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Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3.333
Críticas ordenadas por utilidad
8
15 de agosto de 2023
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que, Nikita Khrushchov (Ники́та Хрущёв), se convirtió en Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética (1958-1964), los rusos tuvieron que agradecerle acciones como la realización del primer vuelo espacial tripulado (con Yuri Gagarin a bordo), hecho que los Estados Unidos de Norteamérica asumió como una gran derrota. También aplaudieron que se le plantara al gobierno de John F. Kennedy, cuando, tras fracasar su intentona de golpe en Bahía de Cochinos, quiso invadir a Cuba… pero Khrushchov se anticipó instalando varios misiles soviéticos que le indicaban: “Si tocas a Cuba te las verás con nosotros”. También se le abona que abrió las puertas para que los rusos pudiesen viajar al exterior y los extranjeros pudiesen entrar a la URSS… y, entre otras cosas, rompió el desgastado lema de, ‘Dictadura del proletariado’, por el de, ‘Estado de todo el pueblo’, dando así apertura a principios democráticos.

Pero, un gran sector del pueblo ruso no le perdona que se haya propuesto desestalinizar a la Unión Soviética, ya que para ellos, Iósif Stalin, sigue siendo un gran líder que trajo prosperidad a la nación. Menos olvidan que sus planes de, ‘aumento de la producción con mínima inversión’, fue un fracaso cuando los puso en manos de su asesor, Trofim Lysenko… y que tampoco acertó cuando se propuso superar a EE.UU. en producción de leche, carne y mantequilla, teniendo los campesinos que sacrificar su ganado de cría para cumplir a medias con la demanda de carnes.

En junio de 1962, el costo de esos productos básicos se elevaron hasta en un 30%... y de ñapa se habló de rebajar salarios para la clase trabajadora, generando un enorme descontento que, en la ciudad de Novocherkask, generó una potente huelga y una revuelta contra las autoridades. Lo que sucedería luego, empañaría la imagen de, Nikita Khrushchov, en su propio país, y con mayor razón en occidente donde todo les sirve para desacreditar al comunismo.

De lo acaecido durante este insuceso, se ha ocupado el gran director, Andrei Konchalovsky, quien a sus 83 años sigue tan activo como hasta hoy. Protagonizada por su actual esposa, Yuliya Vysotskaya, la película nos cuenta la historia de, Lyudmila D. Syomina, una acérrima stalinista miembro del comité regional de Novocherkask, quien tiene una hija, Svetlana (Svetka), que se ha formado con las ideas de Khrushchov y, al sumarse a la huelga, está convencida como ‘todo el mundo’, de que “según la constitución, el ejército no puede abrir fuego contra el pueblo”, porque, “el objetivo del ejército es proteger al país de enemigos externos”.

Lo que sigue nos calará muy hondo y veremos esa suerte de compromisos a los que nos obliga la sangre, más cuando se trata de una hija a la que se ama profundamente. Konchalovsky, vuelve a demostrar la apertura ideológica que se ha logrado en la nueva Rusia, al ser abiertamente crítico con las instituciones y mostrar las faltas que, el sistema ruso -como todo régimen- ha cometido en ciertos momentos de su historia.

El título, <<QUERIDOS CAMARADAS>>, alude a una canción patriótica que fue compuesta para la película, “Becha” (Primavera), dirigida por Grigori Aleksandrov en 1947, la cual a Lyudmila le levanta el ánimo. El director ha elegido, una vez más, rodar su película en blanco y negro, dándole así ese carácter de documental histórico que él logra con bastante veracidad… aunque podría objetarle un débil manejo en las escenas de masas.

El reparto de ésta política y muy dramática historia, lo complementan: Andrei Gusev (Viktor el agente de la KGB), Vladislav Komarov (Loginov, secretario del comité) y, Yuliya Burova, en el rol de Svetka.
Luis Guillermo Cardona
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9
3 de agosto de 2023
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Harto se ha comprobado que toda familia, sobre todo si es numerosa, contiene los prototipos más comunes y contrastantes de una sociedad. La familia Wilkison, no es la excepción. El padre, Lew (Edward G. Robinson), es un ganadero casado con una mujer más joven y guapa, a la que quiere complacer con objetos materiales y, en este caso, con un valle del que espera apoderarse al 100%. El impulso inconsciente para querer retenerla dándole un “reino”, puede explicarse en su condición de discapacitado reducido a unas muletas. El mecanismo de compensación justifica: Si no vales como cuerpo, puedes valer con grandes regalos… y a veces se llega incluso a cosas indebidas para lograrlo.

