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Críticas de La Taverna del Mastí
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Críticas 204
Críticas ordenadas por utilidad
7
1 de mayo de 2015
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se podría decir que el extraño tándem formado por el director español (afincado en Estados Unidos) Jaume Collet-Serra, y el actor irlandés Liam Neeson, está dando excelentes resultados, ya que con ésta, titulada "Una noche para sobrevivir", es su tercera colaboración juntos, tras las interesantes "Sin Identidad" y "Non Stop (Sin Escalas)".

En "Una noche para sobrevivir", deja de lado el suspense heredero de Alfred Hitchcock y se enmarca de lleno en un filme puramente de acción, protagonizado por mafias. Al veterano mercenario Jimmy Conlon, conocido como 'El Cavatumbas', lo persiguen los crímenes del pasado, pero también el policía que le ha seguido la pista durante 30 años. Cuando se entera de que su hijo Mike corre peligro, Jimmy tiene que elegir entre el clan criminal al que ha pertenecido siempre y su familia, a la que había abandonado hace mucho tiempo. Sólo dispone de una noche para averiguar a quién debe su lealtad.

Cabe decir que la premisa bebe tanto del cine noir clásico, con esos personajes atrapados por su pasado del que quieren huir, pero que final e irremediablemente acaban enfrentándose a él, ajustando todas las cuentas pendientes; como del cine de acción típico de las décadas de los setenta y ochenta, que estaban repletas de grandes persecuciones con coches de policía, y tiroteos en medio de la ciudad, que estaban protagonizadas por grandes del género, tales como: Steven Seagal, Clint Eastwood o Charles Bronson... del que esta última faceta de Liam Neeson lo convierte en el heredero predilecto; o dicho de otro modo, una especie de 'justiciero' para las nuevas generaciones.

Jaume Collet-Serra demuestra poseer una madurez artística con respecto de sus filmes anteriores, hilvanando mucho mejor la trama, y realizando una dirección sólida, y por qué no decirlo, realmente espectacular... con esos planos aéreos picados que quitan el hipo, siendo esta sin duda su mejor película, —lejos queda el infumable remake de "La casa de cera— que por lo menos le abrió las puertas de Hollywood a este brillante director español.

También destaca un reparto actoral repleto de grandes estrellas, encabezado por el gran Liam Neeson, que una vez más demuestra su calidad y aplomo para interpretar al antihéroe del filme; aunque no podemos desdeñar el 'tour de force' interpretativo que tiene el gran Ed Harris con Neesson, simplemente genial, y las brillantes aportaciones de Vincent D'Onofrio, Common, Joel Kinnaman, Bruce McGill y Holt McCallany que le aportan empaque a la cinta.

En definitiva, "Una noche para sobrevivir" es un notable thriller, con vigorosas secuencias de acción, un buen plantel de intérpretes, y que confirma al gran Liam Neeson como antihéroe de acción en el panorama cinematográfico actual; además de consolidar ese tándem Neeson-Collet Serra, del que personalmente espero que no sea su último coletazo.
La Taverna del Mastí
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8
12 de abril de 2015
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de debutar exitosamente con el drama psicológico “El cuchillo en el agua” (Nóz W. Wodzie, 1962) en su Polonia natal (siendo candidata al premio Oscar a la mejor película extranjera), Roman Polanski fue a Gran Bretaña para rodar su segundo largometraje, titulado “Repulsión”.

“Repulsión” es la primera parte de una trilogía no oficial conocida cómo "trilogía del apartamento", compuesta también por la genial “La semilla del diablo” (Rosemary's Baby, 1969) que está considerada como una de las mejores películas del director, y la injustamente infravalorada “El quimérico inquilino” (Le Locataire, 1976); las tres tienen como particularidad que el personaje central de la historia es un ser mentalmente inestable, y por consiguiente, debido a su condición, realiza un descenso a los infiernos.

La puesta en escena que el director polaco le imprime al filme es brillante, en el cual existe una serie de elementos, que a medida que la trama avanza, van potenciando la enrarecida atmósfera.

