Película con ritmo de vértigo, marcada por la necesidad del protagonista de segregar adrenalina, para retrasar la muerte que le va a provocar un veneno inyectado por un mafioso.
Lo que en un principio parece una cinta de acción más, de guión predecible, acaba resultando una muy buena combinación de ritmo visual y sonoro (banda sonora también trepidante), un buen trabajo de los actores principales (Jason Statham y Amy Smart) y un guión sorprendente y original.
El ritmo se consigue sin abusar de los efectos especiales, aunque evidentemente los hay.
Ayuda bastante la música cargada de guitarreos con distorsión y los frenéticos cambios de fotogramas, no dando tregua al espectador entre una escena de acción a otra, y con la meritoria sinceridad de mostrarnos todo sin ningún tipo de seriedad, oscilando entre la comedia y el formato de acción pura y dura.
Recomendable para pasar un buen rato que se hace corto, viendo una colección de situaciones inverosímiles resueltas de maneras aun más increíbles.
¡Grande Chelios!