Su mujer, Martha (Barbara Stanwyck), seguro se casó por interés, pues, es avariciosa y mezquina, y le brillan los ojos cada que su marido le habla de cómo ha avanzado el valle y lo poco que falta para lograr la meta. Pronto sabremos que su pasión mira hacia otro lado… porque parece ser que nunca ha conocido el amor. La hija de ambos, Judith, es un personaje, muy posiblemente, inspirado en la Judit bíblica que era bella, educada y pudiente, y presentándose en el campamento asirio seduce a Holofernes quien la invita a pasar la noche en su tienda… pero, por fortuna, la Judith de la película no tiene los alcances de la bíblica y es mucho más sensata.

Con ellos vive Cole (Brian Keith), hermano de Lew, un tipo soberbio, poco seso y sin escrúpulos, capaz de tomar decisiones -para su mala suerte, desafortunadas-, con las cuales contradice las órdenes de su hermano, haciéndolo parecer como si fuese un bárbaro.

Semejantes especímenes, a los que se suma, Wade Matlock (Richard Jaeckel), el cabecilla de los hombres que trabajan para la hacienda ANCLA -una suerte de matón capaz de arruinar cualquier propósito-, dan como resultado una familia que no solo tendrá que vérselas con sus problemas externos sino, y quizás más grave aún, con los asuntos internos donde se cuecen la felonía, la ambición desmesurada… y las decisiones fatales.

Contra ellos, aparece un excapitán del ejército de la Unión, John Parrish (excelente, Glenn Ford), convertido ahora en hombre de paz -ni siquiera porta armas-, pero, como ocurre con ciertas ollas de cocinar, cuando la presión llega a su tope, las reacciones pueden ser muy explosivas. “De lo que das, recibes”, reza la Ley de Compensación… y las cosas se pondrán bastante tensas.

Un equipo de producción de primera línea que nos asegura unas elaboradísimas escenas de acción; una muy sobria y precisa puesta en escena, con una fotografía que no se desgasta en paisajes preciosistas y prefiere cada toma con verdadero significado; una edición que no tolera puntos muertos… y una banda sonora (de Max Steiner) que refuerza con eficacia, pero, sin ostentaciones, cada escena, hace que, <<HOMBRES VIOLENTOS>>, sea uno de los mejores filmes que nos haya legado el director, Rudolph Maté.

Partiendo de la novela, “Smoky Valley” (1955) de Donald Hamilton -el escritor a quien también le debemos la excelente, “The Big Country” (1958), que fuera, éste mismo año, llevada al cine por William Wyler-, el guion escrito por Harry Kleiner, se nutrió, sin duda, de la inmortal obra de Lillian Hellman, “The Little Foxes”, que también Wyler llevara al cine con Bette Davis, pero, sus originales giros dan una valiosa autenticidad a la historia.

El ancla que da nombre a la hacienda de los Wilkison, bien podría ser una metáfora de esa deplorable clase de personalidades que impiden el avance del bienestar social y el encuentro con la paz… ¡y son los que hacen inevitable la resolución violenta!

Título para Latinoamérica: LOS MALOS
Luis Guillermo Cardona
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8
7 de octubre de 2022
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al senador, William J. Tadlock, se le suicidó la mujer, y ahora, con su pequeño hijo ha decidido seguir adelante en su propósito de llevar una caravana de campesinos hasta Oregón, donde espera construir una nueva ciudad que él mismo ha planificado. Tadlock, se ha vuelto temperamental y tan duro consigo mismo que acepta con gusto ser castigado por sus errores, pero, por nada desiste de su nuevo y valioso proyecto.

Dick Summers, es un veterano explorador que también perdió a su mujer y ahora parece entregado a la pena y el aislamiento, quizás porque se siente culpable de lo sucedido… pero basta una pequeña sacudida (“Es difícil creer que su pena haya doblegado su valentía”), emanada de su propia experiencia por parte de Tadlock, para que el hombre recupere el ánimo y decida convertirse en guía de la, Oregon Liberty Company, que partirá en busca de una nueva tierra.

Ésta, es la primera gran lección de, <<CAMINO DE OREGÓN>>, porque el hombre debe tener muy claro que, las penas son una invitación a seguir con los grandes propósitos y solo son un llamado a detenerse cuando, lo que hacíamos, lo estábamos haciendo muy mal. Lo único que la vida nos quita es aquello que ya no podemos seguir teniendo o lo que ya no es necesario para nuestro proceso evolutivo… y vale lo mismo para la “pérdida” de un ser querido o de uno o varios miembros de nuestro cuerpo.

