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Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3.333
Críticas ordenadas por utilidad
9
7 de febrero de 2021
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El niño que dominara un caballo al que ninguno de los adiestradores del reino conseguía adiestrar (al que llamaría, Bucéfalo) y el hombre que conquistó el mayor imperio del mundo en tan sólo una década, había nacido en el año 356 a. de C., (¡ayer no más!). Era hijo de Olimpia de Épeiros (territorio que hoy comparten, Grecia y Albania) y de Filipo II de Macedonia (norte de la actual Grecia) y fue bautizado en árabe como, Al-Iksander (entre nosotros, Alejandro). Habiendo sido formado con todas las ventajas para que fuera un hombre culto y un digno sucesor, desde los 13 hasta los 18 años, su maestro fue Aristóteles, el gran filósofo griego; leía con profusión a los grandes clásicos, especialmente a Homero, y sentía una gran admiración por Aquiles, el gran héroe de La Guerra de Troya y personaje de, “La Ilíada”.

Pero, más que las enseñanzas de Aristóteles, Alejandro, se tomó tan en serio las palabras que un día, poco antes de morir, le dijera su padre: “Hijo mío, encuentra un reino que sea digno de ti. Macedonia es demasiado pequeña para tu valía”, que no tardó en emprender la conquista de oriente con una fuerte personalidad, mezcla del griego por excelencia y del más temible bárbaro.

Un guion firmado por Oliver Stone, Laeta Kalogridis y Christopher Kyle, fue el punto de partida para <<ALEJANDRO MAGNO>>, otra película que como, “The Last Temptation of Christ” (Martin Scorsese, 1988) y algunas más, recibiera toda suerte de denostaciones y repulsas, por el hecho de querer sacar a su personaje del aura divino e inmaculado que se le ha atribuido durante siglos, para conseguir verlo con los aspectos humanos que abundaban en su carácter… aunque sin demeritar su importancia histórica. El simple hecho de hacer una gran película sobre su vida, ya es un reconocimiento de su importancia.

Mucho escozor ha causado, entre las iglesias y en los gobiernos de algunos países, que se muestre un aspecto -ya develado por muchos otros- de la antigua cultura griega, y a su más alto héroe como un homosexual que, por el derecho que le asignaba su cultura y su posición, sostuvo su más grande historia de amor con el fiel Hefestión, el único hombre que, siendo niño lo venció alguna vez… y luego consigue vencer sus reservas masculinas. Pero, esto se contrasta con su imponente presencia en las batallas y su invencible capacidad para lograr sus cometidos imperialistas. También se ha reprochado que veamos a su única esposa, Roxana, como una mujer de piel negra, y que sea ella, la única mujer con la que, el héroe, admite tener un hijo. Pero, ¿el color de su piel la hace inferior si es, ella, quien mejor conecta con su explosivo temperamento?

Además de esta buscada objetividad histórica, la película tiene grandes valores, empezando por la magistral puesta en escena donde nada se escatima para lograr belleza, suntuosidad y veracidad de espacios; la secuencia de la gran batalla para conquistar a Persia y derrocar a Darío III, es absolutamente brillante en su fotografía, edición, composición de situaciones, efectos especiales… algunos otros momentos (la muerte de Filipo II, la última batalla con la caída de Bucéfalo…), son del más alto dramatismo… y la apoteósica música de Vangelis, consigue llevarlas al arte en su máxima expresión.

Difícil decir que, <<ALEJANDRO MAGNO>>, cuenta por fin toda la verdad, pero, siempre es más cierto ver a los hombres como seres humanos que verlos idealizados e inalcanzables, ya que así se consigue bajarnos los ánimos. Cuando un hombre con sus debilidades, se crece o se agiganta, consigue inspirarnos al sentir que es valor de hombres, y no de dioses, lo que permite a algunos alcanzar la inmortalidad o simplemente pasar a la historia.