La cinta está protagonizada de forma sensacional por la actriz francesa Catherine Deneuve, que con sutiles matices y expresiones faciales, construye un personaje complejo que raya el autismo; posiblemente sea su mejor interpretación de toda su larga trayectoria, junto con “Belle de jour” (Luís Buñuel, 1966), que comparte varios puntos en común.

Como dato curioso, es interesante reseñar que “Repulsión” fue la primera película en la que se oyó un orgasmo real; de ahí que al principio le fuese otorgada la clasificación X, siendo exhibida en cines de arte y ensayo.

Las influencias de Alfred Hitchcock, el maestro del suspense, son ostensibles, tomando como principal referencia los primeros planos del ojo, que bien evocan a los vistos en “Recuerda” (Spellbound, 1945) (concretamente en la famosa escena del sueño creada por el artista del surrealismo Salvador Dalí, que a su vez se inspiraba en la famosa escena del ojo cortado del mediometraje “Un perro andaluz” [Un chien andalou , 1927] de Luis Buñuel y el propio Dalí).

La manera en que la protagonista desciende a los infiernos es realmente sublime, plasmada gradualmente a través de diversos elementos, tanto del apartamento donde reside (las patatas y el conejo que poco a poco van pudriéndose), como los que están dentro de la psique de la protagonista (las paredes que se agrietan o las fantasías sexuales); todos ellos se ven exaltados por una genial y opresiva banda sonora a cargo de Chico Hamilton, que contiene reminiscencias del mejor Bernard Herrman. Se puede destacar también la excelente fotografía en blanco y negro de Gilbert Taylor, que realiza un inteligente uso de los claroscuros (aludiendo al expresionismo alemán); además de la impresionante dirección de Polanski, que cámara al hombro, nos muestra en multitud de planos subjetivos el sentir de la protagonista, haciéndonos partícipes de su mentalidad esquizoide.

Todos los elementos anteriormente citados hacen de “Repulsión” una obra maestra de culto, de las mejores realizadas por Polanski, y sin lugar a dudas, una de las muestras de terror psicológico más destacadas de la historia del cine, que influyó en grandes cineastas surrealistas como David Lynch.
La Taverna del Mastí
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7
10 de mayo de 2016
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras su triunfal paso por el Festival de Sundance en 2015, siendo galardonado su director (el debutante Robert Eggers), "La bruja" llega a las carteleras españolas con la certeza de ser la nueva sensación del desgastado cine de terror. Es necesario recalcar que la tendencia del género en la actualidad se caracteriza esencialmente en sobresaturar de sustos y sobresaltos de tres al cuarto, llevados a cabo por la utilización de estridentes bandas sonoras y un exceso en derramamientos de sangre y vísceras, que en la mayoría de las veces esconden las carencias cinematográficas de los filmes en cuestión. Así que llegados a este punto, y tras lo anteriormente citado, me gustaría dejar bien claro que todos aquellos que esperen los frenéticos mecanismos por los que se mueve el género actualmente, que desista de ver esta película, porqué seguro que les decepcionará de manera irremediable, ya que "La bruja" se aleja de los convencionalismos, siendo más bien un drama psicológico intimista con pinceladas fantásticas y de terror; es decir, se trata de una película de terror a la vieja usanza.

Bajo el lema de 'Un cuento folclórico de Nueva Inglaterra', su premisa nos sitúa en la región estadounidense en la década de 1630, concretamente sesenta años antes de los depravados juicios de Salem, que marcaron el final de aquella histeria colectiva sobre la práctica de brujería, en los cuales fueron condenadas a arder en la hoguera numerosas personas (muchas de ellas mujeres), que presuntamente eran culpables de llevar a cabo estas prácticas. La historia se centra en un granjero inglés, que ante la amenaza de ser repudiado por su iglesia, decide abandonar el pueblo colono y establecerse en plena naturaleza con su esposa y cinco hijos, en medio de un inhóspito bosque donde habita algo maléfico y desconocido. Enseguida empiezan a pasar cosas extrañas: los animales se vuelven agresivos, la cosecha no prospera y uno de los niños desaparece mientras que otro parece estar poseído por un espíritu maléfico. Las sospechas y la paranoia aumentan, y la familia acusa de brujería a Thomasin, la hija adolescente, algo que ella niega rotundamente. Las circunstancias empeoran, y la fe, lealtad y afecto de los miembros de la familia son puestos a prueba de manera inimaginable.