Después, entre aquella comunidad hay todo un ejercicio de convivencia y de superación de las diferencias, en aras del objetivo supremo que los une y de la unión que es imprescindible para poder sostenerse… y si alguno decide anteponer sus debilidades a sus deberes, la justicia llegará para él para poder preservar el orden y la disciplina.

En el guion escrito por, Ben Maddow y Mitchell Lindemann, basados en la novela de A.B. (Alfred Bertram) Guthrie Jr., con la cual se hiciera merecedor al Premio Pulitzer en 1950, hay un gran vigor humano y se demuestra cómo, las marcadas diferencias en las personalidades de tres hombres (Tadlock, Evans y Summers), no son un crucial impedimento cuando el ideal beneficia a todo un colectivo y, al contrario, en cierta forma permite que cada uno vea desde esa otra perspectiva que siempre existe en toda decisión.

Al paso, saldrán también a flote otros personajes e inesperadas situaciones que alterarán el ritmo de las cosas y/o pondrán a prueba la fortaleza y la constancia de los protagonistas de ésta larga y valiosa travesía. Curiosamente, dos actrices debutantes en el cine, Sally Field y Katherine Justice, pondrán los puntos más altos en la trama, y con sus especiales personalidades, generarán situaciones sorprendentes y de altísima relevancia. Años después, la Field sería una gran actriz merecidamente oscarizada; y la rubia, Justice, sería reclamada en numerosas series televisivas.

Y miren lo curioso, durante el rodaje, Richard Widmark y Robert Mitchum, se mantuvieron muy molestos con Kirk Douglas porque, con frecuencia interfería en las decisiones del director, Andrew V. MacLaglen… sin embargo, éste solía imponerse, y ese resquemor entre los actores, hizo más creíbles las marcadas diferencias que tenían como personajes.

En lo que a mí respecta, creo que, <<CAMINO DE OREGÓN>>, es un western importante.

Título para Latinoamérica: <<EL CAMINO DEL OESTE>>
Luis Guillermo Cardona
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10
20 de abril de 2022
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al menos un cuarto de siglo atrás, el director Claude Sautet, había presenciado una escena en un café que quedó grabada en su mente: Un anciano que se hallaba con una mujer mucho más joven que él, le extendía un cheque que daba pie para pensar cosas maliciosas de este tipo: “Ella es una prostituta y él le está pagando por lo que hicieron antes”. “Le está haciendo un préstamo que luego buscará cobrárselo en especie”… o “le está pagando el salario que cualquier proxeneta le pagaría a su explotada”.

En 1994, cuando éste recuerdo volvió a su mente, Sautet pensó que era una idea perfecta para un guion, pero se le ocurrió entonces un motivo mucho más sano para justificar el cheque que el anciano le extiende a la joven: “Se enteró que ella tiene una deuda de alquiler, y como tiene mucho dinero, pagársela es para él solo un gesto de generosidad”.

Así comienza esta relación, que pronto se convertirá en una historia de especial amistad entre, un juez retirado dedicado a escribir y la mecanógrafa que toma sus dictados y lo ayuda a corregir. La manera como avanza esta relación es lo que hace de ésta historia un cuento muy especial, pues, cada personaje tiene muy fuertes sentimientos y necesidades afectivas que reclaman compañía. El señor Arnaud, es un hombre separado hace más de 20 años. Su exesposa vive en Ginebra, Suiza, con su nueva pareja, y sus dos hijos se mantienen bastante alejados. Por su parte, Nelly sufre también una crisis matrimonial y está a punto de separarse… así que, ambos, son un par de solitarios necesitados de alguien a quien darse.

La reserva con la que cada uno actúa: Arnaud para comunicar lo que siente y Nelly para comunicar lo que vive, hacen muy llamativa esta relación donde dos almas se encuentran de manera íntima y muy profundamente… pero cada una siente que hay barreras difíciles de traspasar por la marcada diferencia de edades.