En lo que a nosotros respecta, concluimos que, Oliver Stone, ha realizado una valiosa película. Las mentes liberadas de ataduras ideológicas y rancios fanatismos, conseguirán valorarla.
Luis Guillermo Cardona
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8
19 de noviembre de 2019
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuenta la mitología griega que, cuando Cronos cortó las gónadas de su padre Urano, y la sangre y el esperma del dios cayó sobre la Gea (Madre tierra), surgieron de repente, Las Furias (o Euménides), y su propósito fue castigar a aquellos cuyos crímenes nunca fueron expiados. Aunque, en principio, eran de un número indefinido, fueron tres seres muy poderosos los que, posteriormente, se identificaron como Las Furias: Tisifone (La Furia Vengadora), castigaba a quienes hacían daño a los demás o cargaban con un asesinato. Alecto (La Furia Implacable), se ocupaba de los delitos contra la moral; y, Megera (La Furia Celosa), censuraba la infidelidad y perseguía sin descanso a los desleales, hasta hacerlos desistir de sus faltas o llevarlos a la locura.

Estos demonios femeninos con alas, habitaban en el Érebo (Las Tinieblas) y los griegos preferían llamarlas, Las Euménides (Diosas benévolas), para halagarlas y evitar así desatar su furia. Los romanos, por su parte, las llamaron siempre, Las Furias, para intimidar a quienes violaban las leyes. También los griegos las llamaron Las Erinias, pero, este término no tiene una etimología conocida.

Mejor recordado por la novela que dio título al filme, “Duel in the Sun” (1946), Niven Busch (1903-1991), ya era un hombre bien acreditado en el Hollywood de la primera mitad del siglo XX, cuando su novela, “The Furies”, atrajo al director, Anthony Mann, para llevarla al cine. Adaptada por Charles Schnee, la historia trata de un terrateniente que, ha puesto tan en alto su propio nombre, T.C. Jeffords, que, a falta de dinero contante y sonante, comienza a pagarle a todo el mundo con vales que llevan su firma… y éstos terminan siendo como sus propios billetes, pasando de una mano a otra, pues, todo el mundo los valida.

El viudo Jeffords, tiene dos hijos: el reservado Clay que pronto dejará el hogar tras contraer matrimonio; y la encantadora Vance… con cierto parecido a una (¿o a varias?) de las Furias griegas (les dejo la tarea), que no tardará en salir a flote.

Con diálogos de excelente pulso, y con una impecable fotografía de Victor Milner y Lee Garmes (éste sin crédito), Mann tiene aquí uno de sus más sólidos westerns, pues, los terratenientes quedan debidamente recreados… y él ha sabido poner sus valores y sus trapacerías sobre la balanza.

Impecables actuaciones de, Barbara Stanwyck (Vance), la suerte de ángel que también tiene su demonio; Walter Huston (T.C.), el patriarca que, por mirar siempre hacia arriba, no verá el abismo que puede llevarlo abajo; Wendell Corey (Darrow), el banquero siempre fiel a los de su cla$e… y Gilbert Roland (Juan Herrera), el colono que solo anhela un poco de dignidad.

<< LAS FURIAS>>, sigue teniendo aroma a realidad y eso le da su notable valor.

Título para Latinoamérica: LA MARCA DE LAS FURIAS
Luis Guillermo Cardona
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8
29 de junio de 2019
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En sus relaciones con las mujeres, existen tres tipos de hombres: Los primeros y sobresalientes, son aquellos que las conquistan con su solvencia moral, su simpatía, transparencia y compromiso… Estos son los que aseguran una relación duradera y en gran parte satisfactoria. Después, están los que sirviéndose de sus atractivos físicos o de su afilada lengua, las engañan con falsas promesas, transmitiendo una imagen artificial e idealizada… pero, pronto comenzará a descorrerse el velo, y el desencanto y la frustración entrarán por puertas y ventanas; y en el escalón más bajo, están los que no consiguen verlas como seres humanos con alma y sentimientos, y entonces, pagan por usar sus cuerpos (o las toman a la fuerza) y luego las desechan como cosas pasajeras. A éstos, también hay que decirlo, se suman los hombres de más baja autoestima que, incapaces de conquistar a una mujer bonita con bellas palabras y una personalidad atrayente, las pagan porque anhelan un poco de sexo que, en su pequeña ilusión, confunden indebidamente y por eso es que dicen: “Quiero hacerte el amor”… pero, el amor no se hace, el Amor se transmite, y surge desde el alma o para nada es amor.

