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Harriet, en busca de la libertad

Drama Historia basada en la abolicionista Harriet Tubman (Cynthia Erivo), que liberó a numerosos esclavos tras haber escapado ella misma de la esclavitud en 1849.
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
21 de enero de 2020
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Harriet Tubman es uno de esos personajes sobre los que escribir una gran historia. Habiendo nacido como esclava en el estado de Maryland, su fuga a Filadelfia para encontrar la libertad, su posterior papel ayudando a afroamericanos en su huida hacia el norte y su participación en la guerra civil, sitúan su trayectoria vital en ese marco épico tan del gusto de Hollywood. Una heroína en toda regla, cuyo periplo confluye con ese idealismo americano de lucha por la libertad. Viendo ‘Harriet’, último trabajo de la directora Kasi Lemmons, tengo la impresión que este no será el biopic conclusivo sobre su figura.

Lemmons ofrece un tratamiento lineal a la epopeya emprendida por esta mujer. Las escenas de acción, acompañadas de reiteradas elipsis, reflejan el naufragio de su autora a la hora de entroncar las proezas de Harriet (Cynthia Erivo) con el cine de aventuras. Prefiere explotar los sentimientos de los protagonistas. Introducirnos en el sufrimiento derivado de la barbarie esclavista y lo enfermizo de las relaciones humanas a las que da lugar, pero sucumbiendo ante el melodrama de características más tradicionales.

Contando una tragedia durísima, nunca provoca el sobresalto. Se impone una narración acomodaticia, ajustada a esos cánones, muy en uso de un tiempo a esta parte, de no arriesgar. No aportando nada nuevo al subgénero, ‘Harriet’ es el tipo de obras desperdiciadas por su conformismo.

Negros esclavizados y libres; hacendados sureños venidos a menos cuyo patrimonio se expresa en número de siervos; algún negro traidor a su raza que actúa como cazarrecompensas; la figura del pastor haciendo equilibrismos imposibles, ofreciendo una religiosidad ad hoc, que igual vale para un roto que para un descosido; y gente anónima comprometida con la causa del abolicionismo, constituyen un elenco en el que ningún secundario desentona.

En este aspecto destaca el papel estelar de Cynthia Erivo. Sus variados semblantes para secundar los avatares a los que es sometida, componen la carta de presentación de una actriz mayúscula, aunque no le ayude el guión. El cara a cara entre Harriet y su dueño Gideon (Joe Alwyn), se hace esperar, aunque se divisa desde lejos. Y resulta tan superficial como la mayor parte de la película.
Juan Pablo
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22 de enero de 2020
15 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está claro que en Hollywood tiene que haber una serie de películas hechas por negros y dirigidos para negros, porque es un derecho y una necesidad que tiene mucha demanda. Pero lo que no es de recibo es que se haga una película de estas características, un telefilme de los más cutres que podemos ver en la sobremesa de los fines de semana, y que se trate de dar un componente de gran actuación a Cynthia Erivo, que está mediocre, por ser bastante suave.
Lo que queda claro es que no es necesario que se fuerce la maquinaria. Si lo hace bien se le da el reconocimiento y si no es así pues se queda en su casa y no es necesario desfilar por la alfombra roja de los Oscar, sabiendo que no se va a comer un rosco.
La narración no tiene sentido alguno y aunque se trata de un personaje real la poca garra que le imprime la actriz protagonista la convierte en algo caricaturesco que no puede dar de sí de ninguna manera por culpa de un guión absolutamente mediocre.
Hay grandes películas sobre esclavitud y todos la conocemos. Pero esta no lo es, así que ya se la podian haber ahorrado o haber puesto un poco más de ganas en hacer un producto ya no redondo, sino algo mínimamente solvente.

Bill de Caledonia
ferias2006
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27 de enero de 2020
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La afroamericana KASI LEMMONS cumple con sus raíces para ofrecernos un drama sureño que cumple con la cuota racial a la que el cine estadounidense nos tiene acostumbrado todos los años.

Para llevarla a cabo, nos relata la vida de la activista HARRIET TUBMAN. Una mujer esclava que consiguió escaparse para obtener su libertad y a partir de ello entregó su vida para conseguir la liberación de multitud de esclavos. Bonita e interesante leer la vida de la protagonista, una heroína con todas sus letras.

Honestamente, el film no hace justicia a semejante figura. La directora realiza un trabajo pulcro, con meritorios planos, pero la historia cojea por todas las partes. Es difícil entender que, visionando semejante melodrama, la emoción no se trasmita al espectador y sean pocos los momentos que lo consiga. Además, da la impresión que al realizar el montaje fueron muchas las escenas que se suprimieron, lo que hace que la historia quede inconexa a lo largo de su metraje. Incluso la banda sonora no trasmite la fuerza y emoción de lo que se está visionando, a excepción de los bonitos cánticos de los esclavos.

Lo que sí es destacable es el trabajo de nuestra protagonista CYNTHIA ERIVO, una joven actriz con un corto recorrido, pero con una carrera prometedora. Es la única que se introduce en el espíritu de HARRIET para regalarnos todos sus sentimientos, su dolor, sus miedos, pero sobretodo su fuerza.

En definitiva, HARRIET es una correcta película, en la que destaca la mencionada ERIVO y que no aburrirá al espectador, pero que para nada dignifica la figura de HARRIER TUBMAN y que nos deja con las ganas del merecidísimo homenaje que se merece una figura tan excepcional como ella.
WATUSI
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19 de enero de 2020
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
A que me refiero, pues a que la primera hora y algo esta muy bien, pero empieza a caer y no para. Hay un momento en el que parece que remonta cuando vuelve la primera vez, pero a partir de ahí, lo demás ya es como si estuviera viendo tantas películas juntas que no se que estoy viendo.