El guion escrito por, Claude Sautet, Jacques Fieschi e Yves Ulmann, apunta a esas crisis de la tercera edad donde caben los vacíos existenciales; la sensación de frustración por lo hasta ahora logrado; y especialmente, el deseo incontenible de dar lo que nunca se ha dado, guardando la esperanza de poder redimirse. En el caso de Nelly, es la suerte de mujer, lúcida y aterrizada, cuyo más alto propósito es sentirse dueña de su vida y en cada relación hace algo por lograrlo. Lo que los une es el deseo de encontrar, de proyectarse… y de sentir que son alguien en un mundo que ante todo reclama SER.

Michel Serrault (evidente alter ego de Claude Sautet) y Emmanuelle Béart (la suerte de mujer que enamora con todo su ser), magníficos en sus interpretaciones, pues, consiguen brindarnos valiosa información con cada mirada, cada gesto y con cada palabra, aunque digan lo contrario de lo que piensan. Diría que su comunicación surge del alma y, en buena manera, uno logra sentir que está en aquel espacio donde hasta los objetos cobran cierto sentido, pues, los libros que van desapareciendo de los estantes son esa forma de vacío que el conocimiento nunca logró llenar.

Hasta ese gesto, en el aeropuerto, resulta tan elocuente que, el director ya siente que puede dejar en nuestras manos las decisiones que siguen.

<<NELLY Y EL SR. ARNAUD>>, es una película impecable.

Título para Latinoamérica: EL PLACER DE ESTAR CONTIGO
Luis Guillermo Cardona
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4
25 de septiembre de 2021
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La adaptación de la novela “Golden Earrings” (1946), que la escritora húngara, Jolán Földes, publicara primero en Inglaterra, a donde se había asilado huyendo de los nazis durante la II Guerra Mundial, fue el primer compromiso que lograra en Hollywood el, por entonces, novel guionista (y luego director) Abraham Polonsky. Sin embargo, otro guion suyo (en solitario) se rodaba simultáneamente en The Enterprises Studios y “Body and Soul” -como se tituló esta segunda película- se estrenó una semana antes y fue un gran éxito que también sirvió de soporte a “EN LAS RAYAS DE LA MANO”, una película menor que Polonsky escribiera junto a Frank Butler y Helen Deutsch.

Aunque la dirige el acreditado, Mitchell Leisen, Polonsky no quedó nada a gusto con este trabajo, pues, además de sentir que, mucho de lo por él aportado se modificó o se dejó de lado, el resultado del filme tampoco es como para dejar muy contento a nadie. ¿Por qué?

El lado positivo de la historia -mérito de la novelista, aquí acreditada como Yolanda Foldes-, radica en su decidida reivindicación de esa minoría racial conocida como los gitanos, quienes durante el auge del nazismo fueron tratados como parias: perseguidos, maltratados, arrinconados, y muchos de ellos, asesinados.

En esta aventura, donde, un coronel inglés, consigue escapar de una prisión alemana dispuesto a cumplir con una difícil tarea que evitará muchas muertes (apoderarse de la fórmula mediante la cual se fabrica el gas con el que se extermina a los judíos), precisamente, una vivaracha gitana, hará llevadera su difícil tarea, brindándole amor, al tiempo que será su soporte y su brazo derecho para salvar los obstáculos que se avendrán en el camino.

Pero, también aquí, se presenta el eslabón más débil de la aventura, pues, Marlene Dietrich, trajeada y maquillada como una gitana, en nada resulta atractiva y más parece sacada de un austero circo… y Ray Milland, por su parte, luce como un seudo coronel al que le falta virilidad, arrojo y pinta de seductor. En su largo recorrido, insulso y muy poco emotivo, el cuento adquiere pinta de comedia con muy poca sal… y no pude evitar recordar las tontas, “Road to…” que protagonizaban, Bob Hope y Dorothy Lamour, porque ¡ni más ni menos!

Sólo cuando el filme adquiere su tono dramático ante cada presencia de los nazis, el río vuelve a su cauce y se alcanza a alentar una esperanza que, lamentablemente, no tarda en desvanecerse. ¿Fue Leisen, los guionistas que revisaron la historia o el productor ejecutivo el que cambió las cosas para aligerarles su peso ideológico? No lo sabemos con certeza, pero, por fortuna, Abraham Polonsky triunfó rotundamente con su magistral guion para “Body and Soul”, y esto abriría la puerta para que, al año siguiente, pudiese además dirigir su siguiente trabajo: “Force of Evil”.

Mención para la brillante interpretación que logra la Dietrich de la cítara, instrumento que apenas aprendió a tocar en sus descansos de rodaje.

Título para Latinoamérica: LOS ARETES DE LA GITANA
Luis Guillermo Cardona
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