Quizás estemos ante una de las operas primas más potentes de los últimos años, en la cual Robert Eggers demuestra una sobriedad insólita para ser su primera incursión tras las cámaras, dotando a la cinta de una brillante puesta en escena y una poderosa atmósfera inquietante y aterradora. Como he comentado al principio de la reseña, Eggers huye de los excesos y golpes de efecto que predominan en el género actualmente, para conformar un relato de tensión 'in-crescendo' que te atrapa y acongoja a medida que transcurren los acontecimientos, vislumbrándose claras influencias de Ingmar Bergman y el Carl Theodor Dreyer de "Dies Irae", así como al Stanley Kubrick de "El Resplandor". No en vano, en numerosas entrevistas el realizador ha confesado ser aficionado al cine de estos grandes cineastas, al igual que también ha mostrado tener un gran afecto por la cinta de Kubrick.

Uno de los puntos fuertes de "La bruja" reside en el inmenso trabajo de su elenco actoral, que al ser una historia minimalista, el mencionado plantel se reduce a unos pocos actores, siendo prácticamente desconocidos todos ellos, a excepción de Ralph Ineson y Kate Dickie (que encarnan al cabeza de familia y su esposa respectivamente) los cuales ambos han trabajado en la célebre serie de televisión "Juego de Tronos". Aunque todo el peso narrativo lo lleva la joven Anya Taylor-Joy (que encarna a la adolescente Thomasin), siendo el corazón de la historia, ya que en ella se centran todos los miedos y deseos de los demás miembros de su familia (que es tremendamente supersticiosa y se encomienda a la fe como ley de vida). Todo ello causa que contraste con el resto, debido a su rebeldía en contra de las arraigadas convicciones religiosas, y por ello tiene un alto poder simbólico dentro del filme, chocando tanto con el mundo de los adultos (mostrado por sus padres) como el infantil (mostrado por los odiosos hermanos gemelos).

Es destacable también el ritmo pausado que le impregna su director, así como su guión bien cohesionado para que todo lo narrado cale bien hondo en el espectador. Durante gran parte del metraje prevalece un carácter digamos onírico, un tono interior repleto de silencios y miradas sesgadas, que está marcado por el fanatismo religioso que profesa la familia de colonos, y que se romperá definitivamente en el último tercio del filme, en el cual la satánica presencia hará acto de aparición, haciendo que los personajes se enfrenten a la cruda realidad que les acecha, y conformando uno de los finales más extraños, hipnóticos y fascinantes de los últimos tiempos. De igual modo, es notoria su portentosa factura técnica, con una fotografía sublime de Jarin Blaschke (en la que abundan los tonos grises) otorgando un delicioso look pictórico, que junto a la genial banda sonora (a cargo de Mark Korven) acentúan su atmósfera perturbadora y malsana, haciéndonos partícipes de la pesadilla que viven los protagonistas.