Georges Iscovescu, es un inmigrante -como la señora Kurz y como Spizer- ávido de ingresar a los Estados Unidos de Norteamérica, pues, se encuentra en tierra mexicana sin poder realizar su anhelo. Pero, su amiga Anita Dixon, le abrirá los ojos, y en la figura de la instructora de niños, Emmy Brown, Iscovescu verá la imagen que le permitirá cruzar por ‘la puerta de oro’. Una imagen galante, una lengua con suficiente filo, y una actitud solidaria, pueden hacer “milagros”… y esto es lo que vamos a ver en este bonito drama que con notable pulso ha dirigido, Mitchell Leisen.

Nominada a 6 premios Oscar, <<SI NO AMANECIERA>>, partió de la historia, “Memo to a Movie Producer”, que, la estadounidense Ketti Frings, escribiera inspirada en su esposo Kurt, un refugiado que llegó a América casándose con ella… solo que no tuvieron tres sino dos niños, y su matrimonio se disolvería, en 1963, tras 24 años de convivencia.

La trama comienza cuando, Iscovescu (el carismático Charles Boyer), llega hasta los estudios Paramount, en busca del productor Saxon (representado por el director, Mitchell Leisen), a quien ofrece el guion de su historia, pues, anda urgido de dinero, y haciéndole un resumen de lo escrito, asistiremos a un largo flashback que comenzará, el 4 de julio en tierras mexicanas, muy cerca del umbral que conduce al “american dream”.

Olivia de Havilland, como Emmy, añade a su filmografía otro de sus conmovedores y muy sensibles roles; y Paulette Godard, luce muy efectiva como la astuta Anita, dispuesta a pelear por lo que considera suyo… pero, las mayores palmas se las lleva, sin duda, Walter Abel, quien, como Hammock, el aguzado inspector de inmigración, mantendrá a Iscovescu entre ceja y ceja.

Otra buena historia adaptada a guion por los inolvidables, Charles Brackett y Billy Wilder.

… y los dramas de los inmigrantes siguen siendo noticia trágica de cada día, como vergonzoso legado de los más obtusos gobiernos de la historia.

(Para: Oscar Alberto Martínez y Valeria, su hija de tres meses, salvadoreños víctimas de las aguas del Río Bravo, frontera natural en la que muchos han muerto en su ansia irrefrenable de querer ingresar a una nueva esperanza de vida… pero, aunque no lo sepan, es así como la logran)
Luis Guillermo Cardona
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10
25 de abril de 2019
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fundada por los inmigrantes holandeses (llamados Afrikaners), Pietermariztbug, Natal, Sudáfrica, estaba inundada de ingleses a comienzos del siglo XX y fue, en una de estas cunas donde, en 1903, nació el futuro pedagogo y escritor Alan Paton. Todavía, cerca de la mitad de los habitantes, eran nativos con los que había un mínimo roce; se sabía que existían, pero a muy pocos blancos les interesaba saber algo sobre su estilo de vida, sus costumbres, carencias y sufrimientos… para ellos no eran gente o si acaso, eran servidumbre que, como bueyes o caballos, solo eran útiles para los oficios que ellos desdeñaban.

Debido a su formación cristiana y a la excelente oportunidad que tuvo de dirigir el reformatorio de Diepkloof, Paton fue entrando en la intimidad de los nativos africanos. Supo de sus tristezas, su pobreza, su falta de oportunidades y su aislamiento… y también conoció las formas brutales e inhumanas como el régimen del Apartheid los discriminaba, los reprimía y atropellaba. Desde entonces, unido al Partido Liberal y convertido en consagrado escritor anti-apartheid, comenzó a contar historias muy duras que provenían, sobre todo, de la zona habitada por los ingleses.

Así surgió, “Cry the Beloved Country” (Llanto por la Tierra Amada, 1948), una sensible y aleccionadora historia, en la que describe el drama de un noble clérigo sudafricano que verá trastornada su vida espiritual cuando, de pronto, se entera del descarrío en que andan sus seres más queridos. El alter ego del autor, es el director del reformatorio en Johannesburgo, y será uno de aquellos valiosos seres que se solidarizará con el clérigo Kumalo, en su indeclinable búsqueda de la verdad.

El director húngaro, Zoltan Korda, fue el primer interesado en llevar al cine la novela de Paton y fue, John Howard Lawson (uno de los diez de Hollywood), quien se encargó de la adaptación, pero, al hallarse vetado por la abominable HUAC, el propio Paton debió firmar el guion. Empeñado en rodar en Sudáfrica, Korda y los protagonistas, Canada Lee (el reverendo Stephen Kumalo) y Sidney Poitier (el rev. Msimangu), tuvieron que jugar a ser amo y sirvientes para poder cruzar las barreras de inmigración y para conseguir burlar las restricciones de asociación entre las dos razas.

