplagaitas del protagonista no tendrá más remedio que ocultarse y adoptar diferentes identidades, a cada cual más absurda (impagable cuando se disfraza de vendedor ambulante argentino), valiendo a Ozores el que se haga pasar por párroco para hacer mofa de la torpeza y desfachatez de la Iglesia (el cura que usa la figura de un santo para acertar a las quinielas).

A toda esta burla, como es propio de estas comedias, añade el enredo entre parejas con sus mentiras y su adulterio, lo que atormentará aún más al protagonista (la política, la iglesia, el matrimonio...Ozores no deja títere con cabeza), que se verá acorralado entre la hipócrita con cara de inocente de Rocío y la decidida esposa del concejal, a la que éste engaña con otra mujer (en estos films los maridos, maduros caraduras, se dedican a hacerle eso a sus esposas, incomprensiblemente, pues todas son bellas jóvenes). Aprendiendo del sucio mundo en el que se ha metido, Ramiro va cambiando poco a poco y demuestra que hasta el más inocente puede rebelarse contra las injusticias.
El tramo final de la película será sin duda memorable, con Fernando Esteso, que hasta entonces no había salido de su rol de timorato agobiado y sin suerte, estalla sin control volviéndose el más caradura de todos los personajes, interpretados por buenísimos secundarios como Antonio Gamero, Rafael Alonso, Florinda Chico, Manuel Zarzo y la guapa pero nada convincente Violeta Cela, a quienes siguen Antonio Ozores, genial de cura sordo, Francisco Cecilio, Paco Camoiras, Luis Barbero (aquí impagable) y la habitual del "destape" Jenny Llada.

Si por algo destaca la divertida y alocada "El Soplagaitas" por encima de otros títulos que Ozores dirigió con Esteso no es precisamente por su concesión al desnudo femenino (que aquí parece estar más contenido), sino por su acidez a la hora de despellejar temas socio-políticos tan actuales y por presentar a un personaje con el que el espectador de la época (y de ésta también) pudiera identificarse fácilmente.
De lo mejor que hicieron juntos.
Chris Jiménez
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31 de octubre de 2018
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Pese a su título populachero, "El soplagaitas" es una comedia de enredo mucho más sofisticada y elaborada de lo que parece; es una comedia que no sólo va por el lado del costumbrismo y de las referencias a la actualidad -desde el intento de golpe de estado del 23-F (pues este film es de 1981, no de 1980 como indica por error la ficha de Filmaffinity) a Torrebruno, pasando por Alberto Cortez, cantante del que Esteso hace una imitación genial, y los anuncios de televisión-, sino que también se atreve a elaborar una fina disección de los mecanismos de la corrupción política. El personaje de Fernando Esteso es el de un pardillo que progresivamente se rebela contra esa corrupción. Antonio Ozores vuelve a interpretar a un sacerdote, como en "Los bingueros" (1979).
Pedro Triguero_Lizana
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