En síntesis, "La bruja" es un filme notable, que combina de manera certera numerosas leyendas, mitos y cuentos tradicionales, que la convierten en un angustioso cuento que deleitará a aquellos que aún creen en un cine de terror más clásico, que no esté basado en sustos fáciles por doquier y fuegos de artificio, que tan de moda están en los últimos tiempos.
La Taverna del Mastí
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6
11 de abril de 2016
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchos veces los críticos buscamos la excelencia, o que se acerque lo más posible a ella, cuando visionamos y posteriormente reseñamos una película; sin embargo, este hecho no es una condición indispensable para que el filme en cuestión sea bueno o tenga su interés, ya que de vez en cuando puedes toparte con alguna propuesta desinhibida y sin pretensiones, que aunque no llegue a ser una buena película, si que nos permite pasar un buen rato, sin pedir nada excepto dejarse llevar y evadirse de las rutinas diarias. También es necesario comentar que es mucho más difícil hacer reír que realizar un drama, o una cinta de acción o aventura, ya que se necesita de un toque ingenioso o contar con un comediante que tenga la suficiente capacidad y talento para arrancarnos las carcajadas. Por desgracia, en la película que nos concierne, titulada "Hermanísimas", no hay nada ingenioso en su propuesta; no obstante, tenemos la suerte de contar con un comediante (o en este caso dos, mejor que mejor) que eleve la calidad de un producto rutinario, o hasta la tontería más grande jamás imaginada. Y es aquí donde entran en escena Tina Fey y Amy Poehler, unas cómicas surgidas de esa estupenda "cantera estadounidense de cómicos" llamada "Saturday Night Live", y que quizás sean en la actualidad las mejores comediantes femeninas de su generación (junto con Kristen Wiig y Melissa McCarthy, claro está).

Fey y Poehler en la vida real son muy amigas, y esa química y complicidad se nota y está impresa en cada uno de los fotogramas de este largometraje. Asimismo cabe decir que son muy populares en tierras norteamericanas, sobretodo por las excelentes series de televisión como "Rockerfeller Plaza" (30 Rock) y "Parks and Recreation"; también han realizado diversas películas juntas, como "Chicas malas" (Mean Girls, 2004) estando en un segundo plano tras la protagonista Lindsey Lohan, y "Mamá de alquiler" (Baby Mama, 2008) siendo en ésta protagonistas absolutas. Aunque en nuestro país no son demasiado conocidas, salvo por haber presentado en múltiples ocasiones las ceremonias de entrega de los premios Globos de Oro.

La película se centra en Kate y Maura, dos hermanas de treinta y tantos completamente distintas entre si. La mayor Kate (interpretada por Tina Fey) es una caótica madre soltera y sin empleo, que a su vez es muy juerguista y ordinaria; por otro lado, la menor Maura (interpretada por Amy Poehler) es más responsable, meticulosa y servicial, y además trabaja como enfermera en un prestigioso hospital de la ciudad. Tras estar alejadas la una de la otra desde hace algún tiempo, se vuelven a encontrar en la casa que vivieron en su infancia, la cual sus padres les comunican que planean venderla. Así que ambas deciden montar una grandiosa fiesta de despedida para la casa, invitando antiguos amigos de la adolescencia convirtiendo este regreso a la nostalgia en un auténtico desfase.

Su director Jason Moore, en su segunda incursión tras las cámaras —después de la estimable "Dando la nota" (Pitch Perfect, 2012)—, nos presenta una comedia absurda, trillada y gamberra protagonizada por unos adultos inmaduros que no aceptan el paso del tiempo ni asumen sus responsabilidades, algo conocido como el síndrome de 'Peter Pan'. A pesar de no transmitir demasiado bien su mensaje emocional, debido al flojo guión de Paula Pell (una guionista veterana del "Saturday Night Live" en su primer trabajo en la gran pantalla), la película funciona bastante bien cuando se muestra alocada y desmedida... y es que no hay nada mejor que una fiesta salvaje para crear gags y situaciones desternillantes... o sino, que se lo digan al granuja con ritmo John Belushi y su "Desmadre a la americana" (National Lampoon's Animal House, 1978), también a Tom Hanks y su "Despedida de soltero" (Neal Israel, 1984), a Will Ferrell y "Aquellas juergas universitarias" (Old School, 2003) o los adolescentes impúdicos de "American Pie" (Paul Weitz, 1999).

Aparte del desparpajo y alta capacidad de improvisación de las 'hermanísimas' Poehler y Fey, por la fiesta desfilan diversos personajes realmente pintorescos, como el 'roba planos' pasado de vueltas Bobby Moynihan (impagable su imitación del Tony Montana de "Scarface"); también a un cachondo John Leguizamo; a una jovial Greta Lee (la cual podemos destacar la genial escena en el salón de belleza); así como a una melodramática Maya Rudolph; y sobretodo al pétreo John Cena (conocido especialmente por su faceta de luchador profesional) que encarna a Pazuzu, un peculiar y musculoso vendedor de droga.

