¿Y dónde está el ladrón?

Se trata de una obra interesante de William Friedkin, que está basada en hechos reales, y que cuenta con un estupendo reparto de actores y actrices. La divertida carrera criminal del personaje de Peter Falk y sus compinches sirve para la elaboración de una reconstrucción de la vida en décadas pasadas -de los 30 a los 50- que pretende ser realista, y, a la vez, sarcástica, lo que explica el extraño tono triunfante, como agridulce, del desenlace final. Llevar a cabo el más audaz golpe jamás dado en los Estados Unidos se convierte, en este sentido, en un reflejo deformado, esperpéntico, de la carrera por el éxito y la riqueza, elevada a la categoría de mito en los modelos sociales estadounidenses.

Una banda de ladrones bastante torpes da el golpe de su vida apoderándose de varios millones de dólares. La policía y el FBI se movilizan para detener a los delincuentes y recuperar el dinero. Las autoridades creen que se trata de un plan para financiar grupos subversivos y comunistas en plena paranoia contra la amenaza roja de los años cincuenta, por lo que utilizan todos los medios para capturarles ante el temor de que su golpe sea también imitado por jóvenes admiradores. Mientras tanto las tensiones entre los ladrones van en aumento ante las dificultades para colocar semejante botín y poder empezar a disfrutarlo.

Segundo patinazo artístico y taquillero de William Friedkin que dilapidaba su crédito cinematográfico después de triunfar con La conexión francesa y El exorcista. Su siguiente proyecto Carga maldita tuvo problemas de montaje y aunque estimable acabó fracasando. Al año siguiente filmó esta pasable cinta de robos con toques de comedia que tampoco obtuvo el éxito esperado. A pesar de su reparto y la calidad de su factura técnica la película naufraga por esa ineficaz mezcla de comedia y acción. Uno no sabe si tomarse en serio lo que ve ante la torpeza de sus protagonistas al perpetrar el robo.

¿Se trata de una comedia? ¿Se trata de una película de acción?.

Pues no, ni lo uno ni lo otro. Se trata simplemente de una película tonta con situaciones completamente inverosímiles. Los ladrones aparecen como una pandilla de ineptos, pero que se lo toman en serio. Los policías aparecen más ineptos todavía, pero también se lo quieren tomar en serio. ¿Y qué decir de los empleados de la empresa robada? Pues que también son ineptos que se lo toman en serio.

Y ya, el mayor despropósito, es que al final aparecen unas letras en la pantalla explicando qué pasó con el dinero robado, como si todo lo visto estuviese basado en hechos reales.

Reproduciendo hechos reales ocurrido en Boston de los años 20, un grupo de granujas, a cuyo frente está el “tte Colombo”, se dedica a los pequeños robos, lo que les empuja en poco tiempo a la cárcel. Cumplida la condena y viendo que los trabajos que tienen son poco provechosos para hacer fortunas, se especializan en reventar cajas fuertes. Como no pueden abrirlas in situ las trasladan a sus casas. El botín es escaso, así es que piensan en empresas mayores. Organizan entonces un asalto a Brink, la central de transporte de dinero para las nóminas empresariales. Pero después de mucho trajinar se dan cuenta que el dinero lo tienen a la mano en las mismas furgonetas de reparto debido a la poca vigilancia de los empleados. De esta manera se hacen con una cuantiosa cantidad pero la policía va dando con ellos y los enchirona. Esta vez por más tiempo, no sin la acogida del público que los tiene como grandes héroes.

Película simpática, de director atrabiliario y actores del mismo género. Cuenta con momentos de suspenses pero le falta la chispa de la comedia. Por otra parte, el espectador no consigue creerse que los actores sean tan torpes en un guión tan petardo. El drama es que el director no es un novato y ha tenido películas de valía pero en ésta cogió la cuesta abajo y ya no lo recuperó ni la caridad. Ésta es una comedia que no salva ni la zarrapastrosa presencia el “tte Columbus”.

Esta fue una película fallida que marcó el declive de Friedkin. Se encuadra la película en los años cuarenta y tantos y cincuenta, cuando un grupo de ladrones de segunda categoría acuerdan dar un golpe contra un furgón blindado de una importante empresa de seguridad, la empresa Brink. El protagonista (Falk) ha observado que pese a la fama que tiene, la tal empresa es bastante deficiente en sus sistemas de seguridad, lo que facilitará el atraco.

Este filme reproduce al parecer acontecimientos verdaderos ocurridos en Boston allá por los años veinte, cuando un grupo de ladronzuelos dan un golpe importante en cuantía a la conocida empresa Brink.

Está dirigido con profesionalidad por nuestro Friedkin, tras sus sonados éxitos que ya he mencionado. Sin embargo, a esta cinta le falla estrepitosamente un guion escrito por Walon Green, adaptación de la novela The Brink's Job del escritor norteamericano Noel Behn; el tal guion resulta ramplón, con falta de mordacidad, de picante y por supuesto de ingenio.

De lo cual resulta que la cinta resulta un tanto burda y aburrida. Ni que decir tiene que el final es nefasto, quedando en un coito interruptus después de tanto trajín como había presentado la trama a través de sus 104 minutos (menos mal que no dura mucho).

No está mal la música de Richard Rodney Bennett, y es buena la fotografía de Norman Leigh. Las interpretaciones son correctas, y destaca el conocido de los telespectadores Peter Falk (Detective Colombo), sin olvidar al resto, entre otros Peter Boyle, Warren Oates, Gena Rowlans, Paul Sorvino, Allen Garfield, Sheldon Leonard, Gerard Murphy y Kevin O´Connor. Lástima este elenco tan bueno en una película tan mediocre.

La película cuenta con algunos momentos de suspense y emoción, pero a la comedia le falta capacidad para enganchar, no tiene chispa. Resulta difícil imaginar tanta torpeza e ineptitud entre los protagonistas, o sea, los ladrones, ello, fruto del mediocre libreto de Green al que me refería antes. Así que es una película estúpida con situaciones completamente inverosímiles que ni siquiera provocan risa.

Este sería el segundo fracaso artístico y taquillero de William Friedkin tras Carga maldita, 1977 (que tuvo problemas de montaje y aunque estimable, acabó fracasando), con lo que malgastó su crédito cinematográfico tras sus sonados éxitos. A partir de aquí inició un declive que ya no superaría con obras posteriores: Bug y Killer Joe.

En conclusión, una comedia que pretende el sarcasmo, humor o entretenimiento, pero que falla en su intento al dibujar personajes que son realmente mentecatos de solemnidad, todos, policías y ladrones; carece de la vertebración de un guion digno y para colmo, cierra con un inesperado final extraño de tono triunfante y agridulce para el cual no hacían falta tantas alforjas.

Publicado en revista ENCADENADOS: https://encadenados.org/otros-articulos/william-friedkin-in-memoriam/