El poder de la fuerza

Estamos ante una película de muy escaso presupuesto y de argumento sencillo. El Hermano de Chuck es arrestado en un pueblo perdido por un delito que no ha cometido. Este pueblo esta gobernado por un Juez Corrupto interpretado por George Murdock.

Lo demás ya se pueden imaginar, paletos pasados de vueltas, interpretaciones nefastas y comicidad indeseada.
El caso es que la película tiene cierta gracia no por lo buena si no por lo antes citado.

Primera película del campeón de karake, Chuck Norris, como protagonista absoluto. Ni que decir que el montaje de la película no es de lo mejor, no es bueno, ni Chuck es un prodigio de expresividad, apenas cuenta con dos registros pero son los que valen para dar el poder y la fuerza.

Un camionero al rescate de su hermano, maltratado por los abusones del pueblo y por la policía chusquera que recibe órdenes expresas del juez de aquellos lares; un corrupto en toda regla. La nuera del juez, mujer muy sensible y con hijo, se juntará amablemente con el recién llegado, Chuck, al estilo Los puentes de Madison, sólo que aquí la relación es limpia y legal pues ella es viuda y no engaña a nadie. El argumento podría muy bien adaptarse para el género Western. Lo peor está en la incongruencia de recibir un disparo y que se siga luchando. Pero no por eso tenemos que condenar abiertamente la acción porque estas tonterías están presentes en miles de películas donde los tiros abundan.

No es la gran película que Chuck Norris merecería, ni siquiera es buena, repetimos, pero como documento coleccionable de la filmografía de Chuck, hay secuencias de peleas aceptables. En un momento puntual y como camionero que es el susodicho, predice el ataque de camiones desbocados en estampida de las secuencias de Convoy (1978), que corren en ayuda de su colega. Se puede ver sin contratiempos.

Pasable largometraje dirigido por un desconocido Don Hulette y protagonizado por el invencible Chuck Norris.

La trama se enfoca en el secuestro por parte de las autoridades de un pueblo, Texas City, del hermano de un camionero. Cuando el camionero, de nombre John David Dawes (Norris), nota que las horas pasan y aún no llega ni su hermano ni el camión que le prestó, comienza la búsqueda.

Es una película que carece de tantas cuestiones que sería en vano enumerarlas, pero cuenta con dos cosas a su favor:
1) Es inexplicablemente entretenida: su ritmo veloz y la corta duración ayudan.
2) Posee valor histórico para los que admiramos a Chuck Norris: en ésta se produce su primer papel protagónico principal.

Lo de foguearse como final boss frente al icónico rey de reyes del cine de artes marciales ('El furor del dragón') y estrenarse como protagonista absoluto en un 'Serpico' marcial con mismo director fetiche que Bruce Lee sonaba a prolegómeno de algo grande.
Y la primera piedra -o la primera patada, según se mire- de Chuck Norris en Hollywood no podría resultar más representativa de una forma de entender el género con la que se prodigaría practicamente en todas las décadas de su trayectoria como estrella: la acción fronteriza y el relato de venganzas. Y lo retomaría, tanto en el cine como en la televisión con un esquema reincidente: Chuck siempre es un héroe chusquete y campechano, afable y amiguete de sus amiguetes o familiares con idénticas personalidades a la suya (y por lo general siempre aficionados a la práctica de alguna disciplina deportiva). Y cuando a uno de sus amigos o familiares les hacen pupa (insisto, es una estructura argumental que regresará variablemente) Chuck golpea.
('Breaker! Breaker!' 1977, Don Hulette) colaría igual como vehículo de lucimiento para Burt Reynolds salvo por la implicación marcial con una pelea final que remata la americanización, en un escenario sureño, para un cuento de hijos pródigos y retornos al hogar resolviendo injusticias o abusos de poder.
Lástima que esa pelea final sea tan emocionante como mirar a Chuck golpeándole a un saco marrón con un bigote pintado.
Ni que decir tiene que los enemigos de Chuck son rednecks que más bien parecen secundarios cómicos en un episodio de 'The Dukes of Hazzard'.
No podría ser más acertado calificarla como una declaración de intenciones y el surgimiento inesperado de un nuevo icono... ¡pero de Oklahoma!
Aunque hay algo que no me cuadra aún (o que echo de menos) entre el morro y la napia de Chuck Norris.
A título anecdótico el futuro cineasta y guionista Steven Zaillian -Oscar al Mejor Guión Adaptado por 'La lista de Schindler' (Steven Spielberg)- participa en la edición y el montaje.

Pues ni más ni menos que lo que se puede esperar de una peli con Chuck Norris: peleas, sobre todo patadas del Chuck, acción un poco tonta, personajes sin demasiado fuste... y no mucho más que contar.
Se pasa el rato pese a la modestia del conjunto, salvo él nadie es conocido prácticamente aunque se les haya visto en otras pelis, y el guión es de andar por casa.
Todo está en la acción, en las luchas, casi totalmente de Chuck contra los demás.
Pese a ser barata en producción cumple con su objetivo de hacer pasar el rato, pero es mediocre y olvidable al cien por cien.
Buena fotografía de Mario DiLeo y bonita música del propio realizador.

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