En definitiva, a pesar de no estar al nivel de algunas propuestas similares (como las firmadas por Paul Feig o Judd Apatow —este último muy habil en contar siempre lo mismo pero con diferentes matices—), "Hermanísmas" es una película graciosa, ligera y muy entretenida, que nos hará disfrutar y pasar un buen rato, caso tanto como Fey y Poehler al filmar esta comedia; y es que con la que está cayendo, se agradece que de vez en cuando haya alguna película bobalicona nos hagan reír un poco.
La Taverna del Mastí
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7
24 de agosto de 2015
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El escritor irlandés Jonathan Swift decía que "Ningún hombre sabio quiso nunca ser joven", y posiblemente no le faltara la razón. ¿Cómo sería tu vida si supieras que nunca terminaría? El director estadounidense Lee Toland Krieger, en su tercera película tras las cámaras, responde a esta cuestión poniendo en bandeja el elixir de la eterna juventud. En un argumento digno de una buena novela, el secreto de la vida y la muerte, la fantasía, el romance, y todo un ejercicio filosófico, se dan la mano de forma sutil a través de la historia de Adaline Bowman, que tras sufrir un accidente, se estanca para siempre en la edad de 29 años. Lo que en un principio podría ser el sueño de muchos, irremediablemente se convierte en el conflicto que se le plantea a nuestra protagonista, ya que por su vida pasan amores, momentos y despedidas, mientras ella permanece impasible.

"El secreto de Adaline" no es la primera película en abordar el tema de la inmortalidad (ni será la última); sin embargo, sí que se desmarca un poco de los clichés del género, ya que aquí no tenemos ningún tipo de vampiro (ni brillantes ni convencionales, vamos), ubicando su historia en la vida real.

La arrebatadoramente bella y talentosa Blake Lively está realmente encantadora, realizando un maravilloso retrato de la melancolía, la soledad y la ambigüedad de una mujer, que vive con la mente de una anciana atrapada en un cuerpo eternamente joven. Esa losa de tal magnitud marca el devenir de nuestra protagonista, y hace que durante décadas tenga que ir cambiando de identidad y residencia para no llamar la atención, impidiéndole de mala manera echar raíces y formar una familia; por otra parte, cuando conoce al personaje interpretado por Michiel Huisman (actor conocido de la excelente serie 'Juego de tronos') le hará recobrar la esperanza de reencontrarse con el amor verdadero, y se verá en el dilema de tomar ciertas decisiones que repercutirán de manera realmente interesante. Más tarde, un atrapante Harrison Ford (que interpreta al padre de su amado), le supondrá un punto de inflexión, dejando patente lo caprichoso que puede llegar a ser a veces el destino.

Destaca también una atmosférica ciudad de San Francisco, que recuerda bastante a la Manhattan retratada en infinidad de veces por Woody Allen, y la exquisita fotografía, siendo una parte fundamental del filme, y que potencia aún más el clasicismo y elegancia que rezuma el conjunto.

De ponerle algún pero, se podría afirmar que con los argumentos que tiene a su disposición, su director no acaba de ahondar demasiado en los temas que trata, dando la sensación que podría haber sido una película mejor; no obstante, su resultado global de por si ya es notable. Además, como dato curioso, cabe decir que hace unos años, un grupo de astrónomos chilenos identificaron una estrella en la que aparentemente reside el secreto de la eterna juventud. Esta noticia es totalmente relativa a la astronomía, haciendo referencia solamente a ese tipo de astros, aunque quizás fuese el punto de partida para desarrollar la historia.

En definitiva, "El secreto de Adaline" es una película fascinante y reflexiva, en la cual se puede afirmar con total seguridad que estar en una situación especial podría no ser la mejor de las ofertas, ya que hay más formas de morir sin hacer frente a la muerte física, siendo una fantasía que se siente real y palpable, que se refiere a nosotros, a nuestros sueños y al significado de la felicidad.
La Taverna del Mastí
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