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Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3.333
Críticas ordenadas por utilidad
7
6 de enero de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Robert Dudley, conde de Leicester, Robert Devereux, conde de Essex, y Sir Walter Raleigh, pirata, político y escritor, fueron los amantes más conocidos que tuvo la reina Elizabeth I de Inglaterra quien, al contrario de tantísimos hombres, nunca se “quemó” con sus devaneos amorosos pese a que, como era de esperarse, generó toda suerte de roces, conspiraciones y envidias, entre los incontados caballeros que pretendían sus favores, pero no porque ella fuera atractiva, sino porque detrás suyo estaba el poder. Y, bien es sabido que, los hombres más ambiciosos del mundo indefectiblemente buscan ocupar una silla en los recintos gubernamentales.

Una casi-clonada Bette Davis, por segunda vez se posesiona del carácter de la reina como si fuese ella misma, logrando con firmeza su fuerte temperamento, su ambigüedad entre ceñirse al deber o seguir los dictados de su corazón enamorado, y dispuesta a conceder grandes favores a cambio de poder exigir la satisfacción de sus apetitos personales que luego ella misma minimizaría haciéndose llamar, hipócrita y maliciosamente, “La reina virgen”.

La historia se centra esta vez en la relación de Elizabeth con Walter Raleigh, el aventurero que se las ingenia para entrar en palacio, sirviéndose de la ayuda del viejo amigo de su padre y ex-favorito de la reina, el conde de Leicester (representado a propósito por el actor Herbert Marshall, quien había sido el partenaire de la Davis en los notables filmes “La carta” y “La Loba”). Richard Todd, como Raleigh, hace lo mejor que puede para ponerse a la altura de la gran diva, pero, como en “La vida privada de Elizabeth y Essex” de Michael Curtiz, todo está dado para que las palmas se las lleve de nuevo la espectacular Miss Davis.

El guión contiene atinados diálogos y algunos apuntes bastante atractivos, como cuando a la vista de Beth -su enamorada e instructora sobre las costumbres de palacio-, a Raleigh le toca sentarse en el cojín de la sumisión. Muy buena también la improvisada boda entre Raleigh y Beth, teniendo como testigos a dos humildes sirvientes. Y, ¡cómo olvidar la ceremonia en que se bendice la partida de Raleigh en busca de tesoros! Pero, el afán de acercarse en lo posible a los hechos históricos, conservando la máxima discreción con los personajes, pesa sobre la dinámica de la película haciendo que el ritmo decaiga por momentos y que la narración, en general, resulte un poquito sosa.

Muy ajustada la ambientación que logra el director Henry Koster, y fue muy correcta su dirección de actores, pero la relación que se presenta entre Sir Walter Raleigh y la controvertida reina de Inglaterra, no ofrece suficientes matices como para que éste sea un filme relevante. Sólo nos queda la clara idea de que la prosperidad de los reinos, se consigue siempre a cambio de la ruina de los pueblos.

Título para Latinoamérica: “LA REINA TIRANA”
Luis Guillermo Cardona
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7
10 de septiembre de 2011
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay nada como un buen cuento para dejar sembrada en el alma una lección inolvidable. El cuento aleccionador y bien contado, transmite imágenes resplandecientes que se visionan al nivel más profundo de nuestro ser; al re-crearse en la mente del que lo escucha, queda guardado al igual que aquello que se ha vivido directamente; y al contener una vivencia que ejemplariza, impacta y conmueve, despierta aprobación y se preserva como un pequeño tesoro que no quisiéramos perder jamás, porque, aunque no lo sepamos o no lo creamos, cada cuento es un regalo mágico del universo.

Hans Christian Andersen (1805-1875), fue un grandioso contador de cuentos. Nacido en un ambiente pobre en Odense, Dinamarca, nunca tuvo otra ambición que la de convertirse en un Digter (escritor de alta estima). Huérfano de padre desde muy niño, vivió muy solo, pasando las horas libres con los juguetes que él mismo se fabricaba. Trabajó en una procesadora de telas, y a los 14 años se trasladó a Copenhague con la esperanza de mejores oportunidades. Pronto se le abrieron algunas puertas y con la ayuda de un tenor italiano tomó lecciones de canto, y con el impulso de su luego mentor, Jonas Collin, a los 17 años ya había publicado su primer relato, a lo que seguirían poemas, obras teatrales, libros de viajes, novelas… y sus más célebres cuentos de hadas: “La sirenita”, “El traje del emperador”, “La reina de las nieves”, “El soldadito de plomo”, “La vendedora de cerillas”, “Las zapatillas rojas”, “El patito feo”…

La película de Charles Vidor, como se aclara al comienzo, no pretende ser la biografía de Andersen, pues, apenas toma, modificados, unos cuantos rasgos de su vida. El resto, es otro cuento de hadas salido de la imaginación de Moss Hart y de Myles Connolly donde, Andersen y algunas de sus narraciones, son los elementos centrales.

