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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
8
Drama. Thriller En un tranquilo pueblo de Mississippi, dos jóvenes borrachos violan salvajemente a una niña negra de diez años. La mayoría blanca de la ciudad se muestra horrorizada ante un crimen tan atroz. Carl Lee, el padre de la niña, decide tomarse la justicia por su mano y mata a los violadores de su hija. Mientras la tensión va creciendo y reaparecen en las calles las cruces ardiendo del Ku Klux Klan, Jake Brigance, un joven abogado blanco, hará ... [+]
6 de junio de 2011
26 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro de la abundante cantidad de thrillers jurídicos de los noventa y del filón que encontró Hollywood en las adaptaciones de John Grisham (La Tapadera, El Informe Pelícano, El Cliente, Tiempo de Matar, Cámara Sellada, Legítima Defensa, Conflicto de Intereses) en esa década, Tiempo de Matar, además de tratarse de la primera novela del prolífico escritor, tiene los avales de ser una de las más exitosas comercialmente hablando, y ante todo, una de las más interesantes, entretenidas, y con más calidad de todas ellas.

Partiendo de una propuesta comercial que quiere así mismo convertirse en un afilado discurso racial, el director Joel Schumacher (lo menos interesante de la película), filma de manera funcional y efectista los pasos de la trama. Es cierto que no descuida el ritmo en ningún momento y que Tiempo de Matar es endemoniadamente entretenida, pero las virtudes de la cinta, son, ganando por goleada, su excelente guión y la manera en que todo su espléndido reparto lo encara.

Porque habría que mencionar a todos y cada uno de sus actores. Matthew McConaughey dio sus primeros pasos en el cine comercial con esta cinta, en la que demuestra lo buen actor que puede llegar a ser, sometiéndose a un agotador papel sobre el que recae todo el peso de la película. Sin un actor tan entregado como él, ésta no sería igual. Y es que el examen de conciencia al que somete el guión al personaje de McConaughey es la verdadera tesis de la trama: cómo reconocer los prejuicios raciales arraigados en una sociedad hasta lo más profundo: “Cuando me miras no ves a un hombre. Ves a un hombre negro”, algo que infecta nuestras mentes más allá de las ideologías, más allá de la verdad y la justicia, como el actor apela en su escalofriante monólogo final.

Pero sería injusto no reconocer la labor de, por ejemplo, Sandra Bullock, en su primer papel verdaderamente serio, al que da vida con una entidad indiscutible y un cáliz muy especial en su relación con el protagonista; o de Kevin Spacey, que sortea el convertirse en el malo de la película por cómo saborea cada palabra del guión; o ver a Samuel L. Jackson aún disfrutando de el reto de ser actor, de afrontar las vidas de hombres sumidos en la contradicción; o de Oliver Platt, Donald y Keifer Sutherland, Ashley Judd, Chris Cooper, Brenda Frickner... todos ellos entregados al poder de una historia sobre un país en guerra; una guerra constante y que convive con la aparente paz de un soleado pueblo del sur, donde la justicia no es justa, donde hay hombres negros y hombres blancos y donde se cristaliza un pasado que aún no nos ha abandonado.
jaly
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