Hay secuencias que parece que estan rodadas con prisa. Parece como que no se lo han tomado en serio, como que para lo que cuenta este plano, hazlo y termina.

Cuando en una película se aplaude a un personaje como en esta, es un momento en el que, o se sabe hacer muy bien, o se te va todo abajo, y en este caso, se fue todo abajo.

Yo no conocía el caso de esta mujer, y al final de la película, aparte de su interpretación, que me parece, muy buena, es casi una de las mejores nominaciones que he visto en varios años, creo a ver visto la película, solo para conocer que existió, pero toda la primera mitad se me fue.

La iluminación se parece muy bonita y muy especial. Te mete de lleno en ese momento histórico. Te acompaña.

El vestuario, maquillaje y peluquería, le hacen un gran favor a la película. Estan muy bien conseguidos.


El trabajo del director queda muy por debajo de lo esperado. Quiere contar demasiadas cosas en poco tiempo y lo hace mal. No mantiene la atención. La cámara no sabe usarla. Sobra película o al menos, tendría que haber hecho otra contando la ultima media hora.

La verdad es que la película la salva la actriz.
Andres Camara
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5 de enero de 2020
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace 170 años todavía existía la esclavitud.
Pensadlo.
SOLO 170.
Cuando mi tatarabuelo vivía, unas personas todavía podían ser propiedad de otras. Legalmente. Incluso se fundamentaba teológicamente a través de la Epístola a los Colosenses de san Pablo, la cual asevera que los esclavos debían obedecer a sus amos, no huir y rezar por ellos, como bien establece el párroco de color nada más empezar esta película.

Es precisamente en este momento cuando salta a la memoria otra película sobre el mismo tema: «El nacimiento de una nación», donde el protagonista se convierte en párroco al servicio de los esclavistas y, como nuestra protagonista, también escucha a Dios.
La diferencia es que mientras este, cuando lo escuchó, se puso a matar esclavistas y a los hijos y bebés de estos, Mint, nuestra heroína, utiliza sus visiones como una especie de GPS que le dice por donde debe ir y por dónde no para no ser atrapada por los terratenientes en sus viajes para liberar esclavos una vez que se convierte en «conductor», una guía protectora de los esclavos en la ruta hacia tierras libres y que es apoyada por una organización encubierta llamada Railroad.

Todo esto puede sonar extraño, pero supongo que está puesto ahí porque se basan en sucesos reales. A mí, particularmente, es lo que más me chirriaba de una trama, además de la tendencia a la hagiografía sin matices, que, por todo lo demás, funciona muy bien y es la mar de entretenida. Asimismo, la producción es muy buena, aunque no se quita el aura de película de por la tarde, y las actuaciones son también muy correctas, siendo notable la de la protagonista.

La primera parte de la película, la de su huida, está muy llevada. Su llegada a Philadelphia, donde cambia su nombre por Harriet, y su decisión de ayudar a quienes están esclavizados, también. Además, huye del maniqueísmo de blancos malos y negros buenos, colocando antiesclavistas blancos y cazadores de negros, negros. Solo al final cae de lleno en la hagiografía, en la apología del personaje, con unas escenas medianamente épicas que no terminan de coordinarse del todo con el tono anterior de la película.

Dicho esto, las películas centradas en este tema todavía nos intentan vender unas causas de la Guerra Civil estadounidense muy falaces. Parece como si intentaran autojustificar su racismo intentando poner al Norte como bueno y al Sur como malo, cuando las causas reales fueron mucho más complejas. Por supuesto, el Sur era esclavista. Eso no se discute, pero tampoco quiere decir que el Norte viera a los negros como ciudadanos iguales. En este sentido, cito al usuario Malemute Kid, del hilo «Lincoln», quien lo explica perfectamente, cuando dice «No hay rastro de los intereses económicos del norte, potencia industrial, que impuso a las manufacturas europeas, que eran productos más competitivos, unos aranceles que perjudicaron al sur, principal cliente de Europa. Además, al liberar a los esclavos del sur aprobando la enmienda, el norte, con una industria en expansión, obtenía un excelente caldo de cultivo para contratar mano de obra barata y sin ningún tipo de derechos laborales. Spielberg se desentiende de que uno de los principales motivos fue éste, el económico, de cómo dos modelos bien distintos chocaron frontalmente hasta desencadenar la guerra. Y es que además, si fuera la única razón (la abolición de la esclavitud), la población negra hubiera vivido en las mismas condiciones que la blanca inmediatamente después de la aprobación de la enmienda, pues se presupone aprobada por una sociedad preparada, con una mentalidad preparada, cuando sabemos que no era tal. No fue hasta cien años después, con la Ley de Derechos Civiles de 1964 cuando podemos hablar de igualdad social entre negros y blancos. Es decir, cuando la sociedad americana estuvo preparada mentalmente para aceptar tal paridad [...]».

Dicho todo lo anterior, espero que la disfrutéis. Dejando las visiones, que son algo muy terciario, merece la pena su visionado, sin duda. Desconocía por completo a esta valiente mujer y los ovarios tan bien puestos que tenía, más grandes que los huevos del caballo de Espartero, hay que señalar.
Supongo que podemos asegurar que Alemania tuvo a su Schindler y los EEUU, a su Harriet.
Y muy bien por ella.
Áralan
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