“EL FABULOSO ANDERSEN” sobresale por su composición visual donde, los exquisitos escenarios, la cálida iluminación, los magníficos vestuarios y la precisa fotografía, confluyen en transportarnos a un ambiente perfecto de cuento de hadas, lo que hace ideal ver esta película en pantalla gigante. Después, las canciones “El patito feo”, “Pulgarcita”, “Yo soy Hans Christian Andersen” y demás, resultan muy atractivas y muy bien interpretadas por el comediante Danny Kaye, quien caracteriza a Andersen con enorme simpatía. Finalmente, la coreografía del ballet “La Sirenita”, encargada a Roland Petit e interpretada por la co-protagonista y bailarina Jeanmarie, es exquisita como ballet y de un preciosismo visual inobjetable. Al final, sentí que faltó algo más de historia, pero, en su connotado estilo musical, la película me deja, no obstante, muy a gusto.

Título para Latinoamérica: “HANS CHRISTIAN ANDERSEN”
Luis Guillermo Cardona
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7
21 de junio de 2011
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una corista ha sido siempre respetable cuando canta óperas o zarzuelas en salas destinadas a conciertos. Pero, cuando se es corista de espectáculos musicales, donde se canta y se baila exhibiendo en coreografías parte de la anatomía, ha sido visto como algo de dudosa moral y lo rechaza de plano aquella gente que se considera de muy buenas costumbres. Las chicas que hacen parte de estos espectáculos, que tanto éxito tienen en EEUU, en Francia y otros países, son repudiadas por muchas personas de la alta sociedad que, indiscriminadamente, las echan a todas en el mismo costal. Pero, como suele suceder, generalizar es no saber ver.

Hay muchos escritores y directores de cine que han tratado a algunas de estas chicas personalmente y, convencidos de la, con frecuencia, inmerecida discriminación que la sociedad ha sostenido con ellas, han hecho numerosas películas donde las reivindican y muestran las apreciables personalidades que pueden encontrarse en algunos casos. Títulos como “La trampa amorosa”, “Las chicas del coro”… o “ARDID FEMENINO”, ven con ojos limpios a estas muchachas y escudriñan (o trazan) historias que las reflejan como verdaderas heroínas o, cuando menos, como chicas dignas de quererlas para siempre.

Francey Brent, también canta y baila en una sala de espectáculos y allí conoce al profesor Peter Morgan Jr., el hijo del rector de una universidad y aspirante a heredero del cargo. El flechazo es instantáneo y, ¡sí señor! al día siguiente ya están casados… olvidándose Peter de que ya estaba comprometido con otra atractiva chica llamada Helen. ¿Cómo volver a casa para contárselo a papá?, ¿Cómo asumirán que un profesor universitario se haya casado con una corista de las que levantan las piernas?, ¿Qué sentirá Helen al saberse traicionada?

George Stevens logra una jocosa comedia con algunos momentos para carcajadas (la pelea entre Francey y Helen, el baile con la suegra…y sobre todo la escena con el camarero del tren). Otros para sentirse tocado por el romanticismo (el primer beso entre Francey y Peter) y en general, un ambiente amable y con contradicciones debidamente resueltas, hacen que pasemos un buen rato al lado de la pícara Ginger Rogers, el enamoradísimo James Stewart, y los simpáticos suegros Charles Coburn y Beulah Bondi. Pero, las mayores palmas se las concedo, en esta ocasión, al veteranísimo Willie Best, por esa estupenda escena donde atiende con rigor a Francey y a su suegra.

Título para Latinoamérica: “QUE NO LO SEPA PAPÁ”
Luis Guillermo Cardona
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6
7 de abril de 2011
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando un hombre emprende el camino para luchar por su pueblo, siempre hay alguien que le espera. A veces, es el padre (o la madre), la esposa, y quizás el pequeño hijo quienes, ansiosos y a ratos tristes, esperarán el feliz momento en que se produzca el regreso.

Se prepara un milagro, ¡un gran milagro!
A veces mi puerta se abre sola
Y la urraca chirría delante de nuestra casa…
Quizás mi hermano vaya a volver de Siberia.

De allá, donde permanece mudo desde hace 4 años
Volverá alzando la voz con rostro sonrojado
Agita una bandera roja y corre
En el camino de vuelta con botas de siete leguas.
¡Date prisa hermano, date prisa!

Béla Kun, el líder fundador del partido comunista húngaro, estuvo preso en Siberia, durante 4 años, detenido por agentes del zar Nikolay I (Николай I) de Rusia.

(…) Cuando se fue allá echado por el knut sangrante del poder
Estaba triste y pálido y seguía con los ojos las efusiones de su sangre
Asombrándose tal vez.

“PROLETARIOS DEL MUNDO…UNÍOS”, escribió en las paredes de la cárcel donde estuvo preso, y allí, esperó y esperó con indeclinable paciencia el momento de ser liberado… o de poder escapar. Quedaban todavía muchas cosas que hacer por el pueblo.

¿Oyes su voz? ¡Se diría el trueno!
Mira el relámpago furioso de sus ojos
Miradlo, su brazo desplaza rocas
¿Y es esa fuerza la que querían aplastar, humillar?

(…) Posee por fin todo lo que jamás tuviste
¡Oh, Gigante hecho tirones, huérfano, mendigo!
Date prisa en regresar de tu Siberia
Que se ha vuelto roja.
¡Date prisa hermano, date prisa!

<<LLEGA MI HERMANO>>, fue el último filme de, Michael Curtiz, en su etapa húngara, inspirado y complementado con un poema de Antal Farkas, al que pertenecen los versos citados. En aquellos días, Curtiz (entonces Mihály Kertész) era miembro de la Comisión de Artes y, poco tiempo después de realizar este cortometraje en homenaje al líder cuyo gobierno duraría muy poco (de Marzo a Agosto de 1919), abandonó Hungría y se marchó a Austria. Algunos piensan que Curtiz hizo este viaje porque no le sentó bien que el realismo socialista nacionalizara la industria cinematográfica. Pero, yo pienso que fue porque, el gobierno de Kun no consiguió consolidarse como él y muchos otros esperaban.

Este cortometraje, aunque sencillo, está bellamente filmado y sus imágenes complementan adecuadamente el evocador poema de Farkas. La joven que aparece como la esposa del líder, es Ilonka Kovács (Lucy Doraine) con quien Curtiz se casaría cuando ella tenía 17 años. El filme fue reencontrado en el Ministerio del Interior en 1998, y al año siguiente, fue restaurado con tinta de color. Finalmente, en el año 2008, se le incorporó la bella música de Marc Perrone.
Luis Guillermo Cardona
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6
29 de marzo de 2011
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la productora Warner Bros., se descansaba trabajando. ¡No había paro posible! Pasabas de un esfuerzo extenuante a un esfuerzo más liviano, pero, un director bajo contrato, podía ser encargado de 4, 5 o 6 películas en un año… si le quedaba tiempo para ello. En la década de 1930, el director Michael Curtiz, no bajó de cuatro películas como mínimo, y hubo un año, 1933, que alcanzó a rodar ¡8 películas!... y como aún le quedaban algunos días libres, le encargaron que rodara unas cuantas escenas para añadirle a la película, “The Mayor of Hell” que acababa de rodar el director, Archie Mayo.

En 1936, Curtiz rodó seis películas, entre ellas, títulos tan extenuantes como, “The Charge of the Light Brigade”, “Kid Galahad” o “Gold is where you find it”. Después de Galahad, el “descanso” le llegó con, <<EL PERFECTO EJEMPLAR>>, una comedia ligera con la que también se buscaba permitirle un relax a la estrella, Errol Flynn, pues, las dos comedias que hizo con Curtiz, fueron los únicos momentos en que el estrés no les colmó los ánimos y consiguieron llevarse bien durante todo los rodajes.

Escrita, entre otros, por Norman Reilly Raine, el guionista que luego se luciría con, “The Adventures of Robin Hood” y “The Private Lives of Elizabeth and Essex”, esta película dejaba en claro que lo de Flynn era la acción y que, para la comedia, pocón pocón con esa cosa que llaman histrionismo.

Se trata, aquí, de un hombre apuesto, culto y de moderadas costumbres, cuya rígida abuela ha convertido en el perfecto ejemplar de hombre que necesitan –según ella- las nuevas generaciones. Pero hay alguien que no cree en eso... nada menos que la inquieta y osada, Mona Carter; pero motivado por sus encantos, y muy especialmente por, “Don Quijote de la Mancha” de don Miguel de Cervantes, cuyas aventuras viene leyendo el contenido, Gerald Wicks, éste decide desfogar sus reprimidas energías y, en poco tiempo, hará de viajero incansable, boxeador, cocinero, fugitivo… y hasta de supuesto secuestrado, pues, la abuela así lo cree.

La acción es bastante liviana; los diálogos en cambio son ágiles, aunque sin demasiado interés; y no obstante que Curtiz se armó de un buen refuerzo de actores de reparto (May Robson, Allen Jenkins, Edward Everett Horton, Harry Davenport, Dennie Moore…), las cosas apenas se levantan del piso, encantadoramente, durante el encuentro que la pareja protagonista sostiene con Pinky, el boxeador pendenciero, y su singular, Clarabelle.

Tiene sentido romper la verja que te separa de una vida social y de aventura. Es necesario luchar con valor y atacar los molinos de viento que impiden tu felicidad. Hay que decir no al aislamiento y a llevar una vida lejos de la magnífica gente que te rodea. Estas son las proposiciones atinadas de este filme. Pero, entre lo que propone la abuela y lo que aplaude Mona, creo yo que, el punto medio entre ambas proposiciones, sería lo ideal.
Luis Guillermo Cardona
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