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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
9
Drama El 11 de septiembre de 2001 cuatro aviones fueron secuestrados. Tres alcanzaron su objetivo, pero el cuarto no. Relato de la tragedia por medio de una meticulosa recreación de los acontecimientos que rodearon al vuelo 93 de United Airlines con la esperanza de tener una visión más amplia de los hechos. La película, realizada con el apoyo de las familias de los pasajeros que viajaban a bordo del avión, relata en tiempo real la dramática ... [+]
2 de abril de 2011
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién iba a decir que de las dos primeras películas estrenadas después del 11-S, la que dimensionaría mejor la tragedia de aquel día sería la que tenía lugar casi enteramente en un avión y en varias salas de controladores aéreos, que la que filmaba desde dentro el espectacular desplome de ese símbolo que eran las torres y mitificaba a los héroes de la catástrofe?

Desde luego, ni Oliver Stone, ni Nicolas Cage, ni sus bomberos de World Trade Center, consiguieron lo que consiguen aquí Paul Greengrass y un amplio grupo de anónimos actores. Una verdadera elegía por la supervivencia y una crónica en primera persona del caos y de la historia.

United 93 es tan buena que en las escenas de los aeropuertos parece que contemplamos un documental sobre como esas personas en concreto vieron los hechos de aquel día. Como los vimos todos y cada uno de nosotros. Impávidos.

United 93 es tan buena que en las escenas del avión sentimos el pánico, el desconcierto, la ansiedad, la adrenalina, el miedo, la unión... de ese grupo de gente que viajaba en ese avión.

United 93 evita todos y cada uno de los abismos del cine catastrofista. Evita la demonización del enemigo, el moralismo y el patriotismo en el que tan fácilmente cae el cine estadounidense.

Y ante todo, United 93, además de una soberbia muestra sobre cómo se hace una película con tensión, emoción, ritmo y empaque, es una esclarecedora visión de la historia reciente y un eterno cántico por esas personas que sufren por los consabidos daños colaterales. Las guerras empiezan en los despachos, pero acaban en los inocentes. Ese es todo el mensaje político de este necesario y superlativo requiem.
jaly
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