<<TIERRA PROMETIDA>>, impacta como recreación de un país que alimentó (¿?) la infamia durante muchos años y es impecable la manera como la historia va demostrando las causas que han hecho de los negros lo que muchos son.

No resisto citar algunas palabras escritas por Paton, atribuidas a Arthur Jarvis, el joven que dejará una gran huella en esta historia:

“Los nativos (negros), producen hoy criminales, prostitutas y alcohólicos, no porque esa sea su naturaleza sino porque, su ordenamiento, sus tradiciones y valores han sido destruidos. Si hubieran nacido en granjas, protegidos por padres honorables, y de ellos hubiesen aprendido todo lo que un niño debe aprender del honor, la bondad y la generosidad, su vida sería distinta, pero, sobre estos pilares de la nación no les han enseñado nada”.

Título para Latinoamérica: LÁGRIMAS DE SANGRE
Luis Guillermo Cardona
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10
12 de febrero de 2019
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No obstante que siempre han estado convencidos de que, son ellos, los más altamente formados y las mejores personas, los grandes empresarios y la clase política son, en numerosos casos, quienes más necesitados están de verdadera formación y sensibilización. ¿Cómo demostrarlo? De una manera bastante simple: Suelen ser ellos los mayores contribuyentes a la corrupción y a la desigualdad social en casi todos los países del mundo.

No obstante que siempre se han presentado como salvadores de almas y nutrientes espirituales, nadie está tan necesitado de espiritualidad, generosidad y transparencia como muchos hombres de iglesia (llámese católica, cristiana, evangélica…) ¿Cómo demostrarlo? De una manera igualmente simple: Entre ellos abundan los arrogantes, avariciosos y plagados de dobleces… ¡y todo esto está bien lejos del amor y la bondad de corazón!

Por allá por el siglo XVI, un militar español nacido como Iñigo López de Loyola, quien luego se convirtiera en un hombre religioso (llamándose, desde entonces, Ignacio de Loyola) para unirse a la Contrarreforma (oposición a la reforma de Martin Luther), escribió un libro de oraciones, meditaciones y prácticas mentales que tituló, “Ejercicios Espirituales”, los cuales estaban dados para llevarse a efecto en el término de un mes. “Por este nombre -explicaba Loyola- se entiende todo modo de examinar la conciencia, meditar, razonar y contemplar. Todo modo de preparar y disponer el alma para quitar las afecciones desordenadas (apegos, egoísmos…), con el fin de buscar y hallar la voluntad divina”.

Pues, es el caso que, los más singulares Ejercicios Espirituales, se van a llevar a efecto en el albergue Zafer, ubicado en una ciudad italiana donde se viene presentando “una rara epidemia” que ya ha cobrado la vida de medio centenar de personas. Los invitados (¿algo que ver con la epidemia?) son poderosos políticos (incluido el presidente) y los más fuertes empresarios (industriales, banqueros, dueños de bienes raíces…), quienes recibirán las reflexiones y tareas de Don Gaetano, el representante de la iglesia.

Lo que sucederá, entonces, está finamente bordado con punzantes críticas, un humor cáustico y una creatividad admirable (atención a las numerosas esculturas que decoran cada espacio), y vamos a pasar un novedoso rato viendo lo que, para algunos, será una suerte de insólita pesadilla, y para nosotros, no es más que una muy bien lograda sátira donde se juega con aquellos que siempre han jugado con los demás.

El director, Elio Petri (con la colaboración de Berto Pelosso), ha escrito el guion partiendo de la novela homónima de Leonardo Sciascia (de quien ya adaptara, “A Ciascuno il Suo”), y con su mejor estilo, nos da una impactante idea de lo que, para las sociedades, ha representado la turbia sinergia Iglesia-Estado.

Inmejorables actuaciones de Gian Maria Volonte’, Marcello Mastroianni, Ciccio Ingrassia y Mariangela Melato.

Con, <<TODO MODO>>, Elio Petri ha alcanzado la cima.
Luis Guillermo Cardona
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