De partida, hay que valorar este film como se merece: hay puesta en escena trabajada, un enfoque sin tiempo para gracietas y banalidades, un guión preciso y actores entonados, amén de una muy ambiental banda sonora, que ayuda a mantener el tono con consistencia.
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Pero... ¡ay! No son todo buenas noticias. Porque, para un servidor, le falta algo. Y entiendo que este es un largo para darle vueltas, para discutir sobre él y pensar en lo que nos han contado. Sin duda, Alberto Rodríguez nos quiere contar algo que a él le importa. Y no por la vía obvia. Pero...

...ese es uno de sus puntos débiles. Porque dar por hecho que el público moderno mainstream, con la capacidad de atención de un colibrí -impaciente y fan del blockbuster- va a reflexionar tras salir del cine me parece un error.

Por otro lado, su tono duro, frontal y seco resulta poco agradable para un espectador cualquiera.

Eso sí: la cosa está terminada de manera más que lograda. El nivel del thriller hispánico está subiendo más y más.

Y sin embargo...