Ese debería ser el verdadero título de una película en la que montañas de piedras voladoras, tormentas de agua, y hasta explosiones nucleares, envuelven constantemente al protagonista a modo de fatuo fuego pirotécnico, sin producirle ni siquiera un rasguño. Es paradójico que películas de hace 25 o 30 años como "Alien", "Encuentros en la tercera fase", "Blade Runner", o la misma "Indiana Jones" tengan unos efectos especiales mucho más realistas que la mayoría de las películas hechas en la última decada, al estilo de "La momia" y sí, también "Indiana Jones y la calavera de cristal".
Respecto al argumento y a la película propiamente dicha, pues qué quereis que os diga, me ha parecido pse, pse, por decirlo de un modo suave. Lo cierto es que, de principio a fin, todo lo que sale en pantalla parece una atracción de "Port Aventura" o una suerte de colorista, superficial, y ya manido videoguego imposible de tomarse minimamente en serio. Así que, Indiana, muchacho, jubílate ya de una vez, que no estás para estos trotes, y además a tus creadores solo les importa ganar dinero fácil a tu costa.