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Tiempo de matar

Drama. Thriller En un tranquilo pueblo de Mississippi, dos jóvenes borrachos violan salvajemente a una niña negra de diez años. La mayoría blanca de la ciudad se muestra horrorizada ante un crimen tan atroz. Carl Lee, el padre de la niña, decide tomarse la justicia por su mano y mata a los violadores de su hija. Mientras la tensión va creciendo y reaparecen en las calles las cruces ardiendo del Ku Klux Klan, Jake Brigance, un joven abogado blanco, hará ... [+]
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Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
13 de noviembre de 2009
37 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Toda obra de John Grisham que haya sido adaptada en el cine es ya un aliciente para ser vista, independientemente del resultado final. En este caso, nos encontramos ante una película que se antoja más que interesante, pero que deja con un sabor un tanto agridulce con la fatal idea de que la cosa podía haber sido mejor y que recursos no le faltaban para ello. El director Schumacher es bastante peculiar, pues es el responsable de increíbles basuras como las dos entregas de “Batman” que sucedieron a las de Tim Burton, pero también sabe ejecutar con puño de hierro y con cierta originalidad los thrillers, como ya hiciera con “última Llamada” o “El Cliente”, también basado en una novela de Grisham.

Aquí, el resultado se sitúa en un intermedio, no se puede negar que sabe mantener un gran interés y atención del espectador, pero no goza de fuerza demasiado plausible. Su carta de presentación es más que arrolladora, todo se vuelve intenso e interesante. A los pocos minutos, Schumacher consigue hacer que el espectador se acomode otorgándole un entretenimiento en forma de thriller judicial de lo más prometedor. Además, dispone para ello de un más que atractivo elenco de actores, algunos de ellos de increíble talento, y todos ellos más que aprovechados.

Sin embargo, ahí se acaba todo, mientras que tenemos una primera hora bastante intensa y atrayente, su segunda parte falla, todo se vuelve demasiado prometedor, para lo que al final resulta ser, incluso con una algún que otro cabo que no termina por resolverse de forma coherente y comprensiva. Su primera parte, goza de los planes y de las motivaciones de todos sus personajes, somos testigos del gran poder ejecutor del Ku Kux Klan y de la mente tan conservadora y cerrada del Mississippi, donde queda claro que para que un negro tenga un juicio justo mejor que se espere sentado y cruce los dedos. La historia nos abre todo un conjunto de tramas que complican a los protagonistas, incluso su vida.

En su segunda parte, el espectador está con unas pretensiones demasiado altas, y el film termina por flojear, el juicio no está llevado con suficiente fuerza y empaque, y todo el resto de tramas son resueltas de forma demasiado simplista y con poca fuerza. Todo se vuelve demasiado convencional. No es tan prometedor como cabía esperar. Su metraje es largo, pero es muy ameno de seguir, su lastre no es su duración, sino que todo es llevado de forma muy débil, sin nada vibrante o con algo de nervio. Por lo que finalmente, el ejercicio acaba siendo más que interesante, pero sólo correcto en su ejecución. Con la idea de que podía haber salido algo mejor, todo se vuelve demasiado típico, conservador, predecible y convencional, con giros argumentales poco interesantes y con una ausencia descarada de intensidad. Lo mejor, sin duda, es el carisma de todo su reparto, todos ellos brillantes.
directorscut
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16 de enero de 2007
36 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es la perfecta adaptación de una novela de John Grisham. El film cuenta con justas dosis de acción, violencia e intriga, propias de una novela de este conocidísimo autor.

La trama empieza de la manera más impactante y cruel, con la violación de una niña de 10 años, a partir de ese momento aparece, sembrando todo tipo de conflictos, el Ku Klux Klan. La cinta contiene momentos muy intensos, dramáticos e interesantes, además el proceso judicial al que es sometido Carl Lee Hailey es de lo más entretenido e instructivo, demostrando, una vez más, la corrupción de la justicia estadounidense.

Las interpretaciones son realmente buenas, un Samuel L. Jackson perfecto; un Matthew McConaughey sorprendente; un Kevin Spacey correcto y una espléndida Sandra Bullock como Ellen Roark.

En definitiva, justas dosis de acción y violencia, eficaz dirección, tema candente y reparto estelar para una película muy entretenida y recomendable.
nachogmedina
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6 de junio de 2011
26 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro de la abundante cantidad de thrillers jurídicos de los noventa y del filón que encontró Hollywood en las adaptaciones de John Grisham (La Tapadera, El Informe Pelícano, El Cliente, Tiempo de Matar, Cámara Sellada, Legítima Defensa, Conflicto de Intereses) en esa década, Tiempo de Matar, además de tratarse de la primera novela del prolífico escritor, tiene los avales de ser una de las más exitosas comercialmente hablando, y ante todo, una de las más interesantes, entretenidas, y con más calidad de todas ellas.

Partiendo de una propuesta comercial que quiere así mismo convertirse en un afilado discurso racial, el director Joel Schumacher (lo menos interesante de la película), filma de manera funcional y efectista los pasos de la trama. Es cierto que no descuida el ritmo en ningún momento y que Tiempo de Matar es endemoniadamente entretenida, pero las virtudes de la cinta, son, ganando por goleada, su excelente guión y la manera en que todo su espléndido reparto lo encara.

Porque habría que mencionar a todos y cada uno de sus actores. Matthew McConaughey dio sus primeros pasos en el cine comercial con esta cinta, en la que demuestra lo buen actor que puede llegar a ser, sometiéndose a un agotador papel sobre el que recae todo el peso de la película. Sin un actor tan entregado como él, ésta no sería igual. Y es que el examen de conciencia al que somete el guión al personaje de McConaughey es la verdadera tesis de la trama: cómo reconocer los prejuicios raciales arraigados en una sociedad hasta lo más profundo: “Cuando me miras no ves a un hombre. Ves a un hombre negro”, algo que infecta nuestras mentes más allá de las ideologías, más allá de la verdad y la justicia, como el actor apela en su escalofriante monólogo final.

Pero sería injusto no reconocer la labor de, por ejemplo, Sandra Bullock, en su primer papel verdaderamente serio, al que da vida con una entidad indiscutible y un cáliz muy especial en su relación con el protagonista; o de Kevin Spacey, que sortea el convertirse en el malo de la película por cómo saborea cada palabra del guión; o ver a Samuel L. Jackson aún disfrutando de el reto de ser actor, de afrontar las vidas de hombres sumidos en la contradicción; o de Oliver Platt, Donald y Keifer Sutherland, Ashley Judd, Chris Cooper, Brenda Frickner... todos ellos entregados al poder de una historia sobre un país en guerra; una guerra constante y que convive con la aparente paz de un soleado pueblo del sur, donde la justicia no es justa, donde hay hombres negros y hombres blancos y donde se cristaliza un pasado que aún no nos ha abandonado.
jaly
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24 de febrero de 2011
24 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película con uno de esos repartos (lleno de grandes y conocidos actores) que rara vez podremos volver a ver, una idea interesantísima sobre una historia conmovedora, y viene Schumacher y arruina todo cayendo en inverosimilitudes y sensiblerismos baratos.
Una Sandra Bullock desaprovechadísima, a McConaughey le toca una rol demasiado arrogante que no concuerda en el film.
La intriga judicial no está a la altura de Grisham (experto en el asunto) pero es interesante; el gran problema es que se toca varios temas pero ninguno en profundidad (Ku Klux Klan, racismo, injusticia, drama judicial), está todo en la misma cinta (por eso es larguísima).
Lo que creo realmente es que si bien no es mala porque atrae muchísimo y tiene grandes actuaciones (impresionante Spacey) se queda en eso y no ahonda en los ítems que roza, cuando el argumento daba para muchísimo más.

Lo mejor: el reparto.
Lo peor: el final. No tiene sentido que después de más de dos horas viendo la película, lo único que se le ocurra hacer para salvar a Carl Lee sea un discurso sentimentalista, parece que se nos estuviera tomando el pelo.
Ketty Analfer D
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16 de agosto de 2015
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empecemos hablando de política en Spoiler. No porque destripe nada sino porque no me cabe.

Me gusta el estilo de los noventa. Había una forma serena, sobria y elegante de hacer películas, y además se tenía la ventaja de poder lucir una excelente moda para caballeros y señoritas que posiblemente sea de las más favorecedoras de la Historia de la ropa. Ahí tenemos si no el clasicismo de McConaughey en traje mientras luce sudor sureño y sonrisa con hoyuelos. «Tiempo de matar» contiene, a su manera, cierta sensualidad disimulada y resulta un perfecto ejemplo de ese cine serio y meditado que tanto se echa en falta hoy en día, donde abunda lo histriónico y lo hiperactivo pero falta la neurona, la sutileza y la paciencia.

Joel Schumacher equilibra el drama judicial y la denuncia anti racista en esta adaptación de la novela homónima de John Grisham y se rodea de un reparto que merece por sí mismo que te sientes durante dos horas y doce minutos a ver su película. Atentos: Ashley Judd, Sandra Bullock, Matthew McCougnahey, ese actor tan injustamente tratado por crítica y público hasta ayer que sin embargo demuestra desde el principio de su carrera que es un intérprete de talento, solo que hay mucho ciego por el mundo; Kiefer Sutherland, Chris Cooper, Samuel L. Jackson como padre desencadenante del conflicto ético y legal; y, mis favoritos, el maestro Donald Sutherland y, como guinda al pastel, un Kevin Spacey que te hace salivar de gusto en cada interpretación. Supéralo.

Tras la brutal agresión que sufre su hija de once años, el señor Hailey, un hombre negro, asesinará a los agresores, dos hombres blancos, y a partir de aquí «Tiempo de matar» va preguntándose y preguntándonos si su decisión es un acto de venganza o de justicia mientras plasma, más por encima que a fondo, la tensión racial en una Misisipi dividida entre blancos y negros. Legalmente me parece imposible discutir que este hombre sea culpable, pero es que también lo es moralmente, así que el núcleo fundamental de la historia no nos implica lo suficiente. Podemos comprender sus motivaciones, incluso justificarlas desde la rabia y la compasión, pero ¿acaso es esa la solución al mal y al crimen? ¿Convertirte tú en un criminal, en una extensión de ese mal que nos rodea? En la historia se repite que por el mismo hecho no se condenaría nunca a un hombre blanco y el alegato de la defensa que lleva a cabo el abogado Brigance se basa justamente en eso, pero este dilema no se plantea desde el punto de vista adecuado: la idea no es equiparar ambas razas en la ausencia de culpa en un delito, sino culpabilizar a una y a otra si lo han cometido. Además, me asombra desde mi mentalidad europea que se debata la mera posibilidad de que la violación de una niña negra en Misisipi sea menos punible que el de una niña blanca.

«Tiempo de matar» toma algún que otro giro demasiado efectista para la materia que trata y no se desprende de la impronta de americanada, aunque realizada con la bastante cabeza y sensibilidad como para que sea una propuesta de interés. Intenta cerrar los ojos e imaginar a esa niña